Barbara Cassin: La nostalgia

 Idioma original: francésTítulo original: La Nostalgie. Quand donc est-on chez soi?Traducción: Alicia Martorell Linares .Año de publicación: 2013.Valoración: casi irreseñableTras leerlo dos veces en el término de unos seis meses, he de decir que libros como éste hacen que uno, casi,  tire la toalla. Por una parte, porque su puro postulado es algo con lo que uno no puede ni estar ni no estar de acuerdo: la nostalgia como un poderoso argumento sobre el que especular y divagar. Su explicación, no exenta de la polémica más simplista (asociémosla al término nostálgico como retrógrado o anclado en el pasado) o incluso apelando al más venerable sentimiento humano - la añoranza de aquello que ya no tenemos, desde lugares hasta personas hasta puras sensaciones. Su puro desarrollo, en las tres partes que apelan a tres puntales de la cultura (eso sí, occidental) como son Ulises, Eneas y Arendt, revelador del trabajo intelectual, del análisis y profundo conocimiento de la autora. Quién puede discutir eso.La cuestión, pues, ya que el libro ha sido objeto de encendidos elogios en medios no tan profundamente intelectualizados, es si, para un tema tan objetivamente universal, necesitamos un análisis de tanto calado. Llamadme prosaico, pero en el mundo presuroso y frívolo de hoy, la cuestión puede reducirse dramáticamente. Nostalgia, como evocación puntual de otro momento, sí, claro, pero no como planteamiento vital. Muchos estarían de acuerdo, pero el desarrollo se haría interminable. Cassin, insisto, analiza la figura de la añoranza de otro lugar, de otro momento, desde esa triple perspectiva. Mística, sentimental, etimológica.  Y yo no es que reniegue de ejercicios de este tipo, y desde luego la profundidad del análisis, la capacidad de Cassin de proyectarse por encima de mitos literarios y filosóficos está por encima de cualquier duda. Y no voy a romper una lanza por “rebajar” el tono intelectual de ciertos escritos simplemente para ampliar el rango de sus potenciales lectores, pero quizás hubiera disfrutado más de esta lectura si los ejemplos usados fueran más cercanos en el tiempo, más asimilables con el devenir de la vida moderna, y sé que habrá (con razón ) quien piense que en los clásicos está todo, están todas las figuras retóricas, los sentimientos humanos y las situaciones que alimentan la cultura. Pero esa algo irritante ostentación erudita aleja el tratamiento de un tema universal de una perspectiva, siglos más tarde, forzosamente diferente.

Mar 25, 2025 - 13:38
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Barbara Cassin: La nostalgia

 

Idioma original: francés
Título original: La Nostalgie. Quand donc est-on chez soi?
Traducción: Alicia Martorell Linares .
Año de publicación: 2013.
Valoración: casi irreseñable

Tras leerlo dos veces en el término de unos seis meses, he de decir que libros como éste hacen que uno, casi,  tire la toalla. Por una parte, porque su puro postulado es algo con lo que uno no puede ni estar ni no estar de acuerdo: la nostalgia como un poderoso argumento sobre el que especular y divagar. Su explicación, no exenta de la polémica más simplista (asociémosla al término nostálgico como retrógrado o anclado en el pasado) o incluso apelando al más venerable sentimiento humano - la añoranza de aquello que ya no tenemos, desde lugares hasta personas hasta puras sensaciones. Su puro desarrollo, en las tres partes que apelan a tres puntales de la cultura (eso sí, occidental) como son Ulises, Eneas y Arendt, revelador del trabajo intelectual, del análisis y profundo conocimiento de la autora. Quién puede discutir eso.

La cuestión, pues, ya que el libro ha sido objeto de encendidos elogios en medios no tan profundamente intelectualizados, es si, para un tema tan objetivamente universal, necesitamos un análisis de tanto calado. Llamadme prosaico, pero en el mundo presuroso y frívolo de hoy, la cuestión puede reducirse dramáticamente. Nostalgia, como evocación puntual de otro momento, sí, claro, pero no como planteamiento vital. Muchos estarían de acuerdo, pero el desarrollo se haría interminable. Cassin, insisto, analiza la figura de la añoranza de otro lugar, de otro momento, desde esa triple perspectiva. Mística, sentimental, etimológica. 

 Y yo no es que reniegue de ejercicios de este tipo, y desde luego la profundidad del análisis, la capacidad de Cassin de proyectarse por encima de mitos literarios y filosóficos está por encima de cualquier duda. Y no voy a romper una lanza por “rebajar” el tono intelectual de ciertos escritos simplemente para ampliar el rango de sus potenciales lectores, pero quizás hubiera disfrutado más de esta lectura si los ejemplos usados fueran más cercanos en el tiempo, más asimilables con el devenir de la vida moderna, y sé que habrá (con razón ) quien piense que en los clásicos está todo, están todas las figuras retóricas, los sentimientos humanos y las situaciones que alimentan la cultura. Pero esa algo irritante ostentación erudita aleja el tratamiento de un tema universal de una perspectiva, siglos más tarde, forzosamente diferente.