Bola Ocho, de Daniel Clowes (parte 18 y última)
Terminamos nuestro repaso de Bola Ocho con la decimoctava entrega de la imprescindible serie de Daniel Clowes que Fulgencio Pimentel ha editado con primor.



Edición original: The Complete Eightball 1-18 (Fantagraphics, 2022)
Edición nacional/España: Bola Ocho Integral (Fulgencio Pimentel, 2024)
Guion, Dibujo y Color: Daniel Clowes
Traductor:: Alberto Gª Marcos
Diseño de interior: Daniel Clowes
Diseño de cubiertas: Daniel Clowes, Daniel Tudelilla y César Sanchez
Rotulación: Daniel Tudelilla, Alberto Gª Marcos y Joana Carro
Revisión: Leticia Oyola Estrella y Joana Carro
Formato: Cartoné. 536 páginas. 59€
Bola Ocho 18 de Daniel Clowes
«Para lectores avezados.»
Antes que nada, me gustaría pedir disculpas a todos los que me habéis acompañado cada semana en el repaso de Bola Ocho por el retraso de esta entrega que tenía que haber salido hace siete días. Uno problemillas de índole personal imposibilitaron que pudiera llegar a tiempo. Pero vamos al turrón y a esta décimo octava entrega que supuso el final del concepto primigenio de la serie, que en los siguientes números dejo de ser una antología para pasar a contener historias que ocupaban todas las páginas además de desaparecer el blanco y negro para pasar ser completamente a color. Así que con este número concluye la recopilación de una de las series más influyentes del cómic actual. Este número apareció en marzo del 1997, siete meses después del anterior. Un mes en el que 39 miembros de la secta Heaven’s Gate llevan a cabo un suicidio colectivo en Rancho Santa Fe, al norte de San Diego (California) y el rapero Notorious B.I.G. murió asesinado en un tiroteo. En 1997 Clowes obtuvo el premio Harvey al mejor guion y a la mejor rotulación por Eightball, además se publicó la primera recopilación de Ghost World que multiplico su popularidad. También estaba trabajando el guion de la adaptación cinematográfica de la serie junto al su director Terry Zwigoff.
Tras una bellísima portada doble en la que Clowes deja ver tanto su calidad como dibujante y colorista como algunas de sus obsesiones como la ciencia-ficción retro y el psicoanálisis nos encontramos con la habitual sección de correo. En esta ocasión las cartas tienen el habitual nivel de odio, pero también nos encontramos anuncio que avisa que en este número venia incluido a modo de separata el panfleto de diez páginas Dibujante moderno que es uno de los extras que acompañaban a la increíble edición de Fulgencio Pimentel.
El primer cómic que nos encontramos es el capítulo final de Ghost World que Clowes hizo mientras escribía el guion de la adaptación cinematográfica. Tal y como podemos leer en los extras trabajar en dos historias similares, pero con diferencias muy marcadas, no fue un problema, sino todo lo contrario y le ayuda a crear esta historia que pone punto final a la serie. Como ha sucedió a lo largo de los diferentes capítulos la historia va mejorando de forma inmersamente proporcional a la distancia que van tomando las protagonistas según van encontrando su propio camino. Posiblemente estemos ante las mejores páginas de la serie en la que se profundiza en como ambas tienen que madura y dejar atrás la adolescencia. Un camino que no tiene vuelta atrás y que nos deja con un poso de amargura ante la inevitable resolución que es uno de los momentos culminantes de la carrera del auto de Chicago y que nos hace comprender las causas que han convertido a esta historia en uno de los mejores ejemplos de coming to age que se han creado en cualquier medio.
La historia que complementa esta entrega es Nailon negro, un cómic de superhéroes muy realista al modo Clowes en lo que supone que es su primera aproximación seria al género y que se puede considerar un adelanto de lo que veríamos en El rayo mortal que apareció en la última entrega de la cabecera. Como no podía ser de otra manera la visión del autor de Monica resulta corrosiva y con un humor muy negro que pone en el punto de mira todas esas situaciones cotidianas que suceden en los cómics del género y decidimos ignorar para poder disfrutarlo y no pensar en lo ridículas que resultan. El protagonista es un superhéroe tan mediocre como pagado de sí mismo y mezquino. A lo largo de la historia vemos como Clowes va retorciendo muchos de los tópicos del género para ofrecernos una historia brillante en la que como ya hacia Alan Moore y Dave Gibbons en Watchmen juega con la idea de que para ponerte un disfraz absurdo y salir a combatir el crimen hay que tener alguna enfermedad mental y un insano gusto por la violencia. En esta historia el dibujo luce realmente bien con el bitono de grises y narrativamente se ve un marcado interés por dejar de lado las composiciones de página de una estructura fija y jugar mucho más con las posibilidades de cada página, algo que veremos en las siguientes entregas.
Antes de cerrar esta serie de textos sobre Bola Ocho me gustaría comentar algunas de las cosas que podemos leer en Dibujante moderno, que pese a haber sido publicado hace más de veinticinco años por desgracia siguen estando vigentes en la realidad del cómic estadounidense. Clowes da unas enorme nuestras de profundo amor por el medio que le lleva también hacerle una crítica feroz. Afirma con bastante razón que la gran mayoría de lo que se publica es de escasa calidad (forraje masturbatorio según sus palabras). Una situación que no ha cambiado en exceso, pero como se publica mucho más aquí nos llegan más cantidad de obras notables. Resulta muy curioso ver como ya mencionaba que muchos autores estaban creando cómics más pensando en vender los derechos para una adaptación a otro medio que en hacer el mejor cómic posible. Algo que cada vez es más habitual y que provoca que leamos obras que dejan la sensación de quedarse solo en una versión muy sencilla de su planteamiento inicial para no convertirse en algo muy complejo que aleje ofertas de compra. También es interesante ver como en cierta manera predice la apertura a nuevos públicos que se dio unos pocos años después con la apertura de formato, estilos y temática que aporto el boom de la novela gráfica. Un texto muy bien escrito y argumentado pese a que se puede ver la personalidad huraña y arisca de Clowes y que, además, tiene unas ilustraciones más que notables.
Entregas anteriores:
Primera parte.
Segunda parte.
Tercera parte.
Cuarta parte.
Quinta parte.
Sexta parte.
Séptima parte.
Octava parte.
Novena parte.
Décima parte.
Undécima parte.
Duodécima parte.
Decimotercera parte.
Decimocuarta parte.
Decimoquinta parte.
Decimosexta parte.
Decimoséptima parte.
Con este texto pongo final al repaso por Bola Ocho, una experiencia que he disfrutado enormemente. Ojalá todos los cómics se crearan con la libertad y el tiempo que tuvo Clowes para cada una de sus historias en lugar de ser más un producto realizado en cadena. Poder ver como iba progresando a cada número ha sido un verdadero placer. Una experiencia que pienso repetir con otros autores, aunque posiblemente lo haga en privado.
Solo me queda dar las gracias a todos los lectores que han querido acompañarme ya sea en unas pocas entregas o en todas.