UNA CANCIÓN DE MAR – Juan Luis Gomar Hoyos
La nueva línea editorial de novela histórica de Desperta Ferro Ediciones incluye una nueva obra de reciente publicación, esta vez del subgénero de novela histórica naval; y una novela de un autor español. Podría parecer una apuesta arriesgada porque, dentro del amplio universo de la ficción histórica, las novelas de barcos suelen generar sentimientos extremos: […]

La nueva línea editorial de novela histórica de Desperta Ferro Ediciones incluye una nueva obra de reciente publicación, esta vez del subgénero de novela histórica naval; y una novela de un autor español. Podría parecer una apuesta arriesgada porque, dentro del amplio universo de la ficción histórica, las novelas de barcos suelen generar sentimientos extremos: o las adoras, o las aborreces. Pero la historia de España no se puede entender sin la historia de su Armada, que es un filón como inspiración literaria, aunque sea «esa gran desconocida» para el público en general.
Resulta habitual que el género se conozca casi exclusivamente a través de autores británicos o de lengua inglesa. Es probable que a muchos lectores les suene el nombre de algunos de los personajes creados por los escritores a los que me refiero: Jack Aubrey de Patrick O’Brian, Horatio Hornblower de C.S. Forester, Bolitho de Alexander Kent, Alan Lewrie de Dewey Lambin, o Nathaniel Drinkwater de Richard Woodman. Todas estas novelas tienen un trasfondo histórico común, las guerras napoleónicas, con diferentes grados de veracidad o imaginación, personajes de carácter dispar, y textos que en ocasiones tratan se suplir carencias literarias con una verborrea náutica excesiva empleada como recurso de verosimilitud, lo que suele ser el principal motivo de rechazo de este género.
Si a esos lectores que pueden mencionar algunos de esos nombres se les preguntase por alguna novela española similar, probablemente serían muchos menos los que pudiesen aportar algún ejemplo. Pero como las meigas, «habelas, haylas». Benito Pérez Galdós escribió un novelón, Trafalgar en 1873, en el marco de sus Episodios Nacionales, mucho antes del boom británico. En Hislibris se han reseñado varios libros de un prolífico autor, Luis Delgado Bañón, que se propuso novelar la historia de nuestra Armada demostrando que muchas veces la realidad supera la ficción. De reciente publicación son, por citar solo algunos títulos: En la tercera el francés, de Federico Supervielle, La canción de Hands de Teo Palacios, Nadie lo sabe de Tony Gratacós o El beso de los océanos de Óscar Mijallo. Y solo hay que entrar en las páginas web de cualquier librería náutica para encontrar, junto a literatura especializada, novelas de sal en sangre.
Algo tiene este microcosmos de hombres encerrados entre tablas y lonas a merced de los elementos para que no pocos novelistas se asomen de forma ocasional a este mundo, y nos sumerjan en batallas, tormentas, abordajes, travesías o motines. De Galdós a Arturo Pérez-Reverte, de Gisbert Haefs a John Boyne.
Pero estamos aquí para hablar del libro de Juan Luis. Aunque le conocemos por estos lugares como un escritor enamorado del mundo heleno, nos sorprende en esta ocasión para embarcar a sus personajes en 1779 a bordo del navío de línea Santísima Trinidad, el más famoso buque insignia de la época, y enrolarnos con la misión de mantener el Gran Asedio de Gibraltar. La novela es contada en primera persona por don Jorge Damián de Aizkorri, que ha sido asignado al buque como cirujano jefe, escapando de asuntos personales poco edificantes. Allí conocerá al otro personaje principal de la novela, un marinero de nombre Juan de Olvera, el Viruta. Los hechos históricos novelados y la extraña relación personal que surge entre dos personas de tan diferente condición social y carácter son los hilos conductores de esta historia, sin olvidar al gran secundario, don Luis de Córdova, teniente general de la Real Armada española y al frente del Santísima Trinidad.
Adelanto ya que el lenguaje naval es preciso, pero nada abrumador, y el lector no se perderá entre descripciones extensas de maniobras marineras que supongan un obstáculo para la lectura, por lo que no debería ser ésta una excusa para no darle una oportunidad a una narración muy notable. Con un cuidado lenguaje literario que contribuye a la fuerza del relato.
Los capítulos tienen un título o encabezamiento redactado al estilo del Quijote, detalle que me ha parecido muy sugerente. Cuando parece que el ritmo narrativo empieza a decaer, pues al fin y al cabo la vida en un navío, tan reglamentada, podría parecer en ocasiones monótona, el autor nos sorprende con un giro en los acontecimientos que atrapa de nuevo nuestro interés. Porque en esta historia también hay tesoros, luchas en el alcázar y represas audaces. La novela avanza de menos a más, y uno de los grandes aciertos a mi juicio es el epílogo, que me ha dejado muy buen sabor de boca más por lo que deja entrever, por las historias que esconde, que por lo que cuenta.
Si algún matiz mejorable he de señalar, confieso que al principio de la narración la descripción recurrente de los sentimientos amorosos del protagonista me dejó más bien fría, me resultaba un personaje algo artificioso. Pero Aizkorri madura con el avance de las páginas, se hace de carne y hueso, y ese inicio frío no empaña la valoración final.
Como colofón, el libro finaliza con un texto de Guillermo Nicieza Forcelledo, escritor y divulgador sobre historia naval española (autor del ensayo reseñado aquí Leones del mar. La Real Armada española en el siglo XVIII, que pone la guinda histórica a una meritoria y recomendable novela.
Por cierto, por si esto los anima: en esta novela, que relata sucesos verídicos que no citaré para que puedan disfrutarlos plenamente, somos nosotros los que alcanzamos la gloria.
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Juan Luis Gomar Hoyos, Una canción de mar. Madrid, Desperta Ferro Ediciones, 2025, 408 páginas.