Las cosas han empeorado desde la última vez que hablamos

O más bien: las cosas han mejorado desde que me puse a leer terror contemporáneo

Hace ya un tiempo una amiga me regaló un libro de Eric Larocca comprado en Nueva York. Era una edición en tapa blanda completamente negra, una novela que no leí en su momento porque cada libro pide su momento. Sigue sin leerse (perdón). Pero el caso es que mi amiga me lo regaló porque ella había leído otro libro del autor que le había entusiasmado: Las cosas han empeorado desde la última vez que hablamos (y otras desgracias). Una publicación en castellano que vuelve a ser obra de Dilatando Mentes (y ya que mis últimas reseñas son, precisamente, de libros suyos debo aclarar que no es una promoción y que la editorial no me tiene asalariado para ponerla por las nubes. Este se libro se ha comprado con mi dinero contante y sonante). Esta editorial está haciendo tanto, tanto, por traernos autores de calidad que vuelan bajo el radar del terror en España (si es que ese radar funciona), y tanto por descubrirme autores extranjeros de los que no tenía ni idea, que bien merecen más de una alabanza.

¿Qué has hecho hoy para merecer tus ojos?

Un torbellino de oscuridad se agita en los entresijos de un macabro cortejo entre dos jóvenes solitarias en un chat de internet; una tenebrosidad que amenaza con transformarlas para siempre una vez que finalmente decidan sucumbir a sus deseos más terribles.

Una pareja se aísla en una isla remota, en un intento de recuperarse tras la muerte de su hijo adolescente, cuando un misterioso joven llama a su puerta durante una tormenta…

Un hombre decide visitar a su vecino cuando descubre un extraño objeto en su patio trasero, solo para verse arrastrado a un juego que se torna cada vez más peligroso.

Tres oscuras y perturbadoras historias de terror de una nueva y sorprendente voz, incluyendo la historia de obsesión nominada al Premio Bram Stoker, Las cosas han empeorado desde la última vez que hablamos, que hará las delicias de los fans de los fans de Kathe Koja o Clive Barker.

En el caso de Las cosas han empeorado desde la última vez que hablamos (y otras desgracias), como ya pasara con otros títulos de la editorial que he reseñado, nos encontramos con una nominación al Bram Stoker. El libro se compone de tres cuentos, uno de ellos casi una novela corta (la que da título al conjunto). Pondré el foco en esta porque me parece el verdadero foco del libro, y porque las otras dos desmerecen mucho por el agravio comparativo con su “hermana mayor”.

Las cosas han empeorado desde la última vez que hablamos es un cuento compuesto por emails, chats y publicaciones en un ficticio foro queer que narra el encuentro entre dos mujeres y el terrible amor que se fragua entre ellas. Todo comienza con la peregrina excusa de vender un pelador de manzanas, y de ahí a la locura. Tal y como se gesta la narración y cómo avanza para que conozcamos las obsesiones de ambos personajes es casi imposible hablar de su trama sin destrozar por completo la experiencia de descubrimiento al lector, pero será suficiente con decir que estamos hablando de uno de los mejores cuentos de body horror que he tenido el placer de leer. Mi amiga estaba completamente en lo cierto con su recomendación. Eric Larocca compone una relación tormentosa basada en el abuso y el horror corporal a través de la (aparente) sencillez de un intercambio de correos y unas cuantas sesiones de chats. Nos lleva de vuelta, también, a los inicios de internet y lo desconocido que todo ello suponía para los que lo vivimos. Y aunque no hace alardes literarios aparentes se las ingenia muy bien para dotar a cada personaje de una voz, para que el cuento tenga un ritmo narrativo que funciona. La tensión sabe servirse también con silencios y vacíos que deberá llenar el lector. Una transformación del género epistolar que tanto adoro leer y que lo pone al servicio del terror. Al final del cuento hubo un momento en que lo perturbado de lo que estaba sucediendo me dio hasta ganas de vomitar, y eso que Larocca es muy elegante y no profundiza en descripciones chabacanas. Es decir, no estamos ante una historia gore como tal. Pero hace tan bien que el lector rellene con su imaginación esos huecos que nos deja que el horror se cuela en la cabeza y te sacude. Es magnífico, uno de los mejores cuentos de terror que he leído nunca.

Una lástima que, siendo muy notables, los otros dos cuentos no aporten tanto al conjunto. La edición conjunta viene ilustrada, en tapa dura, muy cuidada, pero claro, tras una lectura tan sorprendente es difícil que el listón se mantenga tan alto y el libro termina sin más, con un cuento que me parece muy bueno, pero que no iguala al primero.

La religión, el horror corporal y la búsqueda de redención son los temas que se abordan en Las cosas han empeorado desde la última vez que hablamos (y otras desgracias), pero la verdadera virtud del libro es ofrecer un terror elegante y sin medias tintas. Una honesta carta de amor a los años en que Blair’s Witch Project y similares explotaron una nueva forma de enfrentarse al horror en los finales del siglo XX. Un libro magní

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