No habían pasado ni veinticuatro horas desde que llegó a la enfermería de Las Ventas, y ya estaba Damián Castaño deseando salir del hospital. Incluso se había levantado por la tarde. «Hasta el jueves seguramente no me dan el alta, pero yo me quiero ir ya». Nos recibe en la habitación de la Clínica la Fraternidad del Paseo de La Habana, y cuenta que no ha dormido en toda la noche, pero nadie lo diría porque está fresco y con ganas de volver a la cara del toro . Manolo Sánchez -su apoderado- y su mujer le visitaban en el hospital, en el que le acompañaban su hermano Sergio y su banderillero Rubén Sánchez, que ayer rayó a gran altura....
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