On Kawara o el arte de registrar el tiempo

On Kawara es uno de los nombres más representativos del arte conceptual del siglo XX. Nacido en Japón en 1933, su obra se centró en la representación del tiempo y la existencia humana a través de métodos sistemáticos y repetitivos. Su trabajo, más que una simple exploración artística, fue una meditación constante sobre la fugacidad de la vida y la manera en que el tiempo nos define.

Uno de sus proyectos más emblemáticos es la serie «Today», iniciado en 1966. Estas «Date Paintings» consisten en lienzos monocromáticos en los que Kawara pintaba la fecha exacta del día en que fueron creados. Para cada obra, utilizaba el formato de fecha correspondiente al país donde se encontraba en ese momento. Su proceso era riguroso: si no terminaba una pintura en el mismo día, la destruía. Esta estricta disciplina convertía cada pieza en un testimonio tangible del paso del tiempo, una suerte de diario visual que encapsulaba momentos específicos de su vida y del mundo.

Para cada «Date Painting», aplicaba varias capas de pintura para lograr un fondo homogéneo antes de trazar cuidadosamente los números y letras que componían la fecha. Usaba una plantilla precisa y dedicaba un tiempo considerable a la caligrafía de cada obra, asegurando una uniformidad que refuerza la sensación de serie y repetición en su trabajo. Llegó a crear más de 3000 pinturas en este proyecto y algunas de ellas se han llegado a vender por más de un millón de dólares. Y es que el impacto de On Kawara en el arte contemporáneo es innegable. Su enfoque rigurosamente conceptual ha sido objeto de múltiples exposiciones en museos de prestigio, incluyendo el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York, que en 2015 le dedicó la retrospectiva «On Kawara—Silence». Su obra sigue siendo objeto de estudio y admiración, ya que plantea preguntas fundamentales sobre la naturaleza del tiempo, la identidad y la existencia misma.

Más allá de las «Date Paintings», Kawara desarrolló otras series igualmente meticulosas. «I Got Up» consistía en el envío de postales diarias a amigos y conocidos, en las que indicaba la hora exacta a la que se había despertado. Con «I Met» registraba todas las personas con las que interactuaba durante el día, y con «I Went» documentaba sus desplazamientos en mapas. Estas obras, aparentemente simples, reflejan su obsesión por registrar la propia existencia, transformando la cotidianidad en una exploración artística del tiempo y la memoria.

On Kawara falleció en 2014, pero su legado sigue vivo a través de sus obras, que continúan desafiando nuestra percepción del tiempo y de nuestra propia presencia en él. Al registrar su vida diaria, Kawara nos deja un recordatorio de la impermanencia y, al mismo tiempo, de la posibilidad de trascender a través del arte.

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