Padres de libro: "Irene y el aire" de Alberto Olmos

Idioma original: españolAño de publicación: 2020Valoración: no está bien Empiezo por un disclaimer: Alberto Olmos (o quizás debería decir: la "persona" pública de Alberto Olmos, construida a través de artículos, redes sociales, entrevistas, etc.) me cae mal. Siempre ha sido un escritor/articulista que ha jugado a ir de malote, de irreverente, de intelectual librepensador que dice lo que le da la gana - siendo que lo que le da la gana decir muchas veces incluye machistadas y boutades propias de lo que ha venido a conocerse irónicamente como "extremo centro". Tengo la sensación de que en los últimos años la cosa ha ido a más, con artículos que parecen escritos únicamente para provocar indignación y conseguir que se vuelvan virales, así que oír hablar de "Alberto Olmos" implica, para mí, torcer la boca inmediatamente y prepararme para leer algo que me indigna.Sin embargo, como el tema de este libro me interesaba, decidí darle una oportunidad, y empecé a leerlo con ganas de que me gustase, para poder hacer honor a ese meme que dice "Heartbreaking: The worst person you know just made a great point". De hecho, uno de los escritores españoles con una "persona" pública más arisca ("Yo he venido aquí a hablar de mi libro"), Francisco Umbral, escribió uno de los más delicados y dolorosos libros sobre la paternidad, Mortal y rosa... Quizás podía volver a pasar... Infelizmente (para mí y para Olmos), no ha sido así... Pero vayamos por partes, como diría Jack el Destripador. El libro se divide en dos partes diferentes muy diferentes, que se sitúan, ambas, cronológicamente antes del momento del nacimiento de su hija. La primera parte son un conjunto de anotaciones autobiográficas o ensayísticas sobre el embarazo de la mujer del narrador, Eugenia. Esta primera parte me ha resultado bastante desagradable, porque en ella podemos ver al Alberto Olmos articulista, que intenta ser gracioso o provocador y acaba dando todo el cringe, como dice la chavalada. Por dar un ejemplo, en el primer capítulo describe cómo él y su mujer embarazada van a una fiesta, y nos explica que ante una mujer embarazada todos los hombres piensan que "alguien se le ha corrido dentro" o "Esa ha follado sin condón". Pues no, querido Alberto, eso lo debes pensar tú, no generalices. Por lo menos, el autor parece ser consciente de que está generalizando a partir de su propia forma de pensar, porque afirma: "Quizá era mi propia impresión del pasado frente a las embarazadas, proyectada en los demás varones ahora que yo había cruzado la línea". Efestiviwonder, Alberto.  El resto de capítulos de esta primera parte mantienen el tono de quien pretende ser el más listo de la clase, el más graciosillo, y acaba sonando pedante y antipático. El libro está lleno de frases que subrayaría, pero para indicar que son sentencias supuestamente profundas pero vacías, como por ejemplo  "No tener un hijo es el único fracaso definitivo" o "La paternidad siempre implica que alguien tiene que morir" (?). La escena en la que describe la primera visita al IKEA me resultó igualmente ridícula, como si estuviera descubriendo el secreto mejor guardado del capitalismo por hacer algo que la mayoría de nosotros hemos hecho sin tanto drama desde hace quince o veinte años (desde que IKEA llegó a España, vamos, que no sé exactamente cuándo fue y me da pereza ir a buscarlo a Google o preguntarle a ChatGPT para que se invente una fecha aleatoria). La segunda parte del libro mejora (lo que no era difícil); de hecho, si todo el libro hubiera sido como esta segunda parte, la valoración habría sido más alta. En ella, el Alberto Olmos canallita parece cederle el mando a un Alberto Olmos escritor, que ya no se preocupa por dictar sentencia sobre lo que TODOS LOS HOMBRES (TM) sentimos al encontrarnos con una mujer embarazada, sino que narra, con un suspense digno de una novela, película o serie de acción, las horas inmediatamente anteriores al parto, a partir de las anotaciones que escribieron, tres o cuatro semanas después de los hechos, tanto él como su mujer (o al menos eso dice el narrador, pero puede ser un simple recurso retórico, el tópico del manuscrito encontrado).  Después de un breve capítulo introductorio, esta segunda parte comienza cuando, en medio de la noche, Eugenia, que ese día sale de cuentas, nota que está sangrando y despierta a su marido. A partir de ahí, se narra con detalle y precisión el angustioso proceso de intentar llegar al hospital correcto, a las urgencias correctas, encontrar alguien que los acoja y les explique las cosas, que los tranquilice, que los acompañe durante el resto del proceso. En definitiva, que les ayude a tener un hijo vivo y saludable. Escrita con capítulos cortos (lo que contribuye para la sensación de urgencia), esta segunda parte consigue transmitir muy eficientemente la ansiedad, el miedo y la incertidumbre del matrimonio protagonista en los momentos inmediatamente anteriores al nacimiento de su hija.  Aunque pueda haber algo tramposo también en est

Mar 23, 2025 - 12:28
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Padres de libro: "Irene y el aire" de Alberto Olmos
Idioma original:
español
Año de publicación: 2020
Valoración: no está bien
 
Empiezo por un disclaimer: Alberto Olmos (o quizás debería decir: la "persona" pública de Alberto Olmos, construida a través de artículos, redes sociales, entrevistas, etc.) me cae mal. Siempre ha sido un escritor/articulista que ha jugado a ir de malote, de irreverente, de intelectual librepensador que dice lo que le da la gana - siendo que lo que le da la gana decir muchas veces incluye machistadas y boutades propias de lo que ha venido a conocerse irónicamente como "extremo centro". Tengo la sensación de que en los últimos años la cosa ha ido a más, con artículos que parecen escritos únicamente para provocar indignación y conseguir que se vuelvan virales, así que oír hablar de "Alberto Olmos" implica, para mí, torcer la boca inmediatamente y prepararme para leer algo que me indigna.

Sin embargo, como el tema de este libro me interesaba, decidí darle una oportunidad, y empecé a leerlo con ganas de que me gustase, para poder hacer honor a ese meme que dice "Heartbreaking: The worst person you know just made a great point". De hecho, uno de los escritores españoles con una "persona" pública más arisca ("Yo he venido aquí a hablar de mi libro"), Francisco Umbral, escribió uno de los más delicados y dolorosos libros sobre la paternidad, Mortal y rosa... Quizás podía volver a pasar... Infelizmente (para mí y para Olmos), no ha sido así...
 
Pero vayamos por partes, como diría Jack el Destripador.
 
El libro se divide en dos partes diferentes muy diferentes, que se sitúan, ambas, cronológicamente antes del momento del nacimiento de su hija. La primera parte son un conjunto de anotaciones autobiográficas o ensayísticas sobre el embarazo de la mujer del narrador, Eugenia. Esta primera parte me ha resultado bastante desagradable, porque en ella podemos ver al Alberto Olmos articulista, que intenta ser gracioso o provocador y acaba dando todo el cringe, como dice la chavalada. Por dar un ejemplo, en el primer capítulo describe cómo él y su mujer embarazada van a una fiesta, y nos explica que ante una mujer embarazada todos los hombres piensan que "alguien se le ha corrido dentro" o "Esa ha follado sin condón". Pues no, querido Alberto, eso lo debes pensar tú, no generalices. Por lo menos, el autor parece ser consciente de que está generalizando a partir de su propia forma de pensar, porque afirma: "Quizá era mi propia impresión del pasado frente a las embarazadas, proyectada en los demás varones ahora que yo había cruzado la línea". Efestiviwonder, Alberto.
 
El resto de capítulos de esta primera parte mantienen el tono de quien pretende ser el más listo de la clase, el más graciosillo, y acaba sonando pedante y antipático. El libro está lleno de frases que subrayaría, pero para indicar que son sentencias supuestamente profundas pero vacías, como por ejemplo  "No tener un hijo es el único fracaso definitivo" o "La paternidad siempre implica que alguien tiene que morir" (?). La escena en la que describe la primera visita al IKEA me resultó igualmente ridícula, como si estuviera descubriendo el secreto mejor guardado del capitalismo por hacer algo que la mayoría de nosotros hemos hecho sin tanto drama desde hace quince o veinte años (desde que IKEA llegó a España, vamos, que no sé exactamente cuándo fue y me da pereza ir a buscarlo a Google o preguntarle a ChatGPT para que se invente una fecha aleatoria).
 
La segunda parte del libro mejora (lo que no era difícil); de hecho, si todo el libro hubiera sido como esta segunda parte, la valoración habría sido más alta. En ella, el Alberto Olmos canallita parece cederle el mando a un Alberto Olmos escritor, que ya no se preocupa por dictar sentencia sobre lo que TODOS LOS HOMBRES (TM) sentimos al encontrarnos con una mujer embarazada, sino que narra, con un suspense digno de una novela, película o serie de acción, las horas inmediatamente anteriores al parto, a partir de las anotaciones que escribieron, tres o cuatro semanas después de los hechos, tanto él como su mujer (o al menos eso dice el narrador, pero puede ser un simple recurso retórico, el tópico del manuscrito encontrado). 
 
Después de un breve capítulo introductorio, esta segunda parte comienza cuando, en medio de la noche, Eugenia, que ese día sale de cuentas, nota que está sangrando y despierta a su marido. A partir de ahí, se narra con detalle y precisión el angustioso proceso de intentar llegar al hospital correcto, a las urgencias correctas, encontrar alguien que los acoja y les explique las cosas, que los tranquilice, que los acompañe durante el resto del proceso. En definitiva, que les ayude a tener un hijo vivo y saludable. Escrita con capítulos cortos (lo que contribuye para la sensación de urgencia), esta segunda parte consigue transmitir muy eficientemente la ansiedad, el miedo y la incertidumbre del matrimonio protagonista en los momentos inmediatamente anteriores al nacimiento de su hija. 
 
Aunque pueda haber algo tramposo también en esta segunda parte, porque el narrador constantemente juega a insinuar que su hija va a morir en el parto, transmitiendo (y quizás exagerando) las angustias de un padre primerizo, lo cierto es que esta parte del libro funciona muy bien, es mucho más humana y cercana, e incluso aquellos detalles más o menos escabrosos, como el hecho de que la madre se cague encima durante el parto, forman parte de una descripción realista y sin mitificaciones de un proceso natural, maravilloso y terrible al mismo tiempo.
 
Resumiendo: hay dos almas en este libro, como parece haber dos almas en Alberto Olmos: la del articulista canallita de extremo-centro, que parece escribir la primera parte; y la del escritor de ficción, que parece apropiarse de la segunda (aunque trabaje a partir de materiales de no ficción). Ojalá el segundo hubiera escrito la totalidad del libro, porque entonces podría haber empezado esta reseña diciendo: "Alberto Olmos no me cae bien, pero ha escrito un gran libro". Infelizmente, la sensación desagradable provocada por toda la primera mitad hace que la sensación general del libro sea de incomodidad, de rechazo. Una pena.