Poligamia, una práctica con historia
Esta práctica consiste en estar casado de manera simultánea con varias personas. Poliandria, si es ella la que dispone de distintos maridos; poliginia, si él es quien cuenta con diferentes esposas. Aunque muchos países la prohíben por ley, en otros está aún vigente, especialmente en la modalidad de "poliginia". La entrada Poligamia, una práctica con historia se publicó primero en Ethic.

Poligamia. Matrimonio polifónico. Práctica antiquísima que consiste en estar casado de manera simultánea con varias personas. Poliandria, si es ella la que dispone de distintos maridos; poliginia, si él es quien cuenta con diferentes esposas. Mucho más frecuente esta segunda modalidad que la primera, es un uso que se ha mantenido vigente desde hace siglos. Conviene no confundir con poliamor porque, aunque ambos comparten la esencia en la praxis, establecer relaciones íntimas (afectivas y sexuales) múltiples, la poligamia exige un compromiso legal del que carece el poliamor y, a diferencia de este, suele fundamentarse en la tradición o la religión.
Según los datos del Atlas etnográfico elaborado por el antropólogo norteamericano George P. Murdock, que recoge datos de 1167 sociedades humanas, la poligamia está presente en el 72% de ellas (la publicación, eso sí, data de finales de los sesenta).
El ejemplo más conocido de poliandria es literario. Lo encontramos en la epopeya épica Mahabhárata (III a. C.), atribuido a Viasa, escrito en sánscrito y con una extensión que cuadriplica la de la Biblia. Allí leemos que los cinco hermanos Pándava, hijos conocidos del rey Pandú, protagonistas de la historia, se casan con Draupadi. Algunas tribus en India aún conservan la tradición de que varios hermanos compartan una misma esposa.
En el judaísmo y en el catolicismo, esta práctica es rechazada, y en los países católicos está prohibida por ley
Pero lo más frecuente es que sea un hombre quien despose a unas cuantas mujeres. En el judaísmo, pese a que se refleja como práctica en sus textos sagrados –Abraham, de hecho, tenía dos esposas, Sara y Cetura– y se mantiene en comunidades como la sefardí o la yemenita, la doctrina oficial la rechaza. El catolicismo, más categórico, la condena en su catecismo.
Los países católicos o de influencia católica la prohíben por ley. En España, el Código Penal contempla penas de entre seis meses y un año de cárcel. Chesterton la calificó de «falta de satisfacción en el sexo», ya que «es como si un hombre quisiera comer una pera, y come cinco solo por distraerse».
Lutero recomendó a Felipe I de Hesse, uno de los príncipes más importantes del Renacimiento, que fuera discreto para con su segundo matrimonio, para evitar escándalos innecesarios. Los anabaptistas, herejía del protestantismo, sí la reconocían, aunque después de su derrota en Münster, apenas se practica. Calvino la reprobó con tanta vehemencia como los católicos.
Al igual que Lutero, Joseph Smith, fundador del mormonismo, la aceptaba, asegurando que de entre las revelaciones divinas que recibió se encontraba la poligamia. No obstante, tras la muerte del patriarca, sus devotos le enmendaron la plana, acogiéndose a la proscripción que le impuso el Partido Republicano, que la comparó con la esclavitud, ambas «reliquias gemelas del barbarismo». Esto provocó la escisión de algunas comunidades protestantes (fundamentalistas mormones, se hacen llamar), que la mantuvieron.
La cultura musulmana permite al hombre desposar hasta cuatro mujeres
En el islam la poligamia es frecuente, sobre todo en Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, Pakistán e Irán. La cultura musulmana permite al hombre desposar hasta cuatro mujeres, siempre que cada una de ellas disponga de propiedades privativas, bienes y dote. «Si teméis no ser equitativos con los huérfanos, casaos con la que os guste de las mujeres, dos, tres o cuatro. Pero si teméis no ser equitativos, entonces con una sola o con vuestras esclavas. Así evitaréis mejor obrar mal», recoge el Corán, sura 4. Suele haber poca relación entre ellas, y llevan vidas separadas (en algunos casos, incluso viven en ciudades distintas). Estas exigencias no están al alcance de cualquier bolsillo, por lo que –por lo general– hacen uso de ella hombres acaudalados. Algo similar sucede en el hinduismo, que permite la poligamia a los reyes y emperadores, pero no a los súbditos. En India solo se admite a musulmanes.
La poliginia se fomentó en África subsahariana para surtir de esclavos a los distintos imperios, y ahora resulta una práctica residual apta para las clases más adineradas. Eso sí, la primera esposa goza de un estatus de mayores privilegios que el resto.
Entre los aborígenes americanos, la etnia náhuatl (descubridores del maíz) se acoge a la potestad de ejercerla. El de Paraguay es un caso curioso. Cuando llegaron los conquistadores españoles, capitaneados por Martínez de Irala, los nativos los regalaron una cohorte de mujeres a cada uno, por lo que cada cual mantuvo su propio harén católico, y la práctica se mantuvo en el tiempo, reforzada cuando Paraguay entró en guerra con Argentina, Brasil y Uruguay (1865-1870), para dotar a las tropas de reemplazo.
Por cierto, según cifras publicadas en National Geographic, entre los mamíferos se calcula que únicamente el 3% son monógamos, aunque las aves prefieren la monogamia en un 90%.
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