Una sensación de cosas deshilachándose

“Fue el año en que la cerda mató a sus lechones. Fue una época veloz y amenazante. Una de las perras del lugar tuvo un embarazo psicológico. Las cosas desaparecían en un lugar y aparecían en otro. En primavera, cuando llegué al pueblo, soplaba un viento del este, un viento que resultó ser extraño. Empezaron... Leer más La entrada Una sensación de cosas deshilachándose aparece primero en Zenda.

Mar 24, 2025 - 06:00
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Una sensación de cosas deshilachándose

“Fue el año en que la cerda mató a sus lechones. Fue una época veloz y amenazante. Una de las perras del lugar tuvo un embarazo psicológico. Las cosas desaparecían en un lugar y aparecían en otro. En primavera, cuando llegué al pueblo, soplaba un viento del este, un viento que resultó ser extraño. Empezaron a ocurrir cosas”.

Las cosas que ocurren en Manual para la obediencia (Random House), de Sarah Bernstein, son pequeñas y, a la vez, crueles. Ovejas que se enganchan en cercas al parir y mueren, ranas que se comen unas a otras, vacas que enferman y deben ser sacrificadas. Una suerte de amenaza profética pende sobre los habitantes del pueblo, al que llega la protagonista para ayudar a su hermano, a quien su mujer ha abandonado. Una amenaza que acaba cerniéndose sobre ella. Ella, la forastera, es quien ha traído el mal a esa comunidad, así que debe pagarlo.

Manual para la obediencia son apenas ciento cuarenta y cinco páginas de monólogo interior de su protagonista, una mujer acostumbrada a servir y a obedecer a los hombres de su familia. Una mujer que se acomoda en la obediencia, que encuentra una especie de redención en anular su personalidad, en dejarse moldear, en convertirse en lo que los otros (hombres) desean que sea.

Hasta que llega su momento.

Y su momento llega.

"No existe en esta novela ni una palabra inocente ni un pensamiento inocente ni una acción inocente. Es una novela que hace daño, un daño certero y, a la vez, difuso y, a la vez, irónico"

En Manual para la obediencia flota una maldad sutil y embriagadora. Un efluvio. Un hilo que hace que la novela se convierta en una fábula sobre la xenofobia y la mirada hacia el Otro o la Otra o los Otros. También en una fábula sobre el poder de la sumisión. Que envenena al sometido y al que somete.

Y sobre la inocencia. No existe en esta novela ni una palabra inocente ni un pensamiento inocente ni una acción inocente. Es una novela que hace daño, un daño certero y, a la vez, difuso y, a la vez, irónico.

Manual para la obediencia fue finalista del Booker Prize. Su autora, de origen canadiense, pero residente en Escocia, es una de las favoritas de la biblia anglosajona de las jóvenes promesas, la revista Granta. Bernstein fue poeta antes que novelista y eso se nota. Se nota en los textos que van cayendo como versos. De hecho, ella cuenta que primero nacieron como micropoemas narrativos hasta que vio una historia detrás y la construyó a golpe de reflexión.

"Manual para la obediencia es una promesa de algo que sucederá, es una novela para valientes, una novela para los y las que buscan ese algo más detrás de las palabras"

Bernstein es de origen judío. Eso también se nota. En frases que hablan del exilio de un pueblo, en una sensación de extrañamiento con respecto a los habitantes, se supone cristianos, del pueblo. Un extrañamiento hacia la iglesia, que se ilumina con luces misteriosas. Hacia el cementerio, donde se cumplen ritos misteriosos. Ella es una forastera en todos los sentidos. Por mujer, por judía, por venir de otro país.

Manual para la obediencia es una promesa de algo que sucederá, es una novela para valientes, una novela para los y las que buscan ese algo más detrás de las palabras: el sentido oculto de los pequeños actos, de las pequeñas violencias cotidianas. Cuando no entendemos al otro, dejamos de entendernos a nosotros mismos.

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Autor: Sarah Bernstein. Título: Manual para la obediencia. Traducción: Julio Trujillo. Editorial: Random House. Venta: Todos tus libros.

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