Problemas para Telecinco con el plantón de Montoya en ‘Supervivientes’ por lo ocurrido con Anita: «Esto es inaguantable»

En ‘Supervivientes’, todo empieza en la mesa del casting. En un reality de supervivencia extrema como el de Telecinco, el espectáculo no lo ponen solo los desafíos físicos o las condiciones precarias: lo hace el casting. La elección de los concursantes es un delicado equilibrio entre perfiles fuertes, personalidades conflictivas y carisma ante las cámaras. ... Leer más

Mar 24, 2025 - 18:23
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Problemas para Telecinco con el plantón de Montoya en ‘Supervivientes’ por lo ocurrido con Anita: «Esto es inaguantable»

En ‘Supervivientes’, todo empieza en la mesa del casting.

En un reality de supervivencia extrema como el de Telecinco, el espectáculo no lo ponen solo los desafíos físicos o las condiciones precarias: lo hace el casting. La elección de los concursantes es un delicado equilibrio entre perfiles fuertes, personalidades conflictivas y carisma ante las cámaras. Si alguien se rinde o se vuelve invisible desde el principio, todo el engranaje del programa puede tambalearse.

Por eso, los responsables del formato no se la juegan. Necesitan participantes que soporten la presión, que den juego, que se enfrenten si hace falta, y que mantengan viva la llama de la narrativa semana tras semana. No hay nada peor para un concurso de estas características que los concursantes planos o aquellos que abandonan cuando se enciende el primer fuego.

Este año, la pareja formada por Anita Williams y Montoya prometía emociones fuertes desde antes de pisar los Cayos Cochinos. Y no han decepcionado. En apenas unos días, han pasado del apoyo mutuo al desencuentro total, protagonizando uno de los episodios más comentados de la versión dominical de Supervivientes.

Cocos, lágrimas y traición en el abrigo.

Todo estalló a raíz del llamado “Oráculo de Poseidón”, un elemento simbólico que ha servido de detonante para un conflicto que se venía cociendo a fuego lento. Anita, en su papel de líder, decidió quedarse con un buen trozo de coco escondido en su abrigo. El gesto no gustó, pero su confesión en medio de las lágrimas ha dado aún más munición a sus críticos.

«Me siento fatal», decía la concursante, justificando su decisión por el hambre acumulada. “Pido perdón por lo de hoy, pero ayer no. Era una mierdecilla…”. Sin embargo, la polémica no tardó en recorrer la isla hasta llegar a Montoya, que no pudo ocultar su decepción. “¿Para qué se quiere comer lo de los demás?”, soltó, visiblemente afectado.

El fuego cruzado continuó con las compañeras de Williams, que la acusaron de victimizarse y de tener una doble moral. En un primer momento, Montoya intentó defenderla, recordando su fragilidad física y lo mal que lo había pasado. Pero ese apoyo se resquebrajó muy pronto.

Del oráculo al colapso emocional.

En una nueva sesión del Oráculo, Gala tomó la palabra para señalar la actitud de Anita cuando estalló el escándalo del mechero. “Fue la única que se levantó a meterse en la conversación para juzgar, criticar y apuntar con el dedo”. Anita se defendió con energía, pero su tono no ayudó a calmar los ánimos. “¿Me dejas hablar que ha sido tu momento?”, espetó, aludiendo a Gala.

Montoya, ya visiblemente harto, le reprochó su actitud con dureza: «Estoy hasta… ¡Aprende a respetar las cosas!». En ese momento quedó claro que algo se había roto. Su desconfianza no solo se dirigía a la situación puntual, sino a la relación completa con su hasta entonces compañera de aventuras.

El intercambio se intensificó aún más cuando Anita elevó el tono. “¿Me dejas hablar? Gracias”, dijo con ironía. Montoya no se contuvo: “A mí no me hablas así, yo no te lo compro”. Y añadió, frustrado: “Estoy negro… ¡Empatía por la gente!”. La tensión era tal que incluso Sandra Barneda tuvo que intervenir en directo.

Cuando las máscaras se caen.

El momento más demoledor llegó con el reproche más crudo. “Estoy hablando de la empatía que tienes que tener”, dijo Montoya. La respuesta de Anita fue un mazazo: “La tengo con quien la tiene conmigo”. La guerra emocional estaba ya completamente desatada, con heridas que difícilmente se cerrarán bajo el sol caribeño.