El cirujano de Sara Gómez, fallecida tras una lipoescultura, no tenía ni formación ni experiencia
Una intervención estética que terminó en tragedia. La historia de Sara Gómez estremeció a toda España en 2022, cuando se conoció que había fallecido en el hospital Santa Lucía de Cartagena tras someterse a una operación de lipoescultura. La intervención tuvo lugar en una clínica privada y, apenas un mes después, la joven no logró ... Leer más

Una intervención estética que terminó en tragedia.
La historia de Sara Gómez estremeció a toda España en 2022, cuando se conoció que había fallecido en el hospital Santa Lucía de Cartagena tras someterse a una operación de lipoescultura. La intervención tuvo lugar en una clínica privada y, apenas un mes después, la joven no logró superar las complicaciones que derivaron de aquella cirugía. Su muerte desató una investigación judicial que, desde entonces, ha tratado de esclarecer si hubo negligencia médica.
Este viernes, el caso ha dado un giro relevante con la comparecencia del forense que realizó la autopsia y de dos peritos ante el juzgado de Instrucción de Cartagena. Los tres han coincidido en algo crucial: “hubo mala praxis en la intervención”. Sus declaraciones han reavivado el debate sobre la regulación de las cirugías estéticas y las garantías que deberían exigirse en este tipo de clínicas.
Los especialistas también han apuntado directamente a la falta de cualificación del cirujano que practicó la lipoescultura. Según han explicado, “no contaba, a su entender, ni con la formación ni la preparación precisas” para este tipo de procedimientos. Además, han señalado que “la técnica que utilizó no era la más adecuada”.
La oportunidad que no se aprovechó.
Uno de los detalles más reveladores de la declaración del forense del Instituto de Medicina Legal ha sido su ratificación del informe de autopsia. En él, se indicaba que al llegar al hospital habría sido necesario practicar una laparotomía, es decir, abrir la cavidad abdominal. Esa intervención pudo haber permitido detectar la infección que, posteriormente, provocó la muerte de Sara Gómez.
El forense también ha remarcado que hubo un retraso de cinco días en realizar la primera intervención quirúrgica tras la operación estética. A su juicio, ese margen fue determinante para que se desarrollara una peritonitis, cuyas consecuencias eran previsibles y no se valoraron adecuadamente en el hospital. “A pesar de los datos clínicos y del TAC que ya informaba de ello”, ha lamentado.
Los peritos convocados en esta nueva diligencia han ofrecido versiones divergentes respecto a la actuación hospitalaria. Si bien están de acuerdo con el forense en la existencia de errores previos, no comparten su opinión sobre la viabilidad de una operación de urgencia al llegar al hospital. Consideran que su estado no lo permitía.
Un proceso con muchas incógnitas.
Estos últimos testimonios se suman a las declaraciones de los 14 médicos del hospital que también fueron llamados a declarar como investigados. Todos ellos han reiterado que la intervención quirúrgica urgente “no era aconsejable debido a su estado”. La causa, que se instruye como un presunto delito de homicidio por imprudencia, sigue avanzando.
Desde el inicio del proceso figuran como investigados el cirujano que llevó a cabo la lipoescultura, J.A.M., y el anestesista que participó en la intervención, J.G.V. Posteriormente, se sumaron los profesionales que atendieron a Sara en el hospital público. La justicia deberá ahora determinar el grado de responsabilidad de cada uno de ellos.
La familia de Sara Gómez, representada por el abogado Evaristo Llanos, espera que este nuevo impulso al caso arroje luz sobre lo ocurrido. El dolor por la pérdida es inmenso, pero confían en que se haga justicia. Porque, como han repetido desde el inicio, lo que le pasó a Sara no debería haber pasado jamás.