«Me interesa el verbo ‘desequilibrar’ porque te hace moverte»

Francisco Contreras (Elche, 1985), más conocido como Niño de Elche, es un artista difícil de clasificar. Aunque llegó al ‘mainstream’ a través de colaboraciones con artistas como Rosalía o C. Tangana, su carrera lo ha llevado a mezclar flamenco, música electrónica, danza, audiovisual y performance, entre otros géneros. Ha publicado varios libros, protagonizado dos documentales y creado la obra ‘Auto sacramental Invisible’, expuesta en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía durante 2021 y 2022. Conversamos con este artista «exflamenco e indisciplinar» con ocasión de las jornadas gastronómicas ‘Diálogos de Cocina’, organizadas por el Basque Culinary Center, EuroToques y […] La entrada «Me interesa el verbo ‘desequilibrar’ porque te hace moverte» se publicó primero en Ethic.

Mar 21, 2025 - 09:41
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«Me interesa el verbo ‘desequilibrar’ porque te hace moverte»

Francisco Contreras (Elche, 1985), más conocido como Niño de Elche, es un artista difícil de clasificar. Aunque llegó al ‘mainstream’ a través de colaboraciones con artistas como Rosalía o C. Tangana, su carrera lo ha llevado a mezclar flamenco, música electrónica, danza, audiovisual y performance, entre otros géneros. Ha publicado varios libros, protagonizado dos documentales y creado la obra ‘Auto sacramental Invisible’, expuesta en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía durante 2021 y 2022. Conversamos con este artista «exflamenco e indisciplinar» con ocasión de las jornadas gastronómicas ‘Diálogos de Cocina’, organizadas por el Basque Culinary Center, EuroToques y Mugaritz.


Nos encontramos con ocasión de unas jornadas gastronómicas, y nada más al día en la gastronomía que la fusión. Lo mismo sucede en la música y particularmente en el flamenco, el género en el que tú te empiezas a mover como artista. ¿Cuál es la clave de fusionar dos elementos aparentemente alejados? Pienso en la Farruca asturgalaica de tu último disco, que mezcla norte y sur…

La Farruca precisamente más que un ejemplo de fusión es un ejemplo de confusión. Yo soy muy elogioso a la idea de la confusión, que es realmente cómo se construyen la mayoría de estéticas y de tradiciones. La Farruca asturgalaica viene precedida conceptualmente de una confusión, que es entender que la farruca flamenca viene de la música tradicional gallega porque la letra más popular de la farruca habla de Galicia. Ese modus operandi en el flamenco se ha utilizado mucho: si una letra hablaba de un territorio, se creía que la música que va impregnando esa letra pertenece a su raíz, aunque el arte no opere de esa razón tan evidente. El arte no tiene tanta evidencia sociológica o histórica, opera desde otros delirios y confusiones, pero precisamente la confusión lo que hace es construir muchos imaginarios. En este caso esa Farruca pertenece a esa maquinaria de la confusión, aunque es una noción que solo funciona en el territorio del arte, claro: un publicista o un periodista se echarían las manos a la cabeza al oír hablar de confusión, pensarían en fake news y cosas así. Pero yo hablo desde una perspectiva distinta, que es la que a mí me genera liberación y libertad.

«Comer y cantar son experiencias que deben tener sus tiempos y espacios propios», decías en una entrevista con Agro Magazine hace un par de años. En un mundo marcado por la rapidez, ¿es posible crear –alimentos, arte– con la calma necesaria o hay que autoimponerse unas reglas estrictas?

Las reglas estrictas son siempre positivas para todo tipo de desarrollo creativo. La creación puede ser una idea, pero después hay que desarrollarla, y la implementación del tiempo tiene que ver con poder desarrollarla y también con que en ese desarrollo nazcan otras ideas y una ramificación. Yo entiendo el proceso del arte no tanto como el perfeccionamiento de la idea sino como la ramificación de la idea. Para mí es importante no intentar buscar la forma perfecta, que no existe –yo soy fan de las obras inacabadas– sino más bien que en ese hacer y deshacer en el que se vaya ramificando toda la idea. Ahí es donde veo la importancia del tiempo en la creación.

«La confusión es cómo se construyen la mayoría de estéticas y de tradiciones»

Pienso también en las prisas de la industria cultural, que en cuanto un proyecto ve la luz ya te están preguntando por el siguiente…

Eso se debe también a que nuestra forma de consumir es mucho más rápida y banal, uno de los grandes problemas que tenemos que abordar en estos tiempos. El consumismo feroz nos lleva a territorios tal vez no tan saludables: el estrés, la poca contemplación de las cosas, el disfrute, el gozo, no estar atento a ese milagro diario que tiene guardado Dios para cada cual… Esto es importante y tiene también que ver con la experiencia de la vida y con no pasar por ella de puntillas.

En tu música hay mucho de experimentación y experiencia. A veces, de hecho, has hablado de la experimentación como investigación. ¿Cuál es la línea que las separa, si es que la hay?

No debería de haberla. Lo experimental ya se ha convertido en una etiqueta estética, pero que algo cumpla con una estética no significa que sea experimental. No todo lo que se llama «experimental» es experimental. Hay que ir a la raíz de la palabra, «experiencia». Esa experiencia es donde resurgen las confusiones, las contradicciones y los elementos que hacen que lo experimental se dé por urgencia.

«Soy fan de las obras inacabadas»

¿Te has sentido alguna vez en la obligación de «pedir permiso»?

No, es lo que me ha chocado mucho, con este eslogan del respeto… Para mí el respeto no tiene que ver con cumplir las formas que te dice el otro. El respeto tiene que ver con una ligazón emocional y moral con lo que estás haciendo, pero siempre se acaba enarbolando la bandera del respeto, primero para parar en seco la libertad formal y de expresión del otro, y luego para marcar unas líneas discursivas y homogeneizar los discursos.

Vivimos también tiempos de regreso a lo tradicional, de innovación fuertemente arraigada en lo «de antes». Estás tú, pero también Rosalía, Rodrigo Cuevas, C. Tangana… ¿Hasta qué punto la tradición o el canon constriñen la voz personal, el artista?

Aquí la palabra «tradición» siempre genera debate porque cada cual la entiende de una manera. Yo entiendo la tradición como algo móvil, transmutable, en continua transformación. Abandonaría la idea de tradición e innovación o tradición y vanguardia, porque va intrínsecamente unido. Cuando hablamos de tradición e innovación olvidamos que la tradición es innovación constante. Todos creamos in memoriam, dice un escritor, todos creamos con el pasado y con el presente, y nuestra idea de futuro está condicionada por eso. Tradición es vanguardia, es contemporaneidad…

«El respeto tiene que ver con una ligazón emocional y moral con lo que estás haciendo»

También hay muchos puristas. A Enrique Morente le llamaban en los 70 «el asesino del cante» y hoy es considerado un elemento clave en la historia del flamenco. ¿Ladran, luego cabalgamos?

Eso es una buena alarma para saber que tu discurso puede tener adeptos y ocupar un espacio. Es lo que ha pasado siempre con muchos discursos, aunque con muchos otros no. Hay que tener fe y esperanza porque las historias del mundo están llenas de estos logros, pero hay que tener también conciencia de que muchas otras historias aún no han sido contadas.

Aunque te mueves entre varios géneros, eres una de las voces renovadoras del flamenco. Gracias a ti o a Rosalía, entre otros, esta música ha vuelto al mainstream en España en los últimos años. ¿Te da miedo que llegue el momento en que se rompa el amor de tanto usarlo, en que se pierda la perspectiva del nuevo flamenco?

Se perderá, me imagino… Todas las cosas en la vida se pierden. No sé si me dará pena. Durante mi carrera he pasado por varias etapas, y he asumido que tengo bastante desapego de este tipo de situaciones. Soy bastante comprensivo con que, como decía Voltaire, todo es un retorno, una vuelta, una caída, un desprendimiento, un ascenso…  Entender que hay procesos que terminan, otros que quedan inacabados… Me interesa que las cosas se desequilibren, ahí es donde podemos encontrar realmente momentos que marcan. «Desequilibrar» es un verbo que me interesa mucho porque es el verbo que te hace moverte.

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