‘Misericordia’, una película sobre la moral y el deseo que “redescubre el erotismo de la religión católica”

El irreverente cineasta francés Alain Guiraudie ganó la Espiga de Oro en Seminci con este thriller rural donde un crimen desata el uso del deseo como moneda de cambio‘Blancanieves’, el triste remake de acción real que nació maldito por culpa de la obsesión de la derecha contra lo ‘woke’ Pocos cineastas tan irreverentes como el francés Alain Guiraudie. Sus películas son impredecibles, sorprendentes y con un punto socarrón. Como él mismo dice, “buscan desafiar el orden establecido; observan y muestran el mundo desde un ángulo único”. Un ángulo que no es el que suele utilizar el cine. Quizás por ello, cuando el mundo le descubrió gracias a El desconocido del lago se quedó con la cabeza del revés. Un thriller con sexo gay explícito (uno de los tabús del cine actual) en medio de una isla donde se realizaba cruising.  Guiraudie ponía en el foco de aquella provocación su tema principal: el deseo. Siempre sus historias giran en torno al mismo tema. En torno a las relaciones de poder que se articulan alrededor del deseo, y en cómo el amor y el sexo son monedas de cambio en la sociedad actual. Cuando le preguntan si está de acuerdo con la afirmación tras la presentación de su nuevo filme, Guiraudie se ríe y solo asiente. “Efectivamente”, dice y vuelve a reír.  Misericordia, que así se llama su nueva película que ya está en salas, tiene algo de thriller de Claude Chabrol. Un joven que llega al pueblo sin que el espectador tenga claras sus motivaciones y que se ve envuelto en un crimen. El deseo está en el centro. Este joven desea a quien ya no está, y él se convierte en objeto de deseo de todos… incluido del cura del pueblo, personaje fundamental en este filme que también atiza a la moral imperante y, sobre todo, a la moral católica. Muchos vieron en Misericordia, que ganó la Espiga de Oro en Seminci, una nueva versión de Teorema de Pasolini. A Guiraudie no le gusta la comparación con ninguno de ellos. Dice con claridad que no pensó en Chabrol, pero al menos ese paralelismo lo entiende porque “siempre que se habla de cine negro francés vienen a la mente muchas de sus películas”, pero marca la diferencia: “Las suyas son una crítica de la pequeña burguesía provincial, y eso es algo que a mí no me interesa mucho”. Puede que por ello tampoco vea la comparación con Teorema. “Es que en mi opinión es falsa”, zanja. “He tratado de hacer justamente lo contrario que en Teorema, porque aquí al final no se acuesta con nadie. Esa idea de la persona extranjera que llega a un pueblo está en muchas películas. No es una novedad. No he venido aquí a inventar la rueda. Ya lo he hecho mucha gente antes que yo y muchos lo harán después de mí. En Pasolini está la idea de la familia burguesa, de toda una burguesía destruida debido al deseo, es un tema fundamental en su filmografía, pero no en mi película. Además, no hay humor en Teorema”, explica. Tras un pase en EEUU, Guiraudie, que no se calla nada, declaró que le sorprendió que la gente se riera con su película. Cuando se le pregunta aclara que no le sorprendieron las risas, pero sí que se rieran “tanto”, pero ha analizado que “la risa funciona como mecanismo de sorpresa, pero también como reacción a la tensión que genera el filme”. Una tensión que se genera colocando todos los “clichés, estereotipos y situaciones típicas académicas” para luego subvertirlos y “tratar de sorprender al espectador”. “Me gusta mucho inventar nuevas y sorprendentes relaciones entre los personajes, pero quedándonos siempre en el plano real”, apunta. Todas las mitologías se construyen a partir de los fantasmas colectivos, como una respuesta a la muerte, y esto está relacionado con el erotismo Alain Guiraudie — Cineasta Con lo que juega, y mucho, es con el simbolismo católico. Lo usa para seguir hablando del deseo, por eso explota su potencial erótico y, en este caso, homoerótico. Guiraudie aclara que no se considera cristiano, pero sí que fue educado en el cristianismo. “Me bautizaron, hice la comunión y tengo toda esa cultura”, dice y la compara con “cualquier otra mitología, como la griega o la azteca”. “Mi mitología fundamental es la del catolicismo. Con esta película he podido redescubrir también todo el erotismo de la religión católica. Eso, por supuesto me interpelaba porque no se habla de ese erotismo, pero yo lo he redescubierto y le he dado nombre hace relativamente poco”, asevera. En este caso ese erotismo se torna en homoerotismo, algo que el cineasta cree que está presente en todas esas mitologías “porque es algo que está ligado a la muerte incluso”. “Todas ellas se construyen a partir de los fantasmas colectivos, como una especie de respuesta a la muerte. Es la vida enfrentándose a la muerte, y esto está relacionado con el erotismo”, sub

Mar 21, 2025 - 23:43
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‘Misericordia’, una película sobre la moral y el deseo que “redescubre el erotismo de la religión católica”

‘Misericordia’, una película sobre la moral y el deseo que “redescubre el erotismo de la religión católica”

El irreverente cineasta francés Alain Guiraudie ganó la Espiga de Oro en Seminci con este thriller rural donde un crimen desata el uso del deseo como moneda de cambio

‘Blancanieves’, el triste remake de acción real que nació maldito por culpa de la obsesión de la derecha contra lo ‘woke’

Pocos cineastas tan irreverentes como el francés Alain Guiraudie. Sus películas son impredecibles, sorprendentes y con un punto socarrón. Como él mismo dice, “buscan desafiar el orden establecido; observan y muestran el mundo desde un ángulo único”. Un ángulo que no es el que suele utilizar el cine. Quizás por ello, cuando el mundo le descubrió gracias a El desconocido del lago se quedó con la cabeza del revés. Un thriller con sexo gay explícito (uno de los tabús del cine actual) en medio de una isla donde se realizaba cruising. 

Guiraudie ponía en el foco de aquella provocación su tema principal: el deseo. Siempre sus historias giran en torno al mismo tema. En torno a las relaciones de poder que se articulan alrededor del deseo, y en cómo el amor y el sexo son monedas de cambio en la sociedad actual. Cuando le preguntan si está de acuerdo con la afirmación tras la presentación de su nuevo filme, Guiraudie se ríe y solo asiente. “Efectivamente”, dice y vuelve a reír. 

Misericordia, que así se llama su nueva película que ya está en salas, tiene algo de thriller de Claude Chabrol. Un joven que llega al pueblo sin que el espectador tenga claras sus motivaciones y que se ve envuelto en un crimen. El deseo está en el centro. Este joven desea a quien ya no está, y él se convierte en objeto de deseo de todos… incluido del cura del pueblo, personaje fundamental en este filme que también atiza a la moral imperante y, sobre todo, a la moral católica. Muchos vieron en Misericordia, que ganó la Espiga de Oro en Seminci, una nueva versión de Teorema de Pasolini.

A Guiraudie no le gusta la comparación con ninguno de ellos. Dice con claridad que no pensó en Chabrol, pero al menos ese paralelismo lo entiende porque “siempre que se habla de cine negro francés vienen a la mente muchas de sus películas”, pero marca la diferencia: “Las suyas son una crítica de la pequeña burguesía provincial, y eso es algo que a mí no me interesa mucho”. Puede que por ello tampoco vea la comparación con Teorema. “Es que en mi opinión es falsa”, zanja.

“He tratado de hacer justamente lo contrario que en Teorema, porque aquí al final no se acuesta con nadie. Esa idea de la persona extranjera que llega a un pueblo está en muchas películas. No es una novedad. No he venido aquí a inventar la rueda. Ya lo he hecho mucha gente antes que yo y muchos lo harán después de mí. En Pasolini está la idea de la familia burguesa, de toda una burguesía destruida debido al deseo, es un tema fundamental en su filmografía, pero no en mi película. Además, no hay humor en Teorema”, explica.

Tras un pase en EEUU, Guiraudie, que no se calla nada, declaró que le sorprendió que la gente se riera con su película. Cuando se le pregunta aclara que no le sorprendieron las risas, pero sí que se rieran “tanto”, pero ha analizado que “la risa funciona como mecanismo de sorpresa, pero también como reacción a la tensión que genera el filme”. Una tensión que se genera colocando todos los “clichés, estereotipos y situaciones típicas académicas” para luego subvertirlos y “tratar de sorprender al espectador”. “Me gusta mucho inventar nuevas y sorprendentes relaciones entre los personajes, pero quedándonos siempre en el plano real”, apunta.

Todas las mitologías se construyen a partir de los fantasmas colectivos, como una respuesta a la muerte, y esto está relacionado con el erotismo

Alain Guiraudie Cineasta

Con lo que juega, y mucho, es con el simbolismo católico. Lo usa para seguir hablando del deseo, por eso explota su potencial erótico y, en este caso, homoerótico. Guiraudie aclara que no se considera cristiano, pero sí que fue educado en el cristianismo. “Me bautizaron, hice la comunión y tengo toda esa cultura”, dice y la compara con “cualquier otra mitología, como la griega o la azteca”.

“Mi mitología fundamental es la del catolicismo. Con esta película he podido redescubrir también todo el erotismo de la religión católica. Eso, por supuesto me interpelaba porque no se habla de ese erotismo, pero yo lo he redescubierto y le he dado nombre hace relativamente poco”, asevera. En este caso ese erotismo se torna en homoerotismo, algo que el cineasta cree que está presente en todas esas mitologías “porque es algo que está ligado a la muerte incluso”. “Todas ellas se construyen a partir de los fantasmas colectivos, como una especie de respuesta a la muerte. Es la vida enfrentándose a la muerte, y esto está relacionado con el erotismo”, subraya.

El protagonista en el confesionario en 'Misericordia'

Por supuesto, Misericordia habla también de la moral, otro de los temas que siempre están presentes en su cine. Guiraudie explica que con su filme pretende “cuestionar la moral actual, la que se encuentra en vigor, que obliga a seguir los preceptos y las premisas del catolicismo hasta el final”. “Para mí, esta película es una especie de traición a los preceptos del catolicismo”, añade con socarronería. 

Misericordia tiene, además, el sello de Albert Serra, que con su compañía Andergraun coproduce a un director que le gusta. Ambos actúan como figuras que atentan a las normas, aunque el francés cree que él sí forma parte de la industria. Puede que no de la más mainstream, pero en Francia hay hueco para muchas más opciones. Por eso defiende el sistema de protección del cine francés, pero coincide en algo que apuntaba Thierry Fremaux cuando presentaba su último documental sobre Lumière: “Estoy de acuerdo con él. El sistema está amenazado. Los ricos, las grandes empresas siempre quieren más. Es el principal problema del mundo y es el principal problema del cine también. Y si ellos tienen más significa que el resto tiene menos, incluso para los que tenemos un presupuesto pequeño. Ellos quieren acapararlo todo”.

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