Condenan al conserje de una clínica de 53 años por contagiar a sus compañeras de trabajo una ETS: “El agua tenía un sabor extraño”

Lo que en un principio parecía un simple problema con el sabor del agua en un consultorio médico de Houston, Texas, terminó por revelar un caso sorprendente que ha dejado atónitos a muchos en Estados Unidos. Según informaron diversos medios locales, un conserje del centro fue sentenciado a seis años de prisión tras descubrirse que ... Leer más

Mar 24, 2025 - 23:46
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Condenan al conserje de una clínica de 53 años por contagiar a sus compañeras de trabajo una ETS: “El agua tenía un sabor extraño”

Lo que en un principio parecía un simple problema con el sabor del agua en un consultorio médico de Houston, Texas, terminó por revelar un caso sorprendente que ha dejado atónitos a muchos en Estados Unidos. Según informaron diversos medios locales, un conserje del centro fue sentenciado a seis años de prisión tras descubrirse que orinaba intencionadamente en el dispensador de agua, lo que derivó en la transmisión de enfermedades de tipo sexual entre los empleados.

El acusado, Lucio Catarino Díaz, de 53 años, aceptó su culpabilidad por agresión agravada en un acuerdo con la fiscalía. Todo comenzó cuando una de las trabajadoras del lugar notó un olor inusual en el agua que bebía con regularidad, lo que despertó sus sospechas y la llevó a tomar medidas para esclarecer lo que ocurría.

El caso se remonta a septiembre de 2022, cuando una empleada del consultorio médico donde laboraba Díaz detectó que el agua del dispensador tenía un sabor y un aroma extraños. Ante la persistencia del problema, decidió dejar de consumirla y optó por llevar sus propias botellas de agua desde casa. Sin embargo, la situación se tornó aún más desconcertante cuando, días después, percibió que el agua de su botella personal emanaba un hedor insoportable. Fue entonces cuando, en una charla con una compañera de trabajo, notaron que el líquido en la botella tenía un ligero tono amarillento, lo que las llevó a sospechar que algo fuera de lo común estaba ocurriendo.

Con la intención de despejar cualquier duda, la empleada decidió instalar una cámara oculta en su área de trabajo. Esa misma noche, recibió una alerta en su teléfono móvil y, al revisar la transmisión en directo, no pudo creer lo que veía. En la grabación se observaba a Díaz acercándose a su escritorio, abriendo su botella de agua, bajándose la cremallera del pantalón e introduciendo su miembro en el recipiente antes de orinar dentro y volver a cerrarlo.

Las imágenes no dejaron margen de duda, pues al día siguiente el conserje repitió exactamente la misma acción. Con pruebas irrefutables en su poder, la trabajadora decidió presentar una denuncia ante las autoridades, lo que llevó a la detención de Díaz. Durante el interrogatorio, al ser confrontado con las imágenes captadas, el acusado no mostró resistencia y admitió lo ocurrido. En su confesión, reconoció que lo hacía «porque sabía que (la empleada) bebería el agua al día siguiente».

No obstante, el caso tomó un giro aún más alarmante cuando la víctima decidió someterse a pruebas médicas y descubrió que había contraído el virus del herpes simple tipo 1, una enfermedad de transmisión sexual para la que nunca antes había dado positivo. A raíz de este hallazgo, otras mujeres del consultorio también se realizaron pruebas médicas y varias de ellas obtuvieron el mismo diagnóstico.

Análisis posteriores confirmaron que Díaz era portador no solo del virus del herpes, sino también de clamidia, lo que agravó aún más su situación legal. Con estas evidencias, la justicia dictaminó su sentencia, condenándolo a seis años de prisión por los hechos ocurridos, dejando al descubierto un caso que ha conmocionado a la comunidad.