Decía Walter Lippmann en su clásico ensayo 'Prensa y libertad' que a menudo es esclarecedor preguntarse cómo ha llegado alguien a los hechos en los que se basa su opinión. Cuando hablamos, como es el caso, de una obra literaria, resulta mucho menos aconsejable entrometerse en la libertad de pensar y escribir, y publicar, lo que cada uno quiera. Eso debe estar garantizado siempre, y limitado sólo por el código penal, lo mismo que somos libres de mantener una opinión crítica sobre la obra resultante y expresarla. Y si hay dos derechos que coliden, el juez podrá decidir. 'El odio', libro de Luisgé Martín, ha saltado a la actualidad porque en él se narra el espeluznante asesinato con la voluntad...
Ver Más