Reseña MARVEL SAGA TPB Capitán América Tomo 1: Fuera de Tiempo. Empezando con Brubaker

Comienza la recopilación de la aclamada etapa de Ed Brubaker con el Capitán América, en formato Marvel Saga de tapa blanda, un must have en toda regla que si no has podido disfrutar antes ahora no te puedes perder. Panini Comics engrasa las armas de Hydra para que Steve Rogers se enfrente a uno de los episodios más complicados de su vida.

Oportunidades

La primera vez que me acerqué al Capitán América de Ed Brubaker llegaba tarde. Llevaba un tiempo en el que solo compraba lo relacionado con Los Cuatro Fantásticos, me parecía la serie más fácil de seguir a finales de los años noventa e inicios del Siglo XXI. Pero las cosas cambian y regresas a esa afición que nunca te ha abandonado del todo desde que eres niño, la lectura de comics a tiempo completo, mucho superhéroe pero con el tiempo también muchos otros géneros y procedencias.

Pues eso, que era tarde, la colección de Capitán América estaba llegando casi a la primera Civil War y yo no tenía ni uno solo de aquellos primeros veinte números de la etapa, ni siquiera sabía quién era aquel guionista. Loa avatares del destino quisieron que un compañero de profesión (igual no es la que esperáis) se comprara los “tradepaperbacks” americanos de aquel material y tuviese a bien venderme sus grapas de Panini de esta etapa de Capitán América. Mi suerte fue inmensa y de ese modo pude engancharme al carro para no soltarme hasta hoy.

En aquellos primeros episodios de Capitán América ya se respiraba un ambiente de tensión, de que algo importante iba a pasar. Los mejores elementos se disponían ante nosotros, no solo un Capitán América desatado en agresividad sino un entorno que nos resultaba familiar y al mismo tiempo con una intensidad nunca antes vista, creíble, casi realista, Con Sharon Carter, Nick Furia, el resto de SHIELD como apoyo y con Cráneo Rojo enfrente, hasta que de repente nos sorprende lo imprevisible, Johann Schmidt es asesinado, de un disparo que le abre un boquete en el pecho que le vuela el corazón, el mismo que a nosotros parece que se nos va a salir por la garganta.

Cada final de número americano es un verdadero cliffhanger, no puedes parar de leer, de imbuirte en ese universo de ficción que te atrapa, tira de ti con tanta fuerza que te sientes combatiendo junto a Steve, poniendo tu débil mano sobre su hombro para sentir una fuerza arrebatadora, que te motiva a acompañarle a través de ese thriller oscuro repleto de espías y oligarcas rusos.

Vistazos al pasado del Capitán América

Los sueños de Steve nos van poniendo en situación, regresa a sus tiempos durante la Segunda Guerra Mundial. Algunos sucedieron así pero otros se convierten en verdaderas pesadillas que retuercen los hechos que se guardan en su memoria.

Todo está orquestado para prepararnos para algo que no podíamos esperar, para revelarnos que el enemigo se ha elaborado a través de un complejo entramado que no solo incluye a Cráneo Rojo, sino a un antiguo general ruso convertido en empresario de éxito con Empresas Kronas, pero que en realidad parece más un señor del crimen, que responde al nombre de Aleksander Lukin, además de armas ancladas en el pasado y hasta un Cubo Cósmico, todos ellos elementos que en mayor o menor medida van a funcionar como un coctel maravilloso que no vamos a parar de paladear. La grandeza de un héroe se mide por el tamaño y vileza de sus oponentes, Steve va a tener más que de sobra.

Y todo ello en pequeñas píldoras que avanzan al ritmo que necesita la historia, que va mostrando poco a poco la profundidad a la que nos enfrentamos, dejando pistas que nos van a hacer dudar en todo momento, detalles arraigados a la idiosincrasia de los espías, informes que se ocultan bajo otra pila de ellos, que desvelan que el paso de los años ha dejado cicatrices complejas de curar. Como el propio Nicholas Furia llega a decir: “Quiero estar seguro al cien por cien antes de destruir su mundo”. Y así será, pero no en este volumen, tendremos que esperar al siguiente.

El realismo oscuro

Hablar del genial trazo aplicado por Steve Epting a este Capitán América sería dejarle con insuficiente reconocimiento como ilustrador. Su tono realista es complementado perfectamente con un elemento que muchas veces se deja un poco de lado, la aplicación del color. Porque la paleta empleada por Frank D’Armata iba a ser diferenciadora hasta el punto de acercarnos más a un comic adulto que a uno de superhéroes en pijama. Un contraste que encontramos en las páginas dibujadas por Michael Lark, donde se utiliza el blanco y negro de esos flasbacks que aparecen en forma de sueños o recuerdos, también completamente necesarios y muy arraigados en estos primeros números.

El pasado importa, por eso ver a Steve junto al resto de Invasores en la Segunda Guerra Mundial o incluso contarnos que Bucky, su fiel compañero, no era una mera mascota sino un soldado muy bien entrenado, crean una atmósfera perfecta para ese hombre fuera de su tiempo, que tanto sacrificó para acercar la paz al mundo hace ya ochenta años (sesenta en el momento de publicación de estos episodios en USA).

El volumen se completa con un número que nos revela un poco más de uno de los eventos que hemos podido ver de forma breve, el asesinato de Jack Monroe, el que fuera el Bucky de los años 50, el acompañante del conocido como el Capi Loco, cuya salud mental tampoco es que fuera de lo más lúcida por aquel entonces.

Dibuja el ya fallecido John Paul Leon, que nos fue arrebatado a la temprana edad de 49 años por culpa de un cáncer con el que estuvo combatiendo durante diez años. Solo unas páginas antes, Epting nos habrá dejado una primera imagen de lo que está por venir, la presentación de ese personaje que tanto ha dado que hablar después, el Soldado de Invierno. Esto no ha hecho más que comenzar.

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