Bulldog: “No hay que esperar a que aparezca un manager o un productor que haga todo”
En sus más de 35 años de carrera en el punk argentino, Bulldog nunca dejó de tocar en vivo. Sin embargo, ahora la banda rosarina se prepara para un show que no será una fecha más en su agenda. El sábado 5 de abril se presentarán en el Teatro Vorterix para comenzar una gira conmemorativa [...] Ver más noticias en Indie Hoy.


En sus más de 35 años de carrera en el punk argentino, Bulldog nunca dejó de tocar en vivo. Sin embargo, ahora la banda rosarina se prepara para un show que no será una fecha más en su agenda. El sábado 5 de abril se presentarán en el Teatro Vorterix para comenzar una gira conmemorativa que celebra los 25 años de Circo calesita, uno de sus discos más icónicos y una obra esencial del punk de nuestro país.
“Es el puntapié de inicio”, afirma Guillermo “Willy” Tagliarini en conversación con Indie Hoy, con el entusiasmo de alguien que aún deja cuerpo y alma en cada show. Circo calesita marcó un antes y un después en la historia de Bulldog, tanto para la banda como para su público. “Fue un disco que nos abrió otros caminos y nos marcó a todos. Justo se cumplen 25 años y nos pareció un buen motivo para celebrarlo”.
La banda recorrerá Córdoba, Rosario, Santa Fe y unas cuantas ciudades más con un show que busca revivir Circo calesita en su totalidad y, probablemente, sumar a un invitado especial: “El Bebé, que fue el baterista en esa época y uno de los fundadores de la banda, va a venir a tocar algunos temas. Va a estar bueno”, dice el cantante y guitarrista con una sonrisa que deja en claro la emoción detrás de la propuesta.
Willy se toma un momento para pensar y recordar esos lejanos años en la historia de Bulldog. “Cuando grabamos Circo calesita lo hicimos en el mismo estudio donde habíamos registrado Un lugar para juntarnos (1997), en Tiburón Records, en San Martín. Ya conocíamos a los técnicos, a Tony Freire…”. Pero lo que nadie esperaba era que el sonido final del disco generara cierta sorpresa.
“Al principio, nos quedó un sonido más pop dentro de la estética del punk rock -admite-. No sé si lo buscamos o simplemente se dio así, pero muchos nos lo hicieron notar. No te digo quejas, pero sí comentarios del tipo ‘Che, esto es distinto, cambió’”. Sin embargo, con el tiempo, ese sonido que en su momento generó dudas convirtió al disco en un clásico. Canciones como “Fatal destino”, “La vida”, “Es así”, “Que toma de mi mano”, “Habrá un diablo, habrá un Dios” siguen vigentes en el repertorio de la banda y en la memoria de sus seguidores. “Fuimos muy jóvenes cuando lo grabamos, era otra etapa, pero tenemos los mejores recuerdos de ese momento“, asegura.
Aquel final de los 90 y comienzo del 2000 fue una época de transformación para el punk rock argentino. La escena estaba en plena efervescencia, con bandas que marcaban el pulso de la movida: Attaque 77, 2 Minutos, Cadena Perpetua, Boom Boom Kid -que justo venía de desarmar Fun People, y uno de sus primeros shows lo hizo junto a Bulldog en tierras rosarinas-, y otros nombres fundamentales como Mal Momento y Flema.
“Por eso te digo, si comparás el sonido ese con el de El exceso de Flema, este era un sonido más pop, más canción, una canción con ribetes de punk rock, como lo quieras llamar, pero es más cancionero. La escena era súper activa, diversa. Estábamos en los albores del 2000 y el país era un quilombo. Nosotros no éramos ajenos a ese contexto y también estábamos girando sin parar, consolidándonos con Circo“.
Pero, como ocurrió con otros discos de la banda, la recepción del público no fue inmediata. “Nos pasó también con El campo de los sueños y Todos los perros van al cielo -admite Willy sobre los discos que la banda publicó en 2002 y 2004-. A la gente le llevaba un tiempo procesar el sonido, hacer suyas las canciones. Pero con el tiempo, los temas se fueron incorporando, y nosotros también los fuimos transformando para el vivo. Siempre buscamos darles una vuelta”.
Una de las cosas que más caracterizó a Bulldog y las canciones de Circo calesita es su evolución en el vivo a lo largo de los años. Esos temas que habían nacido con una identidad muy marcada en el disco fueron mutando con el tiempo y adaptándose a la energía del escenario. Para la banda, este proceso fue casi natural.
Canciones como “La vida es así” o “Fatal destino” se convirtieron en himnos, y en cada show la banda se permite jugar con ellas, llevándolas por diferentes terrenos musicales. “Fue una linda tarea -cuenta Willy sobre la transformación de los temas-. A veces le metemos una cadencia reggae, ska, dub… lo que queremos. Uno va adquiriendo experiencia con los años y cuando tocás todo el tiempo, sumás recursos. Eso creo que le fuimos aportando a Circo calesita.”
Este espíritu de experimentación llevó a Bulldog a grabar Pogo, punk y sentimiento en 2010, un álbum de reversiones de sus propias canciones. Allí, “Fatal destino” tuvo una nueva vida con la participación de Javi Robledo, baterista de Cielo Razzo. “Si me das a elegir, más allá del cariño que le tengo a la versión original, me quedo con las de Sentimiento. Están muy bien logradas”, asegura Willy.
Pero si hay una canción que el cantante destaca con especial emoción, es “Antecedentes policiales”. Antes de formar parte de Circo calesita, la canción ya circulaba entre los seguidores más fieles de Rosario en un demo cassette que contenía dos temas más. “Es una historia real, de esas noches de travesuras que todos tuvimos de adolescentes -recuerda Willy-. Salíamos de una discoteca que frecuentábamos mucho en esa época y, bueno, uno rompió una cosa, otro tiró otra… Nada grave, comparado con lo que se ve hoy en día”.
Sin embargo, la noche dio un giro inesperado cuando apareció un móvil policial. “Nos empieza a seguir, da marcha atrás rápidamente y justo rompe la puerta del patrullero. Se les quedó abierta y tenían una bronca tremenda. Nos metieron en cana“, cuenta entre risas. Aunque el incidente no pasó a mayores, dejó una huella en la banda, y la canción terminó convirtiéndose en un clásico dentro de su cuarto trabajo discográfico.
Aquella época dejó muchas otras anécdotas que todavía resuenan en la historia de Bulldog. En ese mismo barrio de Rosario donde ocurrió el episodio con la policía, Willy inició un emprendimiento paralelo que sigue vigente hasta hoy: Needles and Pins, una feria americana muy popular en la ciudad. También allí, en ese entorno tan ligado a la banda, compuso “Que toma de mi mano”, una de las canciones más recordadas del disco. “Habla de un gato cruzando los tejados… Es como que todas esas vivencias de aquella época convergen en Circo calesita”.
La historia de Bulldog, sus discos y sus giras quedaron inmortalizadas en Mi propia forma de vivir, un libro que repasa los primeros 30 años de la banda. Escrito por Martín Kekedjian, un periodista rosarino y seguidor del grupo, el libro no solo recorre la trayectoria de la banda, sino que también refleja cómo su música fue captando distintos públicos a lo largo del tiempo.
“Martín cuenta en el prólogo cómo conoció la banda casi por casualidad, porque él escuchaba otro estilo de música. Y eso es algo que nos pasó con Circo calesita: atrajo gente que tal vez no venía del punk -cuenta Willy-. Y claro, algunos seguidores de toda la vida se pusieron celosos, como diciendo ‘Eh, loco, qué onda, ¿se vendieron?’. No a niveles de ‘Hacelo por mí’, pero sí pasó con ‘Fatal destino’, que empezó a sonar en todas las radios. No porque pautáramos ni porque golpeáramos puertas… empezó a sonar porque gustó, porque se volvió popular”.
Bulldog siempre se mantuvo independiente, pero la banda no puede evitar preguntarse qué habría pasado si en aquel momento hubieran contado con el respaldo de una gran discográfica. “Siempre nos preguntamos eso. ¿Qué hubiese pasado si hubiéramos tenido una compañía atrás? -reflexiona Willy-. Porque lo seguimos haciendo, enarbolando la bandera de la música nuestra y tratando de tocar en todos los lugares donde haya un seguidor nuestro.
Lo cierto es que, con o sin compañía, la historia de la banda sigue sumando capítulos. “El libro cuenta todo eso: giras, viajes, nuestras vivencias -retoma Willy-. Porque al final, Bulldog es eso: cuatro amigos que con el tiempo nos volvimos casi hermanos. Antes nos conocíamos de vista… ‘Sé quién es Mantú, sé quién es Rata, sé quién es Bebé’. Y así empezó todo”.
Con 400 páginas de anécdotas, Mi propia forma de vivir se convirtió en un objeto de culto para los seguidores. “Cuando tocamos los fines de semana lo llevamos a los shows, armamos la feria con el merch y la gente se copa -cuenta el cantante-. Está bueno apostar a la lectura y meterse en un libro que, básicamente, cuenta nuestra historia. Si te gusta la banda y las biografías musicales, la vas a pasar bien. Abrís cualquier página y ya te metés en una anécdota”.
El punk nunca desapareció del todo, pero en los últimos años algo nuevo parece estar gestándose en la escena. Willy, siempre atento a lo que sucede en la música, lo tiene claro. “Escucho mucha música y, cuando tengo un rato libre, me gusta descubrir artistas -cuenta-. Esa es la gran ventaja de los tiempos que corren: podés encontrar bandas con 50 oyentes mensuales que tienen unos temazos tremendos. Y después hay otras con millones de escuchas que quizás llegaron ahí porque estuvieron en el momento y lugar indicado, o porque tuvieron el respaldo de una discográfica. Pero lo loco es que muchas veces esas bandas, cuando salen de gira, no meten más gente que nosotros. Capaz que tienen un hitazo, pero después van a Neuquén o Bahía Blanca y convocan menos público que una banda independiente”.
Ese acceso ilimitado a la música permite descubrir nuevas propuestas que, en su caso, lo llevaron a acercarse más al post punk y la new wave. “Me encanta que haya un resurgimiento de esa movida -asegura Willy-. A mí, particularmente, es la música que más me gusta. Y está buenísimo que las nuevas generaciones vayan por ahí. Siempre les digo: métanse, exploren, traten de canalizar su arte por ese lado”.
Para la voz de Bulldog, la clave no está en imitar, sino en absorber influencias para construir un sonido propio. “No hay que copiar a PIL -dice-. Son únicos, como todos lo somos. Lo importante es escuchar, meter todos esos ingredientes en la licuadora y que salga algo con tu impronta, con tu estilo. Celebro que la música siga evolucionando y que haya artistas jóvenes dándole una nueva vuelta a esta estética”.
Pero, después de tantos años de carrera, ¿qué es lo que mantiene viva la llama en Bulldog? Para Willy, la respuesta está en la conexión con la gente y en la capacidad de seguir moviéndose, de seguir construyendo: “Tenemos un libro flamante que cuenta 30 años de historia y ya podríamos escribir seis más, porque estamos en los 36. Y esto no se detiene. Ahora, en abril, volvemos a Chile, a Bolivia, y todo el tiempo recibimos mensajes de gente que nos quiere ver en Moreno, en Chivilcoy, en Salta, en Tucumán. Es una locura, pero nos encanta”.
Esa independencia que siempre caracterizó a la banda es también un mensaje para las nuevas generaciones. El cantante asegura que no es un camino fácil: “No hay que esperar a que aparezca un manager o un productor que haga todo. Es un oficio difícil, y la realidad es que cada vez hay menos. Salvo que seas Dave Grohl o Green Day, que mueven cifras astronómicas y necesitan un equipo enorme, hoy el camino es otro. Nosotros hacemos todo: hablamos con los productores, chequeamos los vuelos, preparamos el merch, estampamos remeras, organizamos la logística del show. Y la gente lo percibe, lo valora. Cuando llegamos a tocar a Río Gallegos, a Ushuaia, sabemos que hay alguien que nos estuvo esperando”.
Para Bulldog, el viaje no se trata solo de lo que ya construyeron, sino de lo que aún queda por hacer. “Ya pasamos los 50 años, pero seguimos sintiéndonos muy vitales -dice Willy-. Nos subimos al colectivo después de un show y dormimos toda la noche ahí. No tenemos grandes exigencias, más allá de que el público tenga el mejor espectáculo posible. Y estamos en cada detalle: la puesta en escena, las luces, las imágenes. Todo lo hacemos nosotros, porque Bulldog es eso”.
Y como si la máquina no pudiera detenerse, el cantante adelanta lo que muchos fans estaban esperando. “Este año lo hablamos con los chicos y llegamos a la conclusión de que tenemos que grabar algo nuevo -adelanta-. Filosopunk (2022) ya es un disco pandémico. Cuatro años después, es hora de sacar aunque sea cinco o seis canciones y subirlas a las plataformas”.
La idea no es solo un deseo, sino una necesidad creativa. “El otro día, un amigo me dijo: ‘Tienen que sacar un disco nuevo. La gente lo está esperando’. Y nosotros también. Es un desafío, y si la vida no tiene desafíos, no tiene sentido. Un poco de vértigo y vorágine siempre vienen bien. Hay que enchufar la guitarra y ponerse a componer. Eso es lo que mantiene la llama encendida“, concluye.
Bulldog se presenta el sábado 5 de abril a las 19 h en Teatro Vorterix (Av. Federico Lacroze 3455, CABA). Entradas disponibles a través de Allaccess, con 20% de descuento para socios de la Comunidad Indie Hoy.
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