Yacerás en este campo de asfalto

Mentiras, como el pellejo magro que vertimos, fundido y pútrido, sobre la tierra. Como las tintas azules en pieles blancas o los corazones metafóricos. Los por siempre, los eternos, los opuestos a la termodinámica. Y si me pongo muy exagerado, a Newton. Acción, reacción. Mentiras que son acciones y reaccionan mutando, las muy aviesas. Esas... Leer más La entrada Yacerás en este campo de asfalto aparece primero en Zenda.

Apr 19, 2025 - 00:47
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Yacerás en este campo de asfalto

I walk along these no name streets… A walking disaster, the son of the bastards…

Mentiras, como el pellejo magro que vertimos, fundido y pútrido, sobre la tierra. Como las tintas azules en pieles blancas o los corazones metafóricos. Los por siempre, los eternos, los opuestos a la termodinámica. Y si me pongo muy exagerado, a Newton. Acción, reacción. Mentiras que son acciones y reaccionan mutando, las muy aviesas.

Esas son nuestras vidas, mentiras. Que nos creemos como el mejor público que la vida podría tener. No pienso que sea nuestra única opción.

"Llorar mares esta bien, pero doler océanos es una cosa penosa, fría, ambiciosa incluso"

Tantas absurdas teorías para describir la aparición de la así llamada inteligencia en el humano… Y no nos hemos parado a pensar que aquí Darwin (y la panda que le siguió) la cagó. La selección cogió a los más brutos, los mas lerdos, y les dio un podio. Juramos la bandera, la constitución humana, y realizamos saludos cuestionables. Es esta una tendencia infalible. Para comprobarlo baste observar a nuestros líderes mundiales. Eso sí, no por mucho tiempo, que nadie se dañe las córneas.

Mediocridad, falsedad, inconsecuencia. Y mentiras.

Ellas siempre están ahí. Les gusta colarse por los resquicios del miedo, con la grasa de los días viejos, y hacerse soporte fuerte. Tanto que si las desechamos nos olvidamos de lo que era antes. ¿Y acaso era la verdad lo anterior?

Sea como sea que se llame lo de antes, tiene que ver con estas capas de engaños. Estos espejismos patéticos que desarrollan epitelios de capilares invisibles y neuronas hambrientas en torno al pecho. Que cuando te las quieres arrancar te dolerá océanos. Y no hay unidad de medida más grande que esa. Llorar mares esta bien, pero doler océanos es una cosa penosa, fría, ambiciosa incluso. ¿Pero acaso es necesario hacer frente a ese dolor destructor?

Si uno es valiente querrá arrastrar estas capas de mentiras a través de las venas hasta sacarlas por la boca, pisarlas, quemarlas y olvidarlas.

"Así que mientras mis mentiras se diluyen en segundos que no sé lo que significan, tecleo unas palabras que no serán ni polvo"

El valor protege de tantas cosas. Aunque no te hace caballero. Eso te lo hace la espada y el caballo, ya lo decía Cervantes. El valor es un escudo de coraje con el que abrazar al miedo, al dolor constante de estar vivo. Una de esas nueve características diseñadas por la NASA para clasificar algo como vivo (en realidad usan ocho, pero he mejorado la lista).

Así que mientras mis mentiras se diluyen en segundos que no sé lo que significan, tecleo unas palabras que no serán ni polvo, ni sarmiento seco y deshecho, para que quede claro que las veo. Que tenemos que verlas, romperlas y deshacernos de ellas si es que queremos dejar de ser tanta primavera vieja, tan desastre ambulante.

Y quizás alguno, no yo, llegue a ser cosa verdadera, ajena a la violencia, al fuego que te corroe cuando los eritrocitos ya no saben si nadan en una masa de plasma o en una bruma de mentiras. De corrosión, de aros de oro, de fotos viejas, de recuerdos que se desvanecen porque para eso están hechos los recuerdos. Como las mentiras. Para deshacerse de ellos y quemarlos.

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