Ni “paniaguados” ni “subvencionados”, el cine español recibe poco dinero y lo devuelve con creces

Cada euro invertido en incentivos fiscales a rodajes internacionales ha generado un retorno de nueve euros en la economía española, según el primer estudio del Impacto Económico de los Rodajes Internacionales en España Este artículo ha sido publicado anteriormente en el monográfico ‘El precio y el valor de la cultura’, la revista en papel de elDiario.es que reciben gratuitamente sus socias y socios. Si tú también quieres recibirla, hazte socio, hazte socia El posicionamiento del cine español en 2004 en contra de la Guerra de Irak tuvo muchas consecuencias. Las recordaba hace poco Pedro Almodóvar en una entrevista en elDiario.es. La derecha no soportó perder aquellas elecciones y convirtió a los miembros de la industria en sus enemigos, creando contra ellos una serie de falsos mantras que coló en el debate público y en sus medios afines. A partir de entonces se comenzó a incidir en términos que ahora son, por desgracia, habituales, como ese que dice que son todos unos “subvencionados”. Aquellos ataques han sido recuperados recientemente por Vox y parte del PP, con Ayuso a la cabeza. En las elecciones de julio del año pasado, desde el partido de extrema derecha llamaron “paniaguados” al cine español, y el día en el que todo el sector debe celebrar sus éxitos, el exvicepresidente de Castilla y León –durante la gala que se celebraba en Valladolid–, les insultó llamándoles “señoritos”. Fue, precisamente, Pedro Almodóvar el que antes de entregar el premio a la mejor película detuvo la ceremonia para contestarle. Sus galones se lo permiten. Enarboló un argumento que el cine español repite pero que no siempre cala. Almodóvar se presentó en el escenario como “uno de los señoritos que recogemos las subvenciones para después hacer películas muy malas que no interesan a nadie”. Acto seguido, contraatacó: “El dinero que los cineastas recibimos como anticipo lo devolvemos con creces al Estado a través de nuestros impuestos y de la seguridad social. Además de crear miles de puestos de trabajo”. Podría haber añadido que más del 86% del dinero que gasta Vox proviene de subvenciones (unos 24,4 millones de euros), y que ellos no devuelven nada al Estado de forma directa. Sigue faltando pedagogía y sobrando noticias falsas para explicar la relación del cine español con el dinero público. España da poco dinero en comparación con los países de su nivel de la Unión Europea, y además, como decía Almodóvar, lo devuelve con creces.  Rodrigo Sorogoyen, en el rodaje de 'As bestas' Primero habría que dejar claro que una película española solo puede tener, como máximo, el 50% de su presupuesto formado por subvenciones públicas. Y volver a subrayar que las ayudas principales, las conocidas como “a la producción”, se conceden, en su mayor parte, por criterios objetivos basados en la viabilidad comercial del filme. Realmente las ayudas se dan a aquellos filmes que formen el puzle más compacto (distribuidor asegurado, productor de éxito, cineasta reconocido…). En estas ayudas no se valora el argumento. Por tanto, ese dicho de que se da dinero a películas de la guerra civil o de argumentos de izquierdas es, literalmente, falso. En los presupuestos del año 2023, los más altos de la historia para el cine de nuestro país, se superaron por primera vez los 100 millones de euros para todo el cine español. Se llegó hasta los 167 gracias a los fondos europeos. De esos 167 millones, 108 son los que pertenecen al Fondo de Protección a la Cinematografía, es decir el dinero con el que se financian las ayudas para producir películas. Para el mismo año, Francia anunció una partida de 711 millones de euros para el Centro Nacional del Cine (CNC).  En Alemania se aprobó una ley en 2018 para que el dinero para defender que su cine nunca bajara de los 150 –este año, según la agencia de desarrollo económico (GTAI), se situó en 193,6 millones de euros–. Italia también aprobó una ley

Apr 21, 2025 - 00:04
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Ni “paniaguados” ni “subvencionados”, el cine español recibe poco dinero y lo devuelve con creces

Ni “paniaguados” ni “subvencionados”, el cine español recibe poco dinero y lo devuelve con creces

Cada euro invertido en incentivos fiscales a rodajes internacionales ha generado un retorno de nueve euros en la economía española, según el primer estudio del Impacto Económico de los Rodajes Internacionales en España

Este artículo ha sido publicado anteriormente en el monográfico ‘El precio y el valor de la cultura’, la revista en papel de elDiario.es que reciben gratuitamente sus socias y socios. Si tú también quieres recibirla, hazte socio, hazte socia

El posicionamiento del cine español en 2004 en contra de la Guerra de Irak tuvo muchas consecuencias. Las recordaba hace poco Pedro Almodóvar en una entrevista en elDiario.es. La derecha no soportó perder aquellas elecciones y convirtió a los miembros de la industria en sus enemigos, creando contra ellos una serie de falsos mantras que coló en el debate público y en sus medios afines. A partir de entonces se comenzó a incidir en términos que ahora son, por desgracia, habituales, como ese que dice que son todos unos “subvencionados”.

Aquellos ataques han sido recuperados recientemente por Vox y parte del PP, con Ayuso a la cabeza. En las elecciones de julio del año pasado, desde el partido de extrema derecha llamaron “paniaguados” al cine español, y el día en el que todo el sector debe celebrar sus éxitos, el exvicepresidente de Castilla y León –durante la gala que se celebraba en Valladolid–, les insultó llamándoles “señoritos”. Fue, precisamente, Pedro Almodóvar el que antes de entregar el premio a la mejor película detuvo la ceremonia para contestarle.

Sus galones se lo permiten. Enarboló un argumento que el cine español repite pero que no siempre cala. Almodóvar se presentó en el escenario como “uno de los señoritos que recogemos las subvenciones para después hacer películas muy malas que no interesan a nadie”. Acto seguido, contraatacó: “El dinero que los cineastas recibimos como anticipo lo devolvemos con creces al Estado a través de nuestros impuestos y de la seguridad social. Además de crear miles de puestos de trabajo”.

Podría haber añadido que más del 86% del dinero que gasta Vox proviene de subvenciones (unos 24,4 millones de euros), y que ellos no devuelven nada al Estado de forma directa. Sigue faltando pedagogía y sobrando noticias falsas para explicar la relación del cine español con el dinero público. España da poco dinero en comparación con los países de su nivel de la Unión Europea, y además, como decía Almodóvar, lo devuelve con creces. 

Rodrigo Sorogoyen, en el rodaje de 'As bestas'

Primero habría que dejar claro que una película española solo puede tener, como máximo, el 50% de su presupuesto formado por subvenciones públicas. Y volver a subrayar que las ayudas principales, las conocidas como “a la producción”, se conceden, en su mayor parte, por criterios objetivos basados en la viabilidad comercial del filme. Realmente las ayudas se dan a aquellos filmes que formen el puzle más compacto (distribuidor asegurado, productor de éxito, cineasta reconocido…). En estas ayudas no se valora el argumento. Por tanto, ese dicho de que se da dinero a películas de la guerra civil o de argumentos de izquierdas es, literalmente, falso.

En los presupuestos del año 2023, los más altos de la historia para el cine de nuestro país, se superaron por primera vez los 100 millones de euros para todo el cine español. Se llegó hasta los 167 gracias a los fondos europeos. De esos 167 millones, 108 son los que pertenecen al Fondo de Protección a la Cinematografía, es decir el dinero con el que se financian las ayudas para producir películas. Para el mismo año, Francia anunció una partida de 711 millones de euros para el Centro Nacional del Cine (CNC). 

En Alemania se aprobó una ley en 2018 para que el dinero para defender que su cine nunca bajara de los 150 –este año, según la agencia de desarrollo económico (GTAI), se situó en 193,6 millones de euros–. Italia también aprobó una ley en 2017, cuando se creó el Fondo del Cine y del Audiovisual, para que el cine contara con, al menos, 400 millones de euros anuales. Además, en 2022 se aprobó una partida de 53 millones dedicada exclusivamente para los jóvenes directores y las películas complicadas. Esto tendría su equivalente en el cine español con las ayudas selectivas, que en 2023 tuvieron presupuestadas 30 millones de euros. 

De los 108 millones del fondo de protección, 82,4 se devolvieron solo en la taquilla. Ese fue el resultado del cine español en las salas. Uno, además, bastante regular y menor que el que venía consiguiendo antes de la pandemia, cando estaba en torno a los 100 millones. Por tanto, solo en entradas vendidas prácticamente se cubre esa cantidad. Pero hay que recordar que el cine español produce puestos de trabajo, paga impuestos y genera otros beneficios que siempre se olvidan, misteriosamente, cuando se publica todo lo que se da para producir películas de “progres”.

También palidece frente al de otros países europeos el dinero que recibe el cine español por parte de las cadenas públicas. Un reciente estudio del Observatorio del Audiovisual Europeo mostraba que el porcentaje de producción original que aportan las cadenas públicas es el más bajo de la lista de los 10 países más importantes de la Unión Europea: solo un 14%. Muy lejos de la media del continente, que se encuentra en el 41%. Las televisiones públicas francesas aportan un 42%, mientras que en los Países Bajos el porcentaje es de un 61% y en Dinamarca se marca la cifra más alta, un 74%.

El Hollywood de Europa

Los bajos datos de producción de las cadenas públicas se compensan con lo que aportan las plataformas. “España es comparativamente el principal beneficiario de las inversiones de las plataformas”, destacaba el mismo informe mostrando el potencial que ha visto Netflix en la producción de contenidos en español para todo el mundo. “La sociedad de la nieve” fue la tercera película más vista de Netflix en el primer semestre de 2024 y entre las diez películas no habladas en inglés más exitosas de la historia de la plataforma hay cuatro producciones españolas.

El contenido producido en nuestro país interesa y tiene espectadores, pero además interesa España como plató. Una de las propuestas más ambiciosas del Gobierno de Pedro Sánchez fue el denominado Hub Audiovisual, con el que se pretende dotar de infraestructuras de primer nivel para atraer a las películas y series en un contexto donde todos los países ofrecen atractivos incentivos fiscales para llevarse las grandes producciones a sus decorados.

En octubre de 2021 se anunció que se planeaban invertir 1.603 millones de euros en ayudas hasta 2025 para convertir España en una potencia cinematográfica internacional a nivel de atracción de inversión y rodajes. Pedro Sánchez dijo entonces que su intención era clara, convertir España en “el Hollywood de Europa”. Ha funcionado. Los rodajes internacionales gastaron 1.300 millones de euros en España en los últimos cuatro años. Además, se estima que las obras internacionales crearon una media de 7.080 puestos de trabajo en España a tiempo completo al año entre 2019 y 2022.

Cada euro invertido en incentivos fiscales a rodajes internacionales ha generado un retorno de nueve euros en la economía española, según el primer estudio del Impacto Económico de los Rodajes Internacionales en España presentado en el marco del Festival de San Sebastián por el Spain Film Comission en colaboración con Profilm y elaborado por la consultora Olsberg. Un informe que debería repetirse para establecer datos concretos respecto a lo que genera el propio cine español, no solo los rodajes internacionales para romper mentiras y bulos a base de datos concretos.

Eva Libertad, grabando 'Sorda' con Miriam Garlo y parte del equipo

Todo ello se ha producido gracias al éxito de los llamados incentivos fiscales, que devuelven parte de los gastos generados en los rodajes a las productoras (tanto nacionales como internacionales). También en esto España va por detrás. En un mercado cada vez más global, los países aumentan las deducciones para atraer rodajes de grandes producciones. La actual legislación dice que del primer millón gastado el Estado devuelve el 30%, y de los siguientes, el 25% hasta alcanzar una devolución máxima de 20 millones tras la última actualización (hasta ahora era de 10 millones).

Es, decir, del primer millón se devuelven 300.000 euros y, de los siguientes, 250.000 euros hasta alcanzar la cifra tope. Las Islas Canarias –por la insularidad– y Navarra –por la foralidad– tienen una deducción más amplia: hasta un 50% para el primer millón y un 45% para los siguientes en Canarias, y 45% y 40%, respectivamente, en Navarra. Cifras que quedan bien lejos de, por ejemplo, las de Reino Unido, que este año anunció desgravaciones fiscales del 53% para la producción de cine independiente. De hecho, uno de los caballos de batalla de esta nueva Ley del Cine pasa por el aumento de esos incentivos. 

Las deducciones fiscales son la forma que tienen en EEUU de ayudar a su cine. Porque por mucho que diga otro falso mantra contra el cine español, Hollywood sí subvenciona sus películas a través de esta figura fiscal. Cada estado tiene sus normas. California dedica 330 millones de dólares al año, y, por ejemplo, Georgia prevé invertir 2.600 millones en cine y televisión para el año 2024 según publicó The Hollywood Reporter. En España se dieron 79 millones en deducciones al cine en 2022 y se esperaban 89 en 2023.

Cine independiente, asignatura pendiente

Si el cine español no recibe excesivo dinero público comparado con otros países, el más perjudicado en este sentido es el llamado cine independiente. De la partida dedicada a las ayudas, ellos reciben los que menos. Para ese cine arriesgado están destinadas las ayudas selectivas, que en 2023 ascendieron a 30 millones frente a los 62 millones para las generales. Es decir, el cine independiente y arriesgado, que a priori sería quien más lo necesita, recibe la mitad que las grandes películas.

Son, además, esos títulos, los que están logrando los mejores resultados en los festivales internacionales, por encima de las producciones grandes que copan las ayudas generales. Alcarrás, Creatura, Libertad, o este año Volveréis…, todas ellas vienen de esa selección de filmes. Es ahí donde está la cantera de realizadores que van a ganar premios y lograr carreras internacionales.

Con la excepción de Pedro Almodóvar y Rodrigo Sorogoyen, pocos cineastas de ese tipo de cine pueden optar a la otra clase de ayudas, ya que el mecanismo de puntos premia el éxito en taquilla frente a otros criterios. Se mide por tamaño: el de la productora, la distribuidora…, lo que perjudica a filmes considerados más modestos.

Uno de los problemas actuales que preocupa a los productores es que ante la gran competitividad del cine español y el aumento en la producción gracias a la llegada de plataformas (que adquieren películas españolas tras su paso por salas), muchos filmes que hace cinco años hubieran ganado una ayuda general, ahora se quedan fuera por puntos y prefieren entrar a competir ante los más modestos, provocando un cuello de embudo que afecta a todas las convocatorias, donde numerosos proyectos se quedan fuera.

No hay suficiente dinero para todas las películas, y muchas de ellas, con puntuaciones que deberían ser suficientes para tener una subvención, se quedan sin ella. Esto hace que el cine español esté perdiendo nuevas miradas y cineastas, y es algo que la nueva ley del cine debería atajar. Entre otras cosas porque el nuevo texto abrirá la puerta a que las series tengan ayudas, así que hará falta bastante más dinero si quieren que el cine en salas no se resienta, y especialmente el cine más pequeño que es el que triunfa en los certámenes internacionales. Sin esas ayudas selectivas no existiría Olivier Laxe o Carla Simón, dos de los cineastas que ya pueden aspirar a presupuestos más grandes, pero que sin ese primer empujón que les llevó a Cannes y Berlín, no lo hubieran logrado.

Carla Simón, con el Oso de Oro ganado en la Berlinale

En la relación del cine español con el dinero público es fundamental la ley que rige el sistema de ayudas, una ley del cine que en estos momentos se encuentra a la espera de la presentación de enmiendas tras la aprobación del mismo texto que se quedó en el cajón la pasada legislatura. La idea es aprobar aquel borrador para, a partir de ahí, ir introduciendo mejoras. Pero las dudas y los retos son variados.

El primero parece resuelto y pasaba por la definición de productor independiente. La Ley Audiovisual introducía una que no complació a los realmente independientes, ya que abría la mano para que cualquier empresa que produjera para una plataforma o cadena privada fuera considerada independiente. Así, Buendía Studio, un estudio creado básicamente para dar servicio a las producciones de Atresmedia lo sería, y cualquier película que hicieran valdría para cumplir con el cupo que impone la ley a las producciones supuestamente más arriesgadas.

Esto metió el miedo en el cuerpo, ya que si esa definición se mantenía en la ley del cine, también se les consideraría independientes a todos los efectos. Por ese lado hay contento, pero por otro hay discusión sobre la necesidad de poner una ventana obligatoria para los estrenos en salas de cine (algo que actualmente no está en ninguna ley y depende de cada película) y sobre todo mucha incertidumbre ante la nueva línea de ayudas para las series.

Si los 108 millones que se dieron en 2023, el año que más dinero se dio al cine español gracias a los fondos europeos, se han demostrado insuficientes, ¿qué ocurrirá con una tercera línea para las series?, ¿habrá que repartir el botín entre cada vez más miembros o habrá más dinero?, ¿cambiará el sistema de puntos que había hasta ahora?, ¿cómo se protegerá a las nuevas voces, a las cineastas y al cine más arriesgado en un panorama cada vez más fragmentado?

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