¿Existen embutidos y fiambres que podamos considerar como "no procesados"?

Hoy en día, con tanta gente preocupada por la alimentación saludable y la reducción de productos ultraprocesados, es normal preguntarse si los embutidos y fiambres pueden ser una opción aceptable. Técnicamente, cualquier alimento que no se consuma tal y como se obtiene es procesado, pero eso no significa que todos los procesados sean ultraprocesados ni necesariamente malos para la salud. Es decir, un trozo de lomo de cerdo fresco no es un procesado; pero un filete de lomo adobado sí. Del mismo modo que la leche no se considera un producto procesado, pero un yogur o un queso, a pesar de que puedan tener un proceso de elaboración mínimo, sí son procesados. O que un trozo de atún fresco no es un procesado, pero una conserva de atún en aceite sí. Básicamente, entendemos por procesado a aquel alimento que ha sido transformado –sin contar el cocinado– antes de consumir. La diferencia está en el nivel de procesamiento. Algunos productos solo pasan por modificaciones mínimas para conservarse mejor o mejorar su sabor, mientras que otros contienen una larga lista de aditivos, conservantes y otras sustancias. Es aquí donde debemos fijarnos: no es lo mismo un producto con pocos ingredientes naturales que uno repleto de aditivos. Procesado no significa inseguro No obstante, no demonicemos al aditivo. Los productos que los llevan están regulados y autorizados por gobiernos y entidades supranacionales como la Unión Europea y sus agencias de seguridad alimentaria como la AESAN y la EFSA y son, por tanto, seguros. En el caso de los embutidos y fiambres, lo mejor es optar por los que tienen la menor cantidad de ingredientes adicionales. Los más simples suelen llevar solo carne y especias como sal, pimienta, pimentón, orégano o ajo, que no solo aportan sabor sino que también ayudan en la conservación de manera natural. El problema empieza cuando en la etiqueta aparecen conservantes artificiales, colorantes o potenciadores de sabor. Por ejemplo, los nitritos y nitratos son comunes en muchos embutidos industriales y generan preocupación por sus posibles efectos en la salud. También hay fiambres que incluyen azúcares, féculas y almidones, lo que los aleja de ser un producto mínimamente procesado. Muchos de estos ingredientes están utilizados para aportar jugosidad al producto, para mejorar su textura o incluso su durabilidad. Más natural no significa de consumo diario Dentro del mundo de los embutidos, hay opciones más naturales. El jamón serrano o ibérico, por ejemplo, suele estar hecho solo con carne y sal. Lo mismo ocurre con algunos tipos de lomo embuchado o cecina, que mantienen su elaboración tradicional sin necesidad de añadir sustancias artificiales. En cambio, productos como el jamón cocido, la mortadela o algunas salchichas suelen llevar una mezcla de almidones y aditivos que los hacen menos recomendables. No todos, evidentemente, pero bastará con que echéis un vistazo a la información nutricional y al etiquetado. Para evitar los ultraprocesados sin dejar de consumir embutidos, es clave revisar la lista de ingredientes. Cuanto más corta y natural sea, mejor. Lo ideal es elegir productos con solo carne y especias, en lugar de aquellos con una larga lista de componentes difíciles de reconocer. En este sentido, los embutidos artesanales suelen ser una mejor opción que los industriales. En Directo al Paladar Prosciutto di Parma: así es el famoso jamón italiano del que no queremos ni oír hablar en España (pero deberíamos) No obstante, insistimos: los fiambres y los embutidos, no por el hecho de ser naturales, han de ser de consumo continuado en nuestro día a día. Un chorizo, por poner un ejemplo, puede tener una gran cantidad de grasa. O un jamón o un lomo pueden tener una gran cantidad de sal. Por tanto, son elementos que se deben consumir de manera puntual. Respecto a determinados fiambres cocidos, bastante habituales, como pueden ser la pechuga de pollo, el jamón cocido o el pavo, sí podríais intentar hacerlo en casa de forma sencilla, añadiendo vuestras mezclas de hierbas y especias y cociendo o asando este tipo de productos. Imágenes | Imagen de freepik / Imagen de freepik En DAP | Recetas con embutido En DAP | Recetas con jamón - La noticia ¿Existen embutidos y fiambres que podamos considerar como "no procesados"? fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Jaime de las Heras .

Mar 23, 2025 - 10:46
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¿Existen embutidos y fiambres que podamos considerar como "no procesados"?

¿Existen embutidos y fiambres que podamos considerar como "no procesados"?

Hoy en día, con tanta gente preocupada por la alimentación saludable y la reducción de productos ultraprocesados, es normal preguntarse si los embutidos y fiambres pueden ser una opción aceptable.

Técnicamente, cualquier alimento que no se consuma tal y como se obtiene es procesado, pero eso no significa que todos los procesados sean ultraprocesados ni necesariamente malos para la salud. Es decir, un trozo de lomo de cerdo fresco no es un procesado; pero un filete de lomo adobado sí.

Del mismo modo que la leche no se considera un producto procesado, pero un yogur o un queso, a pesar de que puedan tener un proceso de elaboración mínimo, sí son procesados. O que un trozo de atún fresco no es un procesado, pero una conserva de atún en aceite sí. Básicamente, entendemos por procesado a aquel alimento que ha sido transformado –sin contar el cocinado– antes de consumir.

La diferencia está en el nivel de procesamiento. Algunos productos solo pasan por modificaciones mínimas para conservarse mejor o mejorar su sabor, mientras que otros contienen una larga lista de aditivos, conservantes y otras sustancias. Es aquí donde debemos fijarnos: no es lo mismo un producto con pocos ingredientes naturales que uno repleto de aditivos.

Procesado no significa inseguro

No obstante, no demonicemos al aditivo. Los productos que los llevan están regulados y autorizados por gobiernos y entidades supranacionales como la Unión Europea y sus agencias de seguridad alimentaria como la AESAN y la EFSA y son, por tanto, seguros.

En el caso de los embutidos y fiambres, lo mejor es optar por los que tienen la menor cantidad de ingredientes adicionales. Los más simples suelen llevar solo carne y especias como sal, pimienta, pimentón, orégano o ajo, que no solo aportan sabor sino que también ayudan en la conservación de manera natural.

El problema empieza cuando en la etiqueta aparecen conservantes artificiales, colorantes o potenciadores de sabor. Por ejemplo, los nitritos y nitratos son comunes en muchos embutidos industriales y generan preocupación por sus posibles efectos en la salud. También hay fiambres que incluyen azúcares, féculas y almidones, lo que los aleja de ser un producto mínimamente procesado. Muchos de estos ingredientes están utilizados para aportar jugosidad al producto, para mejorar su textura o incluso su durabilidad.

Más natural no significa de consumo diario

Dentro del mundo de los embutidos, hay opciones más naturales. El jamón serrano o ibérico, por ejemplo, suele estar hecho solo con carne y sal. Lo mismo ocurre con algunos tipos de lomo embuchado o cecina, que mantienen su elaboración tradicional sin necesidad de añadir sustancias artificiales.

En cambio, productos como el jamón cocido, la mortadela o algunas salchichas suelen llevar una mezcla de almidones y aditivos que los hacen menos recomendables. No todos, evidentemente, pero bastará con que echéis un vistazo a la información nutricional y al etiquetado.

embutidos procesados

Para evitar los ultraprocesados sin dejar de consumir embutidos, es clave revisar la lista de ingredientes. Cuanto más corta y natural sea, mejor. Lo ideal es elegir productos con solo carne y especias, en lugar de aquellos con una larga lista de componentes difíciles de reconocer. En este sentido, los embutidos artesanales suelen ser una mejor opción que los industriales.

No obstante, insistimos: los fiambres y los embutidos, no por el hecho de ser naturales, han de ser de consumo continuado en nuestro día a día. Un chorizo, por poner un ejemplo, puede tener una gran cantidad de grasa. O un jamón o un lomo pueden tener una gran cantidad de sal. Por tanto, son elementos que se deben consumir de manera puntual.

Respecto a determinados fiambres cocidos, bastante habituales, como pueden ser la pechuga de pollo, el jamón cocido o el pavo, sí podríais intentar hacerlo en casa de forma sencilla, añadiendo vuestras mezclas de hierbas y especias y cociendo o asando este tipo de productos.

Imágenes | Imagen de freepik / Imagen de freepik

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La noticia ¿Existen embutidos y fiambres que podamos considerar como "no procesados"? fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Jaime de las Heras .