Giro de 180º: La inesperada decisión del papa Francisco antes de morir deja a todos sin aliento

Francisco muere: comienza el epílogo de una era. El papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio, ha fallecido en Roma a los 88 años, tras doce años de pontificado marcados por su cercanía, su tono pastoral y su compromiso con los más desfavorecidos. Durante los últimos días, el Vaticano había dado señales de alarma sobre su deteriorado ... Leer más

Apr 21, 2025 - 15:58
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Giro de 180º: La inesperada decisión del papa Francisco antes de morir deja a todos sin aliento

Francisco muere: comienza el epílogo de una era.

El papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio, ha fallecido en Roma a los 88 años, tras doce años de pontificado marcados por su cercanía, su tono pastoral y su compromiso con los más desfavorecidos. Durante los últimos días, el Vaticano había dado señales de alarma sobre su deteriorado estado de salud, que le impedía cumplir incluso con los actos más rutinarios de su agenda. La Iglesia se despide así de un pontífice que dejó huella en la historia reciente.

Desde el primer momento, Bergoglio dejó claro su rumbo: “los pobres son la prioridad de la Iglesia”. Su origen argentino y su condición de jesuita marcaron una diferencia radical con respecto a sus predecesores. Su papado propició una apertura hacia una Iglesia más global y menos eurocéntrica, lo que le generó tensiones con los sectores más conservadores y, a la vez, reconocimiento entre los más alejados de la institución.

Uno de los gestos más representativos de su visión fue la simplificación del protocolo funerario papal, que modificó en abril del año pasado. Desaparecen ritos como los tres ataúdes, el catafalco o el uso del báculo papal, en favor de una ceremonia más sobria. Un cambio que responde tanto a una coherencia personal como a una voluntad de reforma litúrgica más profunda.

Cambios que hablan: el adiós sin ostentación.

Estas modificaciones se concretan en la segunda edición del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el libro que regula los funerales de los papas. Francisco lo aprobó en abril de 2024, después de recibir su primera copia en noviembre del año anterior. La Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice fue la encargada de su publicación.

El arzobispo Diego Ravelli, maestro de las celebraciones litúrgicas, explicó entonces el motivo de la revisión: “porque el Papa Francisco pidió simplificar y adaptar algunos ritos para que la celebración de las exequias del Obispo de Roma expresara mejor la fe de la Iglesia en Cristo resucitado”. Más que una cuestión ceremonial, se trataba de una expresión de fe despojada de grandeza mundana.

Francisco insistió en que su funeral debía ser el de “un pastor y discípulo de Cristo y no el de un poderoso hombre de este mundo”. Esa fue la brújula con la que reescribió incluso su despedida: con humildad, evitando símbolos que pudieran sugerir poder terrenal. En lugar de la basílica vaticana, pidió ser enterrado en Santa María la Mayor, la iglesia romana donde solía rezar antes y después de cada viaje.

La última estación.

La estructura de tres estaciones funerarias se mantiene, pero con adaptaciones sustanciales. Ahora, la constatación de la muerte se hará en su capilla privada y el cuerpo será colocado directamente en un ataúd de madera con interior de zinc, sin paso previo por el Palacio Apostólico. Un cambio lógico: Francisco vivía en la Casa Santa Marta, no en los aposentos tradicionales del Vaticano.

También se ajustó el rito de exposición: el cuerpo se mostrará directamente en el féretro abierto, sin catafalco, y sin el báculo papal a su lado. La ceremonia pierde elementos visuales de poder y se orienta hacia una experiencia más íntima y cercana para los fieles. La misa exequial tendrá lugar tras el cierre del féretro, simplificando los pasos del proceso litúrgico.

Otro símbolo abolido es el uso de tres ataúdes—ciprés, plomo y roble—que históricamente contenían el cuerpo del pontífice. Francisco eliminó esta tradición y optó por un modelo más sencillo, en línea con los funerales de los obispos. Incluso los títulos empleados durante la ceremonia serán más simples: desaparece la mención explícita a “Romano Pontífice”.

Una muerte tranquila.

Se mantiene la figura del camarlengo como responsable durante la sede vacante, pero desaparece la Cámara Apostólica, aquel antiguo colegio eclesiástico que asistía en la gestión interina del Vaticano. Una institución menos, en una Iglesia que Francisco quiso menos burocrática y más evangélica.

Según La Repubblica, la causa probable de la muerte ha sido un derrame cerebral, sin relación directa con los problemas respiratorios que lo llevaron al hospital en febrero. El diario asegura que el Papa falleció “pacíficamente”. Esta tarde, a las 20:00 horas, su cuerpo será expuesto en la capilla de Santa Marta antes de su traslado definitivo a la basílica.

Con su muerte se cierra un ciclo que redefinió el papado desde las entrañas. Pero su legado, en forma de gestos sencillos y decisiones audaces, continúa latiendo en los pasillos vaticanos y en la memoria de quienes lo siguieron más allá de la fe.