El radar Pegasus de la DGT graba la infracción de tráfico más surrealista de todos los tiempos

Un juez denuncia afán recaudatorio en las multas de tráfico: “No puede hacerse a costa de violentar normas básicas del procedimiento”

El eterno debate sobre si las sanciones de tráfico tienen una finalidad pedagógica o meramente recaudatoria vuelve a estar en el foco, esta vez de la mano de la justicia. Un juez de Cádiz ha anulado recientemente una multa de 300 euros que conllevaba, además, la retirada de dos puntos del carné de conducir, al considerar que el proceso sancionador se había llevado a cabo con excesiva precipitación y sin respetar las garantías procedimentales mínimas.

En su resolución, el magistrado fue claro y crítico: “Por mucho que se pretenda tramitar sumariamente las sanciones de tráfico, la precipitación en generar y obtener rápidamente pingües beneficios para la Administración no puede hacerse a costa de violentar normas básicas del procedimiento”. Con esta frase, el juez no solo tumbó la multa, sino que puso sobre la mesa una crítica frontal al modo en que, en muchos casos, se ejecutan estas sanciones.

Cuando la pasión por la música se convierte en un riesgo: el conductor que tocaba la «batería» en plena autovía

Ahora bien, más allá de las dudas legítimas sobre la motivación detrás de algunas multas, hay conductas que no admiten defensa posible, ni por forma ni por fondo. Una de ellas ocurrió el mes pasado en una autovía española y fue captada por uno de los helicópteros Pegasus de la Dirección General de Tráfico (DGT).

Según informó el diario *ABC*, los tripulantes de la aeronave no daban crédito a lo que estaban viendo: un conductor se encontraba simulando que tocaba la batería con dos palos de madera mientras circulaba a toda velocidad. La escena parecía sacada de una película de comedia, pero no tenía nada de graciosa.

El informe detalló que el individuo utilizaba los palos “a modo de baquetas para golpear con ellas la parte superior del volante de dirección del vehículo, como si fuese tocando una batería al ritmo de la música”. Pero lo realmente preocupante es que esta peligrosa actitud se prolongó durante más de un minuto, “lo cual le permitió recorrer un gran trayecto por la autovía”.

Durante todo ese tiempo, el conductor soltó ambas manos del volante, agarrando un palo en cada una de ellas. Solo detuvo su absurda performance cuando notó la presencia del helicóptero sobrevolando