El final de 'Adolescencia' demuestra que la serie es una obra maestra, y se atreve a arrojar esperanza en un mundo muy oscuro

Los cuatro episodios de 'Adolescencia' en Netflix no son un visionado agradable, pero probablemente sea uno de los más necesarios del año. Un cruel caso de violencia juvenil da pie a hablar de una realidad terrorífica cada vez más evidente y nociva. La cultura incel, la manosfera de marras y los devastadores efectos en una generación que no puede evitar sentirse cada vez más dependiente de ecosistemas digitales. Para su co-guionista, Jack Thorne, Jamie no solo es un perpetrador, es una víctima más. Para su otro co-creador, Stephen Graham, todos somos responsables. Los colegios, los padres, las instituciones, internet y sus redes. A lo largo de sus cuatro episodios 'Adolescencia' deja claro este mensaje, no solo en su trama principal, sino en pequeñas dinámicas que plagan un universo que parece condenado a repetir crímenes como el de Jamie. La clave está en una estructura de guion que favorece un punto de vista predominantemente masculino. Entre cada uno de los impresionantes planos secuencia que protagonizan cada episodio hay elipsis que no parecen obedecer otra regla más que la de explorar psicológicamente a sus personajes. El primero sirve como introducción astuta a las tres miradas que vertebran el relato. La del detective Luke Bascombe, determinado a hacer justicia; la del padre, Eddie Miller, totalmente en negación y luchando por la presunta inocencia de su hijo; y la de Jamie Miller, acusado de asesinar a su compañera de clase. Esos tres relatos masculinos tendrán su protagonismo en los episodios restantes. El segundo es sobre todo un episodio de Bascombe. El detective investiga el colegio de Jamie de forma no muy distinta a como otra ficción abordaría entrar en la guarida de una secta. Un lugar hostil y con secretos que se esconden tras la superficie. El tercer episodio es un duelo interpretativo donde también brilla Erin Doherty como la psicóloga Briony Ariston, pero que en última instancia sirve como un vistazo en primer plano a la retorcida psicología de la que ha bebido Jamie. El cuarto y último es la historia de la familia lidiando con las consecuencias de la condena de su hijo meses más tarde, pero tiene en su centro un retrato paterno de la tragedia. Esta perspectiva es importante, porque sobre el andamiaje de un cruel caso criminal 'Adolescencia' sitúa una historia de vergüenza masculina. La del padre, que no es capaz de ver la imagen completa de la motivación del crimen ni aunque se la dibujen una niña de 13 años o incluso su propio hijo. La de Jamie, quien está al mismo tiempo totalmente convencido de que ha hecho justicia contra su víctima pero aterrorizado con la posibilidad de que no. Y la vergüenza de Eddie, quien tiene que salir al mundo con una pesada carga a sus espaldas, una que aún se niega a creer del todo. La serie plantea un fascinante debate sobre masculinidad que deja su huella en cada mínima interacción y detalle de la trama. De la compañera de Bascombe prefiriendo mantenerse alejada del colegio a la psicóloga sorteando elegantemente el paternalismo del guarda de seguridad y siendo plenamente consciente de que frente a Jamie, además de ser una psicóloga es una mujer. En esta serie hay sencillamente algo que las mujeres saben y los hombres no. Al mismo tiempo, se aleja magistralmente de la condesdendencia con sus mensajes. Habría sido muy sencillo hacer el personaje del padre como un hombre puro y bueno, alguien completamente desbordado por los actos de su hijo tras ser un modelo a seguir. Sin embargo Eddie es un hombre complejo. Es impulsivo, a ratos violento, un ejemplo claro de "vieja masculinidad" y el sospechoso perfecto para inculcar a su hijo esos valores. En un momento concreto, la serie sitúa estratégicamente un acercamiento sexual de Eddie hacia su esposa que ella rechaza, y presenciamos como él se frena frustrado, pero también respetuoso. En otra serie este hombre sería tan sospechoso de la muerte de la niña como Jamie, y sin embargo, aquí se nos permite deconstruirlo. Hay matices en su rudeza, hay códigos de honor bajo su violencia. 'Adolescencia' no nos permite acomodarnos en viejos arquetipos, y nos recuerda que su verdadero enemigo es algo mucho más siniestro. Estos tres hombres ven desafiadas sus creencias de un modo u otro. Tras tener un atisbo del oscuro mundo al que se enfrenta Bascombe trata de pasar más tiempo con su hijo, esperando así poder generar un espacio de seguridad y compensar por un rato el daño que otros pueden estar haciendo. Jamie, totalmente roto al final del tercer episodio, revela sin querer su mayor miedo: bajo esa fachada misógina y bravucona hay una necesidad imperante de validación femenina. Para el padre, su hallazgo no llegará hasta el final de la serie. En Xataka Creíamos que éramos 8.000 millones de personas en todo el planeta. Hasta que unos in

Mar 24, 2025 - 16:35
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El final de 'Adolescencia' demuestra que la serie es una obra maestra, y se atreve a arrojar esperanza en un mundo muy oscuro

El final de 'Adolescencia' demuestra que la serie es una obra maestra, y se atreve a arrojar esperanza en un mundo muy oscuro

Los cuatro episodios de 'Adolescencia' en Netflix no son un visionado agradable, pero probablemente sea uno de los más necesarios del año. Un cruel caso de violencia juvenil da pie a hablar de una realidad terrorífica cada vez más evidente y nociva. La cultura incel, la manosfera de marras y los devastadores efectos en una generación que no puede evitar sentirse cada vez más dependiente de ecosistemas digitales.

Para su co-guionista, Jack Thorne, Jamie no solo es un perpetrador, es una víctima más. Para su otro co-creador, Stephen Graham, todos somos responsables. Los colegios, los padres, las instituciones, internet y sus redes. A lo largo de sus cuatro episodios 'Adolescencia' deja claro este mensaje, no solo en su trama principal, sino en pequeñas dinámicas que plagan un universo que parece condenado a repetir crímenes como el de Jamie.

Hijos

La clave está en una estructura de guion que favorece un punto de vista predominantemente masculino. Entre cada uno de los impresionantes planos secuencia que protagonizan cada episodio hay elipsis que no parecen obedecer otra regla más que la de explorar psicológicamente a sus personajes. El primero sirve como introducción astuta a las tres miradas que vertebran el relato. La del detective Luke Bascombe, determinado a hacer justicia; la del padre, Eddie Miller, totalmente en negación y luchando por la presunta inocencia de su hijo; y la de Jamie Miller, acusado de asesinar a su compañera de clase.

Esos tres relatos masculinos tendrán su protagonismo en los episodios restantes. El segundo es sobre todo un episodio de Bascombe. El detective investiga el colegio de Jamie de forma no muy distinta a como otra ficción abordaría entrar en la guarida de una secta. Un lugar hostil y con secretos que se esconden tras la superficie. El tercer episodio es un duelo interpretativo donde también brilla Erin Doherty como la psicóloga Briony Ariston, pero que en última instancia sirve como un vistazo en primer plano a la retorcida psicología de la que ha bebido Jamie. El cuarto y último es la historia de la familia lidiando con las consecuencias de la condena de su hijo meses más tarde, pero tiene en su centro un retrato paterno de la tragedia.

bascombe

Esta perspectiva es importante, porque sobre el andamiaje de un cruel caso criminal 'Adolescencia' sitúa una historia de vergüenza masculina. La del padre, que no es capaz de ver la imagen completa de la motivación del crimen ni aunque se la dibujen una niña de 13 años o incluso su propio hijo. La de Jamie, quien está al mismo tiempo totalmente convencido de que ha hecho justicia contra su víctima pero aterrorizado con la posibilidad de que no. Y la vergüenza de Eddie, quien tiene que salir al mundo con una pesada carga a sus espaldas, una que aún se niega a creer del todo.

La serie plantea un fascinante debate sobre masculinidad que deja su huella en cada mínima interacción y detalle de la trama. De la compañera de Bascombe prefiriendo mantenerse alejada del colegio a la psicóloga sorteando elegantemente el paternalismo del guarda de seguridad y siendo plenamente consciente de que frente a Jamie, además de ser una psicóloga es una mujer. En esta serie hay sencillamente algo que las mujeres saben y los hombres no. Al mismo tiempo, se aleja magistralmente de la condesdendencia con sus mensajes.

Habría sido muy sencillo hacer el personaje del padre como un hombre puro y bueno, alguien completamente desbordado por los actos de su hijo tras ser un modelo a seguir. Sin embargo Eddie es un hombre complejo. Es impulsivo, a ratos violento, un ejemplo claro de "vieja masculinidad" y el sospechoso perfecto para inculcar a su hijo esos valores. En un momento concreto, la serie sitúa estratégicamente un acercamiento sexual de Eddie hacia su esposa que ella rechaza, y presenciamos como él se frena frustrado, pero también respetuoso. En otra serie este hombre sería tan sospechoso de la muerte de la niña como Jamie, y sin embargo, aquí se nos permite deconstruirlo. Hay matices en su rudeza, hay códigos de honor bajo su violencia. 'Adolescencia' no nos permite acomodarnos en viejos arquetipos, y nos recuerda que su verdadero enemigo es algo mucho más siniestro.

Adolescence

Estos tres hombres ven desafiadas sus creencias de un modo u otro. Tras tener un atisbo del oscuro mundo al que se enfrenta Bascombe trata de pasar más tiempo con su hijo, esperando así poder generar un espacio de seguridad y compensar por un rato el daño que otros pueden estar haciendo. Jamie, totalmente roto al final del tercer episodio, revela sin querer su mayor miedo: bajo esa fachada misógina y bravucona hay una necesidad imperante de validación femenina. Para el padre, su hallazgo no llegará hasta el final de la serie.

El cuarto y último episodio es tan desgarrador como catártico. Meses más tarde, con un Jamie ya encarcelado, la familia intenta hacer nueva normalidad como puede en un entorno que les repudia. Eddie no puede disfrutar su cumpleaños por una pintada en su furgoneta que le acusa de ser un abusador de menores. Los perpretadores resultan ser unos gamberros de clase de su hija, en lo que se dibuja como una suerte de justicia callejera totalmente desubicada. Los chavales no pueden comprender las verdaderas intenciones detrás de los actos de Jamie, por lo que es más fácil pensar que de tal palo, tal astilla.

La jugada maestra de la serie está contenida en una tensa llamada telefónica. Desde prisión juvenil, Jamie felicita a su padre por su cumpleaños y eventualmente le revela la verdadera razón de la llamada: su decisión de declararse culpable. Su padre se queda mudo, y es entonces cuando la madre y la hermana toman el relevo visiblemente emocionadas, para vergüenza de un Jamie que no sabía que estaban escuchándole. Es un frío recordatorio de las oscuras dinámicas que crean una tragedia así. Durante aquellos angustiosos minutos previos, para ellas la identidad de Jamie como hijo o hermano se desdibuja ante la realidad de un hombre que ha asesinado a una mujer. Por unos minutos, para él su madre y su hermana no son familiares, son dos mujeres que, del mismo modo que la psicóloga que le atendió, sienten miedo y repulsión de lo que él puede hacer. Es una maldición que parece levantarse en el momento que Jamie admite su culpa. Aún hay algo en este chico que puede salvarse.

Eddie

Es un pensamiento luminoso que acompaña los minutos finales de la serie, con un Eddie absolutamente desolado al ver por fin verbalizado su peor miedo del que prefería ser ignorante. Su esposa y su hija aumentan sus esfuerzos de mejorar su día, pero él aún necesita su catársis. La consigue al entrar en el cuarto de Jamie, cuando en un momento devastador rompe en llanto y se disculpa ante un peluche de su hijo por no haber sido mejor mejor padre. Hay algo profundamente doloroso en saber que su carga es injusta. Porque nosotros sabemos la historia completa. Hemos tenido un mejor atisbo a este oscuro mundo, y sabemos que la culpa va mucho más lejos de lo que solo un padre o una madre puede cargar. Y aun así, a solas en su cuarto, no podemos hacer otra cosa que guarecernos con él. Un pequeño oasis entre la desesperación para un hombre que con el peluche entre sus manos, aún puede ver la luz de un hijo que creía perdido.

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La noticia El final de 'Adolescencia' demuestra que la serie es una obra maestra, y se atreve a arrojar esperanza en un mundo muy oscuro fue publicada originalmente en Espinof por Miguel Solo .