Daredevil: Born Again finaliza con sangre, resistencia y un nuevo orden: análisis del episodio 9
El episodio final de Daredevil: Born Again pone a Matt contra un Fisk dictador. Análisis del cierre y lo que prepara Marvel para la segunda temporada. Esta noticia ha sido publicada por Cinemascomics.com
La primera temporada de Daredevil: Born Again ha llegado a su fin, y lo ha hecho dejando una marca indeleble. El episodio 9, titulado “Directo al infierno”, no solo cierra el círculo narrativo iniciado al comienzo de la serie, sino que reconfigura por completo el tablero del universo callejero del UCM. Y aunque la serie ha tenido altibajos, este último capítulo es, sin duda, su punto más alto (Aviso de spoilers).
El episodio nos devuelve al tono crudo y sombrío que definió la etapa de Netflix. La acción vuelve a ser física, sucia, intensa. El conflicto moral está presente en cada golpe. Y los personajes, especialmente Matt Murdock y Wilson Fisk, brillan como nunca.
El renacimiento del Diablo
Matt Murdock (Charlie Cox) comienza el episodio al borde del abismo, emocionalmente roto, física y mentalmente agotado. La revelación de que Vanessa Fisk fue la mente maestra detrás del asesinato de Foggy Nelson destroza lo poco que le quedaba de fe en el sistema. Pero es también lo que lo empuja a tomar una decisión crucial: abrazar de una vez por todas su identidad como Daredevil.
La escena en la que Matt y Frank Castle (Jon Bernthal) combaten juntos a los perros de presa de Fisk es probablemente la mejor coreografía de lucha de toda la temporada. No solo por su brutalidad, sino por lo que representa: el contraste entre la justicia de Daredevil y la venganza del Castigador. Una secuencia que, además, está rodada con un ritmo visual trepidante, jugando con las sombras y la iluminación como solo esta serie sabe hacer.
Daredevil reafirma su código: no mata. Aunque tenga la oportunidad. Aunque duela. Aunque eso signifique perder. Porque lo que lo define no es su fuerza, sino sus límites. Un mensaje que resuena con fuerza, especialmente en tiempos donde la frontera moral de los héroes parece cada vez más difusa.
El ascenso de un dictador
Mientras Matt renace, Wilson Fisk (Vincent D’Onofrio) se transforma en algo aún más temible: el Rey de Nueva York. Si ya era el Rey del Crimen, ahora tiene a su disposición la maquinaria legal, la fuerza policial y los medios de comunicación para imponer su visión de orden absoluto. Declara la ley marcial. Prohíbe a los vigilantes. Crea un nuevo cuerpo especial con autoridad ilimitada.
Todo esto lo hace convencido de que está salvando la ciudad. Ese detalle, esa convicción interna, es lo que convierte a Kingpin en un villano tan fascinante como escalofriante. Como Thanos o el Alto Evolucionador, cree estar del lado correcto de la historia. En su mente, su tiranía es justicia.
La serie también otorga a Vanessa Fisk un rol mucho más activo. Su frialdad y capacidad para manipular a los demás la posicionan como una nueva amenaza silenciosa, pero letal. Su reencuentro sangriento con Wilson, bajo el cuadro que marcó el inicio de su historia de amor, es poético, macabro… y una de las escenas más poderosas del episodio.
Una ciudad en guerra
Este capítulo final convierte a Nueva York en un escenario de opresión y resistencia. El apagón masivo, que recuerda al aislamiento mágico de Manhattan en los cómics (Secret Empire), sirve para mostrar el caos que Fisk está dispuesto a provocar para reforzar su control.
El asesinato del excomisario Gallo por parte de Kingpin es la prueba definitiva de que no hay marcha atrás. El puño del crimen ha aplastado la ley desde dentro. Ya no hay máscaras que valgan. Es la hora de elegir bandos.
Y justo cuando todo parece perdido, la serie nos muestra el germen de lo que podría ser la gran esperanza de la segunda temporada: la resistencia. Matt comienza a reunir aliados —algunos nuevos, otros conocidos— para hacer frente al régimen de Fisk. Karen, Cherry, Kim, quizás Bullseye y Angela del Toro… incluso Echo podría cambiar de bando.
¿Devil’s Reign en el horizonte?
El cierre circular del episodio —que conecta visual y temáticamente con el inicio de temporada— es una declaración de intenciones. El último plano, con Daredevil bañado en luz roja y rodeado de recortes de prensa que resumen su viaje, lo dice todo: esto no ha terminado. Solo acaba de empezar.
Los rumores apuntan a que la segunda temporada podría llamarse Daredevil: Devil’s Reign, en clara referencia al evento de los cómics donde Kingpin, como alcalde, declara ilegales a todos los superhéroes y lanza a los Thunderbolts contra ellos. Y aunque la serie ha sido contenida en su narrativa, no cabe duda de que se está construyendo algo más grande.
Un cierre poderoso con sabor a comienzo
Daredevil: Born Again no ha sido perfecta. Su ritmo ha sido desigual. La reestructuración de la serie tras los cambios creativos se ha notado. Pero este episodio final logra elevar el conjunto y entregar un cierre que emociona, intriga y deja con hambre de más.
Matt Murdock vuelve a ser Daredevil. Fisk ya no necesita ocultarse. Nueva York está bajo un régimen autoritario. Y lo que se viene es una guerra. Una lucha por el alma de la ciudad. Y de sus héroes.
La Cocina del Infierno está lista para arder. Y Daredevil ha vuelto para encender la chispa.
Y ahora que el telón ha caído sobre la primera temporada…Qué te ha parecido este final de Daredevil: Born Again? ¿Crees que ha hecho justicia al personaje y al legado de Netflix? ¿Estás listo para una segunda temporada estilo Devil’s Reign? Cuéntamelo en los comentarios y abre el debate con otros Marvel Zombies.
Esta noticia ha sido publicada por Cinemascomics.com
