Lo cósmico y lo terrenal se funden en 'Una ballena', un magnífico thriller de ciencia ficción
Puede que uno de los efectos más desasosegantes de esta era del consumo de contenido efímero en redes sociales a velocidades de vértigo, de la disminución de la capacidad de atención y de la simplificación de la capacidad de análisis para reducirlo todo a un "blanco" o un "negro", sea el rechazo de ciertos sectores del público hacia cualquier producción audiovisual que no ponga todas sus cartas sobre la mesa desde el minuto uno y se desplace sobre raíles. Por suerte, mientras la tendencia, sobre todo en lo que a los grandes estudios en general, y a plataformas de streaming en particular se refiere, se inclina hacia la simplificación para minimizar exigencias y aumentar los índices de retención de audiencia, aún quedan voces en una suerte de resistencia cinematográfica que no titubea al salirse de la norma y arriesgar. En Espinof Las 34 mejores películas de ciencia ficción de la historia He de confesar que pocas cosas me gustan más que una película que deja claro con su simple progresión dramática y narrativa que tiene todos sus cabos muy bien atados en lo que respecta a su coherencia interna y a la construcción de sus mundos y sus mecánicas, pero que, al mismo tiempo, se niega a dar respuestas obvias y a servirte las soluciones a sus enigmas bien masticadas y en bandeja de plata. Este es, precisamente, uno de los elementos que más me han cautivado de la fantástica 'Una ballena', con la que Pablo Hernando ha creado un cóctel imposible a medio camino entre el thriller con sabor neo-noir, la ciencia ficción y no pocas pinceladas de horror cósmico mientras demuestra que este "otro cine" es posible y que Spain, lejos de los clichés habituales sobre nuestra industria, puede ser muy different. Costumbrismo cósmico El largometraje, cuyo punto de partida apunta a un thriller criminal al uso con una asesina a sueldo infalible, no tarda en adentrarse en los siempre interesantes terrenos sci-fi, colocando un buen puñado de piezas sobre el tablero que requieren de nuestro esfuerzo para intentar comprenderlas y deducir los cabos que las unen durante un visionado que, obviamente, no está hecho para todo tipo de espectadores. De hecho, aunque existan muchísimas diferencias entre ambas, no sorprenden lo más mínimos las comparaciones que, desde su paso por festivales, ha recibido esta cinta con la extraordinaria 'Under the Skin' de Jonathan Glazer. Similitudes con un especial sentido en lo referente a su enigmático desarrollo, a su tensa y densa ambientación, y a una aproximación visual magnética y absorbente. Podría dedicar un buen número de párrafos a elogiar la dirección de fotografía de Sara Gallego y cómo nos sumerge a golpe de texturas, claroscuros e imágenes con un gran rango dinámico —que, por cierto, harán complicado el visionado en plataformas— en una Bilbao que parece tan ficticia y distópica como terrenal. Y es aquí donde se encuentra otro de los grandes pilares del filme. Porque si en algo triunfa 'Una ballena', además de en crear un puzzle apasionante, de esos que probablemente se enriquezcan y cobren aún más lógica en un segundo visionado, es en combinar lo cósmico con lo mundano. En el modo en que hace coexistir criaturas tentaculares y dimensiones paralelas con personajes de carne y hueso atormentados por males tan reales como la soledad y el paso del tiempo. Algo que consigue que su historia, con sus abstracciones, complejidades y aparente frialdad, se sienta a flor de piel. En Espinof Monstruos, racismo y horror cósmico: el documental definitivo sobre la vida y obra de H.P. Lovecraft llega a Amazon Prime Video Redondeando todo esto encontramos a un dúo protagonista fantástico, con una Ingrid García-Jonsson parca en palabras pero con una mirada capaz de expresar más que cualquier línea de diálogo y un Ramón Barea que continúa reivindicándose como uno de los grandes nombres de nuestro cine; ambos interpretando a dos personajes que, una vez más, representan a la perfección la dualidad genérica y conceptual del largometraje. Su hipnótico tratamiento visual, sus enigmas que van más allá de la comprensión humana, su extraño sentido del costumbrismo cósmico, su atmósfera densa y opresiva… ‘Una ballena’ es un compendio de grandes aciertos que demuestran que otro cine es posible en nuestra industria. Poco menos que un milagro que se ha quedado grabado a fuego en mi cabeza y que, pese a su condición de compleja anomalía, pide a gritos una revisión para continuar leyendo entre sus muchas capas. En Espinof | Las 47 películas más esperadas de 2025 y los mejores estrenos del año: 'Avatar 3', el regreso de John Wick, 'Misión Imposible 8', 'Jurassic World 4' y muchas más En Espinof | 11 películas de ciencia ficción de los 90 que fracasaron injustamente y puedes ver en streaming y blu-ray -

Puede que uno de los efectos más desasosegantes de esta era del consumo de contenido efímero en redes sociales a velocidades de vértigo, de la disminución de la capacidad de atención y de la simplificación de la capacidad de análisis para reducirlo todo a un "blanco" o un "negro", sea el rechazo de ciertos sectores del público hacia cualquier producción audiovisual que no ponga todas sus cartas sobre la mesa desde el minuto uno y se desplace sobre raíles.
Por suerte, mientras la tendencia, sobre todo en lo que a los grandes estudios en general, y a plataformas de streaming en particular se refiere, se inclina hacia la simplificación para minimizar exigencias y aumentar los índices de retención de audiencia, aún quedan voces en una suerte de resistencia cinematográfica que no titubea al salirse de la norma y arriesgar.
He de confesar que pocas cosas me gustan más que una película que deja claro con su simple progresión dramática y narrativa que tiene todos sus cabos muy bien atados en lo que respecta a su coherencia interna y a la construcción de sus mundos y sus mecánicas, pero que, al mismo tiempo, se niega a dar respuestas obvias y a servirte las soluciones a sus enigmas bien masticadas y en bandeja de plata.
Este es, precisamente, uno de los elementos que más me han cautivado de la fantástica 'Una ballena', con la que Pablo Hernando ha creado un cóctel imposible a medio camino entre el thriller con sabor neo-noir, la ciencia ficción y no pocas pinceladas de horror cósmico mientras demuestra que este "otro cine" es posible y que Spain, lejos de los clichés habituales sobre nuestra industria, puede ser muy different.
Costumbrismo cósmico
El largometraje, cuyo punto de partida apunta a un thriller criminal al uso con una asesina a sueldo infalible, no tarda en adentrarse en los siempre interesantes terrenos sci-fi, colocando un buen puñado de piezas sobre el tablero que requieren de nuestro esfuerzo para intentar comprenderlas y deducir los cabos que las unen durante un visionado que, obviamente, no está hecho para todo tipo de espectadores.
De hecho, aunque existan muchísimas diferencias entre ambas, no sorprenden lo más mínimos las comparaciones que, desde su paso por festivales, ha recibido esta cinta con la extraordinaria 'Under the Skin' de Jonathan Glazer. Similitudes con un especial sentido en lo referente a su enigmático desarrollo, a su tensa y densa ambientación, y a una aproximación visual magnética y absorbente.
Podría dedicar un buen número de párrafos a elogiar la dirección de fotografía de Sara Gallego y cómo nos sumerge a golpe de texturas, claroscuros e imágenes con un gran rango dinámico —que, por cierto, harán complicado el visionado en plataformas— en una Bilbao que parece tan ficticia y distópica como terrenal. Y es aquí donde se encuentra otro de los grandes pilares del filme.

Porque si en algo triunfa 'Una ballena', además de en crear un puzzle apasionante, de esos que probablemente se enriquezcan y cobren aún más lógica en un segundo visionado, es en combinar lo cósmico con lo mundano. En el modo en que hace coexistir criaturas tentaculares y dimensiones paralelas con personajes de carne y hueso atormentados por males tan reales como la soledad y el paso del tiempo. Algo que consigue que su historia, con sus abstracciones, complejidades y aparente frialdad, se sienta a flor de piel.
Redondeando todo esto encontramos a un dúo protagonista fantástico, con una Ingrid García-Jonsson parca en palabras pero con una mirada capaz de expresar más que cualquier línea de diálogo y un Ramón Barea que continúa reivindicándose como uno de los grandes nombres de nuestro cine; ambos interpretando a dos personajes que, una vez más, representan a la perfección la dualidad genérica y conceptual del largometraje.
Su hipnótico tratamiento visual, sus enigmas que van más allá de la comprensión humana, su extraño sentido del costumbrismo cósmico, su atmósfera densa y opresiva… ‘Una ballena’ es un compendio de grandes aciertos que demuestran que otro cine es posible en nuestra industria. Poco menos que un milagro que se ha quedado grabado a fuego en mi cabeza y que, pese a su condición de compleja anomalía, pide a gritos una revisión para continuar leyendo entre sus muchas capas.
En Espinof | 11 películas de ciencia ficción de los 90 que fracasaron injustamente y puedes ver en streaming y blu-ray
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Lo cósmico y lo terrenal se funden en 'Una ballena', un magnífico thriller de ciencia ficción
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Espinof
por
Víctor López G.
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