Se confirma la peor noticia para Kiko Hernández y su marido, Fran Antón
Trágica noticia. Durante más de dos décadas, Kiko Hernández ha sido uno de los colaboradores más reconocibles de la pequeña pantalla en España. Su estilo directo, su capacidad para generar titulares y su evolución mediática lo han mantenido siempre en el centro de la atención. Pero detrás del personaje polémico, hay una figura mucho más ... Leer más

Trágica noticia.
Durante más de dos décadas, Kiko Hernández ha sido uno de los colaboradores más reconocibles de la pequeña pantalla en España. Su estilo directo, su capacidad para generar titulares y su evolución mediática lo han mantenido siempre en el centro de la atención. Pero detrás del personaje polémico, hay una figura mucho más íntima, marcada por una familia que ha sido su pilar constante.
En los últimos años, la vida personal de Kiko ha tomado un giro esperanzador. Su boda con Fran Antón, celebrada en Melilla, fue un acontecimiento lleno de emoción, amor y complicidad, una historia de película que él mismo se ha encargado de compartir con sus seguidores. Junto a su marido, sueña con ampliar la familia y seguir construyendo un proyecto de vida que ya tiene muchas páginas memorables.
En paralelo, su carrera ha seguido evolucionando. Tras el cierre de Sálvame, Kiko se ha reinventado en nuevos formatos como Ni que fuéramos shh o Tentáculos, y ahora también forma parte del equipo de La familia de la tele, en TVE. Además, continúa volcado en su local de Melilla, un espacio que representa su lado más personal y empresarial.
Una despedida que duele en el alma.
Pero este 6 de abril, Kiko Hernández ha tenido que hacer frente a uno de los momentos más duros de su vida: la pérdida de su abuelo, Espi. Un hombre que no era solo parte de su familia, sino también su confidente, su aliado, su debilidad. El colaborador lo anunciaba en redes en la madrugada del domingo con palabras que desbordaban tristeza y gratitud.
«Mi mejor regalo es tenerte conmigo. Nació en 1930 y es mi abuelo, mi compañero de batallas, mi confidente y mi amigo. Gracias, Espi por tantos años de amistad y por dejar que te cuide y te quiera tanto”, escribió en uno de los mensajes más emotivos que se le recuerdan. Una dedicatoria que ya en su último cumpleaños anticipaba la profundidad de ese vínculo.
«Abuelo aunque este mensaje no lo leerás nunca…o si, que sepas que has sido el mejor amigo que tuve jamás», comienza otra carta que compartió junto a un vídeo de recuerdos. En él aparecen juntos en diferentes momentos, risueños, cercanos, en un vínculo tan fuerte que ha sido evidente incluso para quienes solo los han visto a través de una pantalla.
Espi, mucho más que un abuelo.
“Mis hijas han sido tus nietas por derecho y por todo el amor recibido”, continuaba Kiko, dejando claro que Espi no solo fue importante para él, sino también para su familia más cercana. “Nunca conocí a una persona tan fuerte y tan optimista como tú…”, añadía, rememorando una vida compartida entre risas, viajes y confidencias. Y concluía: “Ahora tú estás en el cielo y tu familia mirará las estrellas para verte de nuevo!!! Te querré siempre. Tu amigo. HASTA PRONTO”.
Las redes sociales se llenaron de mensajes de apoyo. Compañeros como Belén Esteban le enviaban un sentido “te quiero”, y otros como Lara Dibildos, Sandra Bruman o Javi de Hoyos también compartían su cariño. La pérdida de Espi ha conmovido no solo al entorno más íntimo de Kiko, sino también al público que ha seguido sus pasos durante años.
A pesar de su edad, Espi no quiso perderse la boda de su nieto. Viajó a Melilla y fue uno de los grandes protagonistas de aquella jornada inolvidable. De hecho, en uno de los momentos más recordados de la ceremonia, tomó el micrófono para dedicar unas palabras llenas de ternura a Kiko y Fran: “Sé que Fran es un hombre de bien… Ya soy tu abuelo”, dijo emocionado.
Una canción para la eternidad.
La escena fue inolvidable. Kiko le devolvió el gesto en mitad de la cena, cantándole My way de Frank Sinatra, una canción que ahora ha elegido también como banda sonora para despedirlo. Esa interpretación espontánea, cargada de simbolismo, se ha convertido hoy en un tributo imperecedero.
Más allá del dolor, lo que permanece es una historia de amor familiar que ha trascendido generaciones. La unión entre Kiko y Espi no ha sido solo entrañable, sino también ejemplar en estos tiempos donde la prisa a menudo deja poco espacio para los afectos profundos.
Hoy, mientras continúa su camino en lo personal y lo profesional, Kiko Hernández lo hace con el recuerdo de su abuelo latiendo con fuerza. Un referente que, aunque ya no está físicamente, seguirá presente en su vida, en la de sus hijas y en la memoria de quienes han sido testigos de su historia.