SeSe levantó Alejandro Mora este domingo con «el privilegio de saber que iba a torear». Lo que seguramente no se esperaba era una corrida tan alejada de la bravura, con esa falta de entrega, de clase y de casta. No era, además, cualquier cita, sino la de su confirmación en Las Ventas, donde también sucedió lo que nadie deseaba: cayeron tres avisos como tres losas y el toro de la ceremonia, con la espada encima, se marchó al corral. Qué mal empezó todo. Y lo peor es que acabó por el mismo sendero: el voluminoso conjunto de Valdellán, tan bien comido y, a la vez, tan alejado de lo Santa Coloma, nunca remontó. «¡Vaya porquería, ganadero!», se escuchó en los...
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