España de luto: Fallece trágicamente Vicent Aleixandre

Trágico fallecimiento. Hay muertes que no solo entristecen, sino que estremecen. Fallecen personas que, sin ser celebridades mediáticas, encarnan ideales que trascienden lo individual y resuenan en toda una comunidad. Su legado no se mide en premios ni en titulares, sino en huellas profundas, en redes humanas, en sueños compartidos que siguen latiendo. Cuando se ... Leer más

Apr 13, 2025 - 13:19
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España de luto: Fallece trágicamente Vicent Aleixandre

Trágico fallecimiento.

Hay muertes que no solo entristecen, sino que estremecen. Fallecen personas que, sin ser celebridades mediáticas, encarnan ideales que trascienden lo individual y resuenan en toda una comunidad. Su legado no se mide en premios ni en titulares, sino en huellas profundas, en redes humanas, en sueños compartidos que siguen latiendo. Cuando se marcha alguien así, todo un entramado de vida alternativa se tambalea un poco.

Esta semana ha dejado un vacío especialmente hondo en la provincia de Castellón. Ha fallecido una figura clave del activismo social y cultural, un referente del pensamiento crítico y de la acción directa, alguien que hizo de su vida un acto de servicio colectivo. Militante anarquista, impulsor de numerosos espacios comunitarios y culturales, y alma de múltiples proyectos solidarios, Vicent Aleixandre dedicó cada día a construir alternativas con sus manos y su palabra.

Trinchera cultural y humana.

Su compromiso empezó muy temprano y nunca se detuvo. A lo largo de las décadas, fue sembrando proyectos autogestionados que desbordaban las etiquetas políticas para tocar la vida concreta de la gente. Desde L’Aurora–Grup de Suport, colectivo centrado en la solidaridad activa, acompañó a quienes más lo necesitaban. “Vicent no solo fue un gran activista por las personas y la cultura, se había convertido en el hermano de necesitados e incomprendidos, y en un tejedor de redes con las que logró crear grandes proyectos con los que quería mostrar que entre todos se podía todo”.

L’Aurora no fue su única trinchera. Su impulso dio vida también a espacios como el CSO Akzio, La Milotxa, el Col·lectiu Escletxa, La Gatera o Soul Explosion. Cada uno de ellos fue una célula de resistencia cultural, de apoyo mutuo, de creación comunitaria. Aleixandre tenía un talento particular para unir causas, conectar personas, abrir puertas donde parecía que solo había muros.

El arte de crear comunidad.

También dejó una marca potente en el ámbito cultural. Fue uno de los principales promotores del festival Maig di Gras de Burriana, una cita que combina música en la calle con compromiso social y que se ha convertido en un clásico del calendario cultural valenciano. Su espíritu estaba en cada acorde, en cada pancarta, en cada baile que reivindicaba alegría y justicia.

Otro de sus grandes legados fue el pub Naraniga, también en Burriana. Más que un bar, fue un punto de encuentro, un centro de agitación cultural donde lo alternativo encontraba cobijo y visibilidad. Durante años, programó música en directo, promovió el arte local y generó comunidad. Allí, muchas personas descubrieron que la cultura también puede ser una forma de militancia.

Una ausencia que también es una llamada.

Desde todos los entornos en los que dejó su huella se han sucedido los homenajes, las palabras cargadas de afecto, las lágrimas compartidas. “Su pérdida irreparable nunca podrá ser reparada”, concluye el comunicado de L’Aurora, con una sencillez rotunda que encapsula el dolor colectivo. Quienes lo conocieron de cerca saben que su generosidad y su coherencia eran inusuales.

Y también saben que no basta con recordarlo: hay que continuar su tarea. “El mejor homenaje: continuar luchando”. Porque personas como Vicent Aleixandre no se despiden del todo. Siguen vivos en las asambleas, en los conciertos autogestionados, en los colectivos de barrio y en cada gesto de apoyo mutuo que lleva su firma invisible.