Dream Scenario: de la fama o de la autoestima o qué sé yo
El primer párrafo de este texto es distinto, por ejemplo. Incluso este segundo párrafo, donde hablo del primer párrafo y cito el propio segundo párrafo, no es habitual en un artículo. Normalmente uno va todo recto hacia su decir. Entonces usted no sabe bien dónde vamos o si está leyendo a un imbécil. La propuesta... Leer más La entrada Dream Scenario: de la fama o de la autoestima o qué sé yo aparece primero en Zenda.

Tengo la sensación, seguramente equivocada, de que antes se hacían más películas complejas. Cuando digo “compleja” no digo difícil, ni siquiera sesuda. Realmente no tendría que haber utilizado “compleja”. No, antes no se hacían películas más complejas. ¿Qué se hacía antes? Películas distintas, quizá.
Por centrarnos en este tercer párrafo, he visto Dream Scenario. En origen, tenemos a un tipo que, quién sabe por qué, piensa que puede hacer una película sobre una persona con la que todo el mundo sueña. Esa es la idea en bruto. El tipo, director y guionista, piensa entonces en quién puede ser el ser soñado, y elige a un señor anodino, un hombre calvo, profesor, con sobrepeso; con familia.
Luego ha pensado, nuestro director, que sería bueno darle un fracaso, una frustración. La frustración del hombre de tus sueños es no haber sido reconocido, incluso mundialmente, como investigador. Investiga a las hormigas; las investigaba.
El título de la película es Dream Scenario, como ya he dicho en el tercer párrafo. Me dispongo a destriparla por completo.
Cuando entonces, creo yo que se hacían más películas distintas, con ideas raras, con ideas imbéciles. Cómo ser John Malkovich, por ejemplo; o Adaptation, también con Nicolas Cage.
Aquí, Nicolas Cage vive en una casa espectacular para su condición de fracasado, y tiene mujer y dos hijas. Y nada, y su vida es la nada.
De vez en cuando, a partir de cierto día, nota miradas sobre él. Una camarera cree reconocerlo. Pero no lo conoce de nada.
Luego, en un teatro, se encuentra con una ex novia, que le dice que ha soñado con él. Su mujer, la de Nicolas Cage, se incomoda un poco porque esa ex novia le ha pedido quedar, y quedan. En la cita, ella detalla el sueño, pero no hay intenciones amorosas en el encuentro.
Finalmente, la epidemia se extiende y Nicolas Cage, transformado en hombre del montón, empieza a ser soñado por miles de personas (creo que) en todo el mundo. Sólo es eso: apareces en los sueños de gente que no sabía de tu existencia.
El creador de esta extraordinaria película ha pensado más cosas. Ha pensado qué hace Nicolas Cage en tu sueño. Y no hace nada. Pasa por ahí, mientras comes coliflor o un monstruo te ataca o subes a un tren. Es una comparecencia decorativa, la de Cage.
Con todo, se vuelve famoso, un meme vívido, el hombre con el que soñamos, el Chiquito de la Calzada del mundo onírico. Y la fama es muy agradable. De pronto, gente que no le invitaba a sus prestigiosas cenas (mundo académico) le invita; una agencia de representación le quiere contratar para hacer, por ejemplo, anuncios de refrescos. Una chica joven se quiere acostar con él. Casi lo consigue.
Es un momento expansivo del filme, como cuando Toby Maguire en Spiderman descubre sus poderes. Esa transición del ser-en-sí-una-puta-mierda a ser-un-superhéroe siempre resulta muy grata de contemplar. Se empatiza mucho, se ve uno saliendo de su propia vida, y ganando la lotería, el vuelo, la fuerza mayúscula.
Y el espectador, aparte de empatizar, piensa, si quiere pensar. Yo pensaba en lo increíble que es la fama, y en cómo la fama es un blindaje de la autoestima. Vemos a Cage tan feliz, tan seguro de sí mismo, tan satisfecho de vivir, ahora que vive también en los sueños de la gente. Sin embargo, él es el mismo, de arriba abajo y de dentro afuera, nada ha cambiado. Simplemente la gente le tiene respeto, porque es famoso.
La película avanza en la absoluta perfección. Los diálogos son preciosos, precisos, naturales.
De pronto, alguien sueña que tiene sexo con el hombre soñado, y eso tampoco está tan mal.
Pero, sin más, la gente empieza a tener pesadillas con Cage, y ahora Cage no está quieto, sino que es el centro de la pesadilla, el que te mata, te viola, te empuja desde una cornisa o te dispara y te persigue. Esta idea dentro de la idea, o sea, esta sub-idea narrativa es verdaderamente brillante. Nunca sabes dónde va la película, pero su progresión es al mismo tiempo natural e impredecible.
Las invitaciones se retiran, las chicas se alejan, las propias hijas se avergüenzan de tener un padre que mata a sus amigas en los sueños de sus amigas. Todo se derrumba. De nuevo, Cage no ha hecho nada. Él grita exactamente eso: “¡No he hecho nada!”. Y es verdad que no ha hecho nada.
Su vida ahora es un infierno, la gente le pide que se marche de los restaurantes, porque les recuerda el sueño que tuvieron, donde él les pegaba o torturaba en el sueño. Le agreden en la realidad.
Lo único fallido de la película, o no a la altura, es el final, precisamente por ser anticipable, un eco o rima de la propia trama. Hasta ahí, todo es gloria bendita, una de esas películas que si hubiera hecho yo (en el caso de que yo hiciera películas) me podría morir tranquilo, con mucha soberbia.
¿Qué nos quiere decir Dream Scenario? Por suerte, nada. El director y guionista tuvo esta idea intuitivamente prometedora, la desarrolló con primor, la cerró un poco mal, pero en conjunto su película es un 8. Habla de la vida, desde una idea tontísima. Habla, ya digo, de la fama, la autoestima o qué sé yo. Habla de no tener la culpa de ser un triunfador y de no tener la culpa de ser un villano. Elon Musk es un poco eso: el triunfador que se ha convertido en villano, porque a la gente le ha dado la gana.
No vi Dream Scenario en cines porque no la vendieron bien, el tráiler no funcionaba, y los críticos o los Oscars, que reconocieron bobadas como American Fiction o El peso de un talento descomunal, no señalaron nada espectacular en Dream Scenario. Es un peliculón.
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