Muchos años antes de los aranceles, Estados Unidos había sentido un gran golpe en los productos agrícolas: producían tomates sin sabor

Mucho antes de que el expresidente Donald Trump impusiera aranceles a productos agrícolas mexicanos como parte de su política comercial, Estados Unidos ya había enfrentado una crisis menos visible pero igual de significativa en sus campos: la reducción drástica de trabajadores agrícolas mexicanos. Durante décadas, la agricultura en EE.UU., especialmente en estados como California, Florida y Texas, dependió en gran medida de la mano de obra mexicana, muchas veces migrante y temporal, para la cosecha de frutas y verduras. Estos trabajadores traían consigo no solo fuerza de trabajo, sino también un conocimiento práctico del campo, una experiencia heredada de generaciones y una capacidad para trabajar jornadas largas bajo condiciones exigentes. En Espinof 'Adolescencia' acaba de ser destronada. La nueva serie número 1 mundial de Netflix sólo tiene 3 episodios y está basada en hechos reales Sin embargo, hacia finales del siglo XX e inicios del XXI, el endurecimiento de las políticas migratorias, el aumento de redadas y deportaciones, y la presión por controlar la frontera sur provocaron una reducción drástica de estos trabajadores en los campos. El resultado fue inmediato: la escasez de mano de obra afectó directamente la producción agrícola. Los productores, enfrentados a la falta de trabajadores, recurrieron a soluciones mecánicas o a la modificación genética de los cultivos para adaptarse a una cosecha más automatizada. En el caso de los tomates, esto significó seleccionar variedades más resistentes al transporte y a la recolección industrial, pero menos sabrosas. Así surgieron los famosos "tomates sin sabor": visualmente perfectos, pero carentes del aroma y gusto que los caracterizaban cuando eran cosechados a mano en su punto justo de madurez. La razón del porqué los tomates americanos carecían de sabor, se debe a que, tras su modificación genética, se mostraba una notable ausencia de 13 compuestos volátiles, específicamente de los derivados de carotenoides asociados con el sabor, que se redujeron significativamente en las variedades modernas en comparación con las variedades tradicionales. Foto de Dan Gold en Unsplash El cambio no pasó desapercibido para chefs, consumidores ni exportadores. La queja por los "tomates de plástico" estadounidenses se hizo común, e incluso se convirtió en símbolo de lo que muchos consideraron una desconexión entre la agricultura industrial y el verdadero alimento. Irónicamente, México, con su fuerza laboral estable y experiencia agrícola, logró posicionarse como un líder global en la producción de tomates, berries y aguacates. Mientras tanto, EE.UU. lidiaba con un sistema agrícola fragmentado, en el que la política migratoria y las tensiones económicas afectaban la calidad misma de lo que llegaba a sus mesas. En resumen, antes de que los aranceles cambiaran el panorama del comercio agrícola, Estados Unidos ya había perdido algo fundamental: la conexión humana con la tierra, representada por los trabajadores mexicanos que, al ser expulsados de los campos americanos, se fue con ellos también el sabor de sus tomates. Foto de Dani California en Unsplash En DAP | Sopa de pescado tradicional: la receta fácil de un clásico que nunca defrauda En DAP | BBQ Ribs New York, la receta definitiva de costillas de cerdo a la barbacoa - La noticia Muchos años antes de los aranceles, Estados Unidos había sentido un gran golpe en los productos agrícolas: producían tomates sin sabor fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Joel Calata .

Apr 19, 2025 - 14:49
 0
Muchos años antes de los aranceles, Estados Unidos había sentido un gran golpe en los productos agrícolas: producían tomates sin sabor

Muchos años antes de los aranceles, Estados Unidos había sentido un gran golpe en los productos agrícolas: producían tomates sin sabor

Mucho antes de que el expresidente Donald Trump impusiera aranceles a productos agrícolas mexicanos como parte de su política comercial, Estados Unidos ya había enfrentado una crisis menos visible pero igual de significativa en sus campos: la reducción drástica de trabajadores agrícolas mexicanos.

Durante décadas, la agricultura en EE.UU., especialmente en estados como California, Florida y Texas, dependió en gran medida de la mano de obra mexicana, muchas veces migrante y temporal, para la cosecha de frutas y verduras. Estos trabajadores traían consigo no solo fuerza de trabajo, sino también un conocimiento práctico del campo, una experiencia heredada de generaciones y una capacidad para trabajar jornadas largas bajo condiciones exigentes.

Sin embargo, hacia finales del siglo XX e inicios del XXI, el endurecimiento de las políticas migratorias, el aumento de redadas y deportaciones, y la presión por controlar la frontera sur provocaron una reducción drástica de estos trabajadores en los campos. El resultado fue inmediato: la escasez de mano de obra afectó directamente la producción agrícola.

Los productores, enfrentados a la falta de trabajadores, recurrieron a soluciones mecánicas o a la modificación genética de los cultivos para adaptarse a una cosecha más automatizada. En el caso de los tomates, esto significó seleccionar variedades más resistentes al transporte y a la recolección industrial, pero menos sabrosas. Así surgieron los famosos "tomates sin sabor": visualmente perfectos, pero carentes del aroma y gusto que los caracterizaban cuando eran cosechados a mano en su punto justo de madurez.

La razón del porqué los tomates americanos carecían de sabor, se debe a que, tras su modificación genética, se mostraba una notable ausencia de 13 compuestos volátiles, específicamente de los derivados de carotenoides asociados con el sabor, que se redujeron significativamente en las variedades modernas en comparación con las variedades tradicionales.

Dan Gold 4liui Y2mi8 Unsplash Foto de Dan Gold en Unsplash

El cambio no pasó desapercibido para chefs, consumidores ni exportadores. La queja por los "tomates de plástico" estadounidenses se hizo común, e incluso se convirtió en símbolo de lo que muchos consideraron una desconexión entre la agricultura industrial y el verdadero alimento.

Irónicamente, México, con su fuerza laboral estable y experiencia agrícola, logró posicionarse como un líder global en la producción de tomates, berries y aguacates. Mientras tanto, EE.UU. lidiaba con un sistema agrícola fragmentado, en el que la política migratoria y las tensiones económicas afectaban la calidad misma de lo que llegaba a sus mesas.

En resumen, antes de que los aranceles cambiaran el panorama del comercio agrícola, Estados Unidos ya había perdido algo fundamental: la conexión humana con la tierra, representada por los trabajadores mexicanos que, al ser expulsados de los campos americanos, se fue con ellos también el sabor de sus tomates.

Foto de Dani California en Unsplash

En DAP | Sopa de pescado tradicional: la receta fácil de un clásico que nunca defrauda

En DAP | BBQ Ribs New York, la receta definitiva de costillas de cerdo a la barbacoa

-
La noticia Muchos años antes de los aranceles, Estados Unidos había sentido un gran golpe en los productos agrícolas: producían tomates sin sabor fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Joel Calata .