Laura Esquivel: Como agua para chocolate

 Idioma original: EspañolAño de publicación: 1989Valoración: RecomendableA raíz de la nueva adaptación de Netflix, me animé a releer este libro del que guardaba muy buenos recuerdos. Lo había leído en dos ocasiones, la última hace apenas unos años. No estoy seguro de que valga la pena releerlo; no considero que una relectura aporte algo nuevo a nivel intelectual, pero sí posee un componente nostálgico para quienes vivimos lejos de México y mantenemos una conexión con nuestro hogar a través de la comida de nuestras madres y abuelas.La trama es sencilla, propia de una telenovela mexicana de época: Tita es la hija menor de una familia de puras mujeres (como buen mexicano, el padre abandonó el hogar, o se murió, no tiene mayor importancia). La madre, estricta en el cumplimiento de los mandamientos de la Iglesia y de las buenas costumbres, le impide a Tita casarse, destinándola a atender la casa y, sobre todo, a la propia madre. Sin embargo, esto no es impedimento para el amor. El novio de Tita, al ver que no puede desposarla, decide casarse con la hermana mayor con el pretexto de permanecer cerca de Tita (muy astuto), lo que provoca un drama familiar lleno de rencores, envidias y celos. No revelaré el desenlace de la historia, pero resulta bastante predecible.Lo verdaderamente importante del libro es el papel que juega la comida. Al inicio de cada capítulo se presenta la receta de algún platillo o postre, cuya preparación o degustación desencadena los distintos episodios de la vida de Tita. Cuando ella prepara el pastel para la boda de su hermana mayor con su propio enamorado, no puede contener las lágrimas de desamor, que caen inadvertidamente sobre la masa. Al comer el pastel, los invitados se ven invadidos por una profunda melancolía que los lleva a llorar sin consuelo. Otro episodio memorable es el de la codorniz en salsa de pétalos de rosa, que ejerce un efecto afrodisiaco en quienes la prueban, al punto de que la hermana de Tita no puede contener su deseo, se despoja de su ropa y huye con un soldado revolucionario en un arrebato de pasión. Como se darán cuenta, esta novela está llena de elementos fantásticos que contrastan de manera interesante con la simpleza de la vida de campo (aunque las comparaciones con Cien años de soledad resultan inevitables).Como agua para chocolate conserva para mí su encanto y su capacidad para evocar nostalgia a través de la cocina y las tradiciones familiares. La película está bien, a secas. Aunque la escena de las codornices es perfecta. La nueva serie de Netflix no la he visto aún, aunque no tiene muy buenas críticas. Además, me encanta el título de libro, que uno esté 'como agua para chocolate' significa que le hierve la sangre, ya sea por ira o, en este caso, debido a la pasión.Por cierto, cuando alguien en Japón me pide que le recomiende una novela mexicana, siempre les recomiendo ésta (está traducida al japonés como 'La leyenda de la salsa de rosas'). Es fácil de leer, tiene el toque exótico que puede ser del gusto de un extranjero, y tiene un final feliz.

Apr 10, 2025 - 11:30
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Laura Esquivel: Como agua para chocolate

 Idioma original: Español

Año de publicación: 1989

Valoración: Recomendable

A raíz de la nueva adaptación de Netflix, me animé a releer este libro del que guardaba muy buenos recuerdos. Lo había leído en dos ocasiones, la última hace apenas unos años. No estoy seguro de que valga la pena releerlo; no considero que una relectura aporte algo nuevo a nivel intelectual, pero sí posee un componente nostálgico para quienes vivimos lejos de México y mantenemos una conexión con nuestro hogar a través de la comida de nuestras madres y abuelas.

La trama es sencilla, propia de una telenovela mexicana de época: Tita es la hija menor de una familia de puras mujeres (como buen mexicano, el padre abandonó el hogar, o se murió, no tiene mayor importancia). La madre, estricta en el cumplimiento de los mandamientos de la Iglesia y de las buenas costumbres, le impide a Tita casarse, destinándola a atender la casa y, sobre todo, a la propia madre. Sin embargo, esto no es impedimento para el amor. El novio de Tita, al ver que no puede desposarla, decide casarse con la hermana mayor con el pretexto de permanecer cerca de Tita (muy astuto), lo que provoca un drama familiar lleno de rencores, envidias y celos. No revelaré el desenlace de la historia, pero resulta bastante predecible.

Lo verdaderamente importante del libro es el papel que juega la comida. Al inicio de cada capítulo se presenta la receta de algún platillo o postre, cuya preparación o degustación desencadena los distintos episodios de la vida de Tita. Cuando ella prepara el pastel para la boda de su hermana mayor con su propio enamorado, no puede contener las lágrimas de desamor, que caen inadvertidamente sobre la masa. Al comer el pastel, los invitados se ven invadidos por una profunda melancolía que los lleva a llorar sin consuelo. Otro episodio memorable es el de la codorniz en salsa de pétalos de rosa, que ejerce un efecto afrodisiaco en quienes la prueban, al punto de que la hermana de Tita no puede contener su deseo, se despoja de su ropa y huye con un soldado revolucionario en un arrebato de pasión. Como se darán cuenta, esta novela está llena de elementos fantásticos que contrastan de manera interesante con la simpleza de la vida de campo (aunque las comparaciones con Cien años de soledad resultan inevitables).

Como agua para chocolate conserva para mí su encanto y su capacidad para evocar nostalgia a través de la cocina y las tradiciones familiares. La película está bien, a secas. Aunque la escena de las codornices es perfecta. La nueva serie de Netflix no la he visto aún, aunque no tiene muy buenas críticas. Además, me encanta el título de libro, que uno esté 'como agua para chocolate' significa que le hierve la sangre, ya sea por ira o, en este caso, debido a la pasión.

Por cierto, cuando alguien en Japón me pide que le recomiende una novela mexicana, siempre les recomiendo ésta (está traducida al japonés como 'La leyenda de la salsa de rosas'). Es fácil de leer, tiene el toque exótico que puede ser del gusto de un extranjero, y tiene un final feliz.