Crítica de Suerte de pinos: El cuerpo al servicio de la memoria

Hay muchas formas de reconstruir la memoria, incluso cuando hay sujetos dedicados a evitarlo. Este es uno de los ejes centrales de Suerte de pinos, el documental de coproducción argentino-española en la que Lorena Muñoz se pone detrás y delante de cámara para reconstruir la historia de dos brutales femicidios en su familia que ocurrieron a mediados de siglo XX en un pueblo de Castilla.

La cineasta viaja al pueblo en cuestión e intenta conectar con las pocas personas vivas que atestiguaron la matanza de dos de sus familiares. Mientras, la mayoría de los habitantes prefiere callar y el Estado ocultar. Al enterarse de que puede tener acceso al expediente de la causa, Muñoz va buscando los retazos de la cruenta historia que la sociedad decidió enterrar.

En esta búsqueda, interviene el relato oral con el recuerdo de los habitantes y la historia transmitida y atravesada por las subjetividades. La cineasta se topa con emociones, datos escalofriantes y otros divertidos: un trabajo de campo en el que su cuerpo está al servicio de la recuperación de la memoria. 

Estamos frente a una historia que escandaliza por su actualidad y su crudeza: tanto la del doble femicidio como la del arduo camino de reconstrucción de la memoria. En este sentido, la película está filmada con el frenesí de la investigación incansable y compromiso político e identitario que caracterizan a la directora y protagonista del documental.

Suerte de pinos, de Lorena Muñoz
2025 – Argentina, España
Sección: Competencia argentina

Seguí la cobertura del 26 Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente en este enlace.

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