Bruno Schulz: Madurar hacia la infancia

Idioma original de los textos: PolacoAño de publicación de este volumen: 2025Traducción: Elzbieta BortkiewiczValoración: Muy recomendableMadurar hacia la infancia es un volumen editado por Siruela. Compila varios textos de Bruno Schulz, así como un buen puñado de su obra gráfica. Entre los textos tenemos dos novelas autobiográficas (aunque en el prólogo de este volumen se las tilda de «libros de relatos», yo las consideraría novelas o, como mucho, ciclos cuentísticos): "Las tiendas de color canela" y "Sanatorio bajo la clepsidra". Ambas se cuentan entre lo mejor que tiene por ofrecernos Schulz. Las sigue "El cometa", un relato bellísimo, y material variado que incluye desde reseñas, entrevistas y posfacios hasta artículos sobre política.Puesto que resulta difícil reseñar un libro tan ecléctico en su conjunto, diré para empezar que demuestra la versatibilidad, imaginación e inteligencia de Schulz, que evidencia por qué se considera al autor un máximo exponente de la prosa poética y que permite al lector adentrarse en un universo (no sólo literario, también gráfico; no sólo narrativo, también de corte ensayístico) único y personal.Aunque todos los textos compilados en Madurar hacia la infancia me han parecido de una calidad indiscutible en cualquiera de sus apartados, admito que mi predilección estética me ha hecho disfrutar sobre todo aquéllos que se adscriben en la narrativa, pues permiten que el apabullante manejo del lenguaje de Schulz, así como su maravillosa imaginación, brillen con inusitada fuerza. También me han atraído sobremanera los temas barajados en ellos por el autor, que van desde las relaciones familiares (tema en el que predomina la figura entre patética y siniestra del padre, y que a su manera incluye al servicio doméstico) hasta el erotismo o el trazado de una ciudad cambiante y onírica.No hay más que mirar cualquiera de los pasajes que componen, por ejemplo, "Las tiendas de color canela", para convencerse de ello de la calidad y lirismo de la prosa de Schulz. En el primer capítulo ya nos recibe una descripción de una plasticidad y sensibilidad inigualables que dice así: «Tras hacer la limpieza, Adela hizo aparecer la sombra sobre las habitaciones cerrando las cortinas de hilo. Entonces, los colores bajaban una octava y el cuarto se oscurecía sumido en la claridad del abismo marítimo, reflejado opacamente en los espejos verdes, y todo el color del día respiraba entre las cortinas, que ondeaban ligeramente en los sueños del mediodía.» (pg. 46)En otro párrafo magistral engarzado en esta misma obra, localizado abriendo una página al azar, hallamos lo siguiente: «El cielo barrido por los vientos, amplio y argénteo, estaba labrado por líneas de fuerzas, tan tensadas que parecían romperse, por surcos severos, como venas petrificadas de estaño y plomo.» (pg. 131-132)No puedo dejar de mencionar el posfacio que Schulz dedica a El proceso de Franz Kafka, donde alaba la abstracción con que la novela aborda «la intromisión de la ley en la vida del hombre»: «Kafka encontró en el idioma humano una especie de corporeidad adecuada, una clase de material sustituto para esos asuntos inalcanzables e inexpresables en el cual construye y teje hasta los detalles más menudos la estructura del asunto.» (pg. 458)A este posfacio de Schulz le debemos otra exquisita reflexión sobre la literatura de Kafka: «Los libros de Kafka no constituyen ninguna imagen alegórica, clase o exégesis de la doctrina, son una realidad poética autónoma, redonda, cerrada por todos los lados, justificada en sí y en reposo. (...) la obra vive una vida poética propia, polivalente, insondable y no agotada por ningunas interpretaciones.» (pg. 459) Los dibujos de Schulz que cierran Madurar hacia la infancia me parecen tan prodigiosos como sus textos. Hay cierta reminiscencia de mi admirado Alfred Kubin en su factura; también ecos al erotismo prohibido presente en las niñas de Balthus, o a la sexualidad sadomasoquista de ciertos bosquejos de George Grosz.

Apr 9, 2025 - 12:41
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Bruno Schulz: Madurar hacia la infancia
Idioma original de los textos: Polaco
Año de publicación de este volumen: 2025
Traducción: Elzbieta Bortkiewicz
Valoración: Muy recomendable

Madurar hacia la infancia es un volumen editado por Siruela. Compila varios textos de Bruno Schulz, así como un buen puñado de su obra gráfica. 

Entre los textos tenemos dos novelas autobiográficas (aunque en el prólogo de este volumen se las tilda de «libros de relatos», yo las consideraría novelas o, como mucho, ciclos cuentísticos): "Las tiendas de color canela" y "Sanatorio bajo la clepsidra". Ambas se cuentan entre lo mejor que tiene por ofrecernos Schulz. Las sigue "El cometa", un relato bellísimo, y material variado que incluye desde reseñas, entrevistas y posfacios hasta artículos sobre política.

Puesto que resulta difícil reseñar un libro tan ecléctico en su conjunto, diré para empezar que demuestra la versatibilidad, imaginación e inteligencia de Schulz, que evidencia por qué se considera al autor un máximo exponente de la prosa poética y que permite al lector adentrarse en un universo (no sólo literario, también gráfico; no sólo narrativo, también de corte ensayístico) único y personal.

Aunque todos los textos compilados en Madurar hacia la infancia me han parecido de una calidad indiscutible en cualquiera de sus apartados, admito que mi predilección estética me ha hecho disfrutar sobre todo aquéllos que se adscriben en la narrativa, pues permiten que el apabullante manejo del lenguaje de Schulz, así como su maravillosa imaginación, brillen con inusitada fuerza. También me han atraído sobremanera los temas barajados en ellos por el autor, que van desde las relaciones familiares (tema en el que predomina la figura entre patética y siniestra del padre, y que a su manera incluye al servicio doméstico) hasta el erotismo o el trazado de una ciudad cambiante y onírica.

No hay más que mirar cualquiera de los pasajes que componen, por ejemplo, "Las tiendas de color canela", para convencerse de ello de la calidad y lirismo de la prosa de Schulz. En el primer capítulo ya nos recibe una descripción de una plasticidad y sensibilidad inigualables que dice así: «Tras hacer la limpieza, Adela hizo aparecer la sombra sobre las habitaciones cerrando las cortinas de hilo. Entonces, los colores bajaban una octava y el cuarto se oscurecía sumido en la claridad del abismo marítimo, reflejado opacamente en los espejos verdes, y todo el color del día respiraba entre las cortinas, que ondeaban ligeramente en los sueños del mediodía.» (pg. 46)

En otro párrafo magistral engarzado en esta misma obra, localizado abriendo una página al azar, hallamos lo siguiente: «El cielo barrido por los vientos, amplio y argénteo, estaba labrado por líneas de fuerzas, tan tensadas que parecían romperse, por surcos severos, como venas petrificadas de estaño y plomo.» (pg. 131-132)

No puedo dejar de mencionar el posfacio que Schulz dedica a El proceso de Franz Kafka, donde alaba la abstracción con que la novela aborda «la intromisión de la ley en la vida del hombre»: «Kafka encontró en el idioma humano una especie de corporeidad adecuada, una clase de material sustituto para esos asuntos inalcanzables e inexpresables en el cual construye y teje hasta los detalles más menudos la estructura del asunto.» (pg. 458)

A este posfacio de Schulz le debemos otra exquisita reflexión sobre la literatura de Kafka: «Los libros de Kafka no constituyen ninguna imagen alegórica, clase o exégesis de la doctrina, son una realidad poética autónoma, redonda, cerrada por todos los lados, justificada en sí y en reposo. (...) la obra vive una vida poética propia, polivalente, insondable y no agotada por ningunas interpretaciones.» (pg. 459)
 
Los dibujos de Schulz que cierran Madurar hacia la infancia me parecen tan prodigiosos como sus textos. Hay cierta reminiscencia de mi admirado Alfred Kubin en su factura; también ecos al erotismo prohibido presente en las niñas de Balthus, o a la sexualidad sadomasoquista de ciertos bosquejos de George Grosz.