Rosa deja a todos alucinados con lo que decide hacer con el dinero que ha ganado en ‘Pasapalabra’

Pasapalabra acierta con sus rostros más carismáticos. En la televisión, hay concursos que dependen casi exclusivamente de las dinámicas del juego, mientras que otros se sostienen en buena parte por el magnetismo de sus participantes. Pasapalabra pertenece a esta segunda categoría: su éxito no solo reside en el formato, sino en los rostros que cada ... Leer más

Mar 28, 2025 - 15:30
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Rosa deja a todos alucinados con lo que decide hacer con el dinero que ha ganado en ‘Pasapalabra’

Pasapalabra acierta con sus rostros más carismáticos.

En la televisión, hay concursos que dependen casi exclusivamente de las dinámicas del juego, mientras que otros se sostienen en buena parte por el magnetismo de sus participantes. Pasapalabra pertenece a esta segunda categoría: su éxito no solo reside en el formato, sino en los rostros que cada tarde se sientan frente a Roberto Leal. Cuando concursantes como Orestes, Pablo Díaz o Marta Terrasa atraparon al público, el programa vivió momentos de esplendor.

En los últimos tiempos, Antena 3 parece haber vuelto a encontrar esa fórmula mágica. La dupla formada por Rosa Rodríguez y Manu ha conseguido que la audiencia conecte de nuevo con las historias personales, los roscos de infarto y la emoción de cada tarde. La tensión, la emoción e incluso las lágrimas han vuelto a convertirse en ingredientes esenciales del concurso.

El ejemplo más claro lo hemos vivido esta semana, especialmente convulsa para el programa. El pasado martes, Manu se mantuvo en la cuerda floja y estuvo a punto de abandonar el concurso. Al final fue Rosa quien conservó su codiciada silla, dejando al público y al plató con el corazón en un puño.

Rosa consolida su posición en el formato.

A pesar de los altibajos, Rosa ha sabido imponerse semana tras semana y se ha convertido en una de las concursantes más queridas del programa. Su resistencia, inteligencia y carisma le han permitido mantenerse firme en un concurso que cada vez exige más. Y aunque la marcha de los famosos invitados esta semana generó un momento de lágrimas compartidas, la gallega no perdió la concentración.

Durante estos meses, su compañero Manu se ha ganado también un hueco en el corazón de los espectadores, formando junto a Rosa una de las parejas más sólidas del formato. El respeto y la sana competitividad entre ambos han elevado el nivel del concurso y mantenido el interés del público. Pero con el tambaleo de Manu, Rosa se ha acercado un poco más al ansiado bote final.

Convertirse en concursante oficial no fue un camino fácil para ella. Como muchos antes, tuvo que superar la temida Silla Azul, una prueba de fuego que puso a prueba su temple. “Estoy muy nerviosa, pero sí que es verdad que ahora estoy ya un poquito menos tras superar la Silla azul. Ahora toca disfrutar. Es complicado luchar contra Manu, pero, por encima de todo, lo voy a disfrutar”, confesó tras conseguir su puesto.

Una historia personal que conecta con la audiencia.

Desde su primera aparición, Rosa quiso compartir algunos detalles sobre su vida, lo que generó una conexión inmediata con los espectadores. Profesora de Inglés y Lengua Castellana, también reveló su afición por la repostería. “Mi plato estrella son los dulces, como bizcochos o galletas, según lo que me dice mi familia”, contó con una sonrisa.

 

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Con el paso del tiempo, ha ido desvelando aspectos más íntimos de su historia, como el sacrificio de sus padres. “Cuando mis hermanos y yo éramos pequeños, decidieron sacrificar todo, dejar atrás su familia, su país con el único objetivo de que mis hermanos y yo tuviéramos la vida que, gracias a ellos, tenemos”, confesó visiblemente emocionada. Rosa nació en Quilmes, Argentina, y llegó a Galicia con solo siete años.

Esa mezcla de esfuerzo, gratitud y humildad ha sido una de sus principales fortalezas. Cuando se le pregunta qué haría con el bote, su respuesta es tan clara como conmovedora. “No lo he pensado mucho, pero siempre pienso que la razón por la que estoy aquí hoy es porque mis padres sacrificaron todo para que nosotros pudiéramos tener la vida que tuvimos”.

Una concursante que ya ha hecho historia.

Lejos de soñar con lujos, Rosa tiene un objetivo realista: “Me gustaría poder ayudarlos a ellos y, si sobrase algo, vivir con más tranquilidad, que con la economía de hoy en día es complicado. Seguir haciendo lo que me gusta y estar tranquila”. Un deseo que refleja los valores que ha transmitido desde su llegada al plató.

 

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Con más de un millón y medio de euros disputados y una trayectoria que la convierte en la mujer más longeva del programa, Rosa ha escrito ya su nombre en la historia de Pasapalabra. Junto a Manu, forma la cuarta pareja con más roscos jugados, lo que no es poca cosa en un programa con tanta trayectoria.

Su relación con Manu es, además, una de las claves del éxito actual del concurso. Aunque compiten por el mismo premio, hay entre ellos una camaradería evidente. Ambos reconocen el esfuerzo mutuo y la dificultad del camino, demostrando que también en la rivalidad puede haber respeto y admiración.