Hace 25 años un programa paralizó España. Ahora, 'Gran Hermano' solo interesa a cuatro gatos
Ania, Israel, Silvia, Jorge, María José, Ismael, Iván, Iñigo, Nacho y Vanessa. Si te suena esta lista de nombres entonces seguramente fuiste de los que, como yo y la gran mayoría de españoles, estuvimos puntualmente atentos a lo que pasaba en una casa plagada de cámaras a los pies de la sierra de Guadarrama, al norte de Madrid. No es que hubiera pasado nada grave, ni era una tragedia... era, por así decirlo, puro morbo, puro interés humano y cotilleo. Tal día como hoy, 23 de abril, pero del año 2000 arrancaba 'Gran Hermano', el programa que cambió para siempre la televisión española. El "padre" de todos los realities de convivencia y que supuso un antes y un después en el entretenimiento. Un programa que había estrenado su versión original tan solo medio año antes en, dónde si no, Países Bajos. "El programa más bonito para hacer en el mundo", tal como lo definió en su momento su presentadora, Mercedes Milá, que luchó contra viento y marea para defender en concepto del programa, objeto de no pocas críticas. Milá fue una de las grandes constantes del concurso, presentándolo casi sin faltar (hubo alguna edición en la que no), durante quince años. En Espinof Cuando una médium fue al 'Gran Hermano VIP' británico y afirmó que había visto la muerte de Lady Di un año antes Gran bombazo Fue todo un bombazo. Todo un fenómeno con audiencias que prácticamente solo generaban hasta el momento la selección española de fútbol o cuando solo había dos canales. El primer programa, ese 23 de abril, tuvo 7,7 millones de espectadores y un 51,2% de cuota de pantalla. Poco a poco, semana a semana, eso fue creciendo. La final vio a más de 9 millones de personas (70,8% de cuota) presenciando a Ismael Beiro proclamándose ganador tras 89 días de convivencia. Tres meses en los que no se hablaba de otra cosa. Sin que el mundo lo esperase, 'Gran Hermano' se había convertido en LA conversación. Ese "quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza", se convirtió en la mayor muestra de lo viral antes de lo viral; el concurso era la comidilla de las conversaciones en bares y las máquinas de café de la oficina. Todo el mundo o lo veía o había oído hablar del reality. El fenómeno fue tal que a partir de aquí surgieron no solo nuevas ediciones sino otros realities de convivencia como 'El bus' (septiembre de 2000). También causó que, apenas unos meses después del final de la primera edición, se grabase 'Gran marciano', una glorificada broma de cámara oculta que, por suerte o por desgracia, se la dio de morros en la taquilla en 2001. 3100 días de erosión Esto no quitó que tuviéramos ración anual de 'Gran hermano'. Con sus más y sus menos, polémicas y episodios muy turbios, hemos tenido nada menos que 32 ediciones. Un total de 3100 días de convivencia (ocho años y medio) seguidos con más o menos interés por generaciones. Eso sí, actualmente el reality de Telecinco queda algo lejos de sus mejores momentos. Tanto de viralidad como de audiencia. Para muestra, la última edición de 'Gran hermano' "normal" (el de anónimos) apenas llegó al millón de espectadores de media; la última edición, la 'Dúo 3' congregó a menos de novecientos mil espectadores. Las razones pueden ser varias. Por un lado, está el tema de que, excepto un tiempo en el que Telecinco dejó 'Gran hermano' en barbecho, llevamos un desgaste de un cuarto de siglo. Que se dice pronto. Los productores lo saben y han intentado innovar cada año con nuevas dinámicas y giros a lo habitual. Por otro, la tendencia del usar el "star system" de Mediaset (tronistas, tentadores, etc.) para alimentar de concursantes este y otros realities es relativamente contraproducente. Sí, en estos últimos tiempos ha vuelto el tema anónimos pero creo que el daño ya está hecho. En Espinof Cuando 'Gran Hermano' se cruzó con el cine para adultos. Un reality tan cutre como exitoso cuyo creador acabó siendo alcalde También está el que es un formato sobreexplotado y sobreexpuesto: durante tres meses todos los programas de la cadena se dedican al reality de turno y eso y el que estemos viendo la vida "en directo" hacer que estemos viendo día a día los mismos momentos destacados, dando la sensación de falta de novedad. O al menos, de que con ponerte un resumen de vez en cuando te vale para estar enterado. Soluciones a estos problemas hay, pero algunas pasan incluso por "traicionar" la esencia del programa al menos tal y como lo hemos vivido hasta ahora. Ahí tenemos a los estadounidenses que, como maestros del showtime, decidieron imitar lo que ya hacían en 'Survivor', es decir, lanzarse a hacer un concurso pregrabado para fomentar así el factor concurso, valga la redundancia, muchas veces ignorado por los concursantes en las versiones "en directo". De esta manera prima la estrategia y el juego social y se evitan esa sensación

Ania, Israel, Silvia, Jorge, María José, Ismael, Iván, Iñigo, Nacho y Vanessa. Si te suena esta lista de nombres entonces seguramente fuiste de los que, como yo y la gran mayoría de españoles, estuvimos puntualmente atentos a lo que pasaba en una casa plagada de cámaras a los pies de la sierra de Guadarrama, al norte de Madrid. No es que hubiera pasado nada grave, ni era una tragedia... era, por así decirlo, puro morbo, puro interés humano y cotilleo.
Tal día como hoy, 23 de abril, pero del año 2000 arrancaba 'Gran Hermano', el programa que cambió para siempre la televisión española. El "padre" de todos los realities de convivencia y que supuso un antes y un después en el entretenimiento. Un programa que había estrenado su versión original tan solo medio año antes en, dónde si no, Países Bajos.
"El programa más bonito para hacer en el mundo", tal como lo definió en su momento su presentadora, Mercedes Milá, que luchó contra viento y marea para defender en concepto del programa, objeto de no pocas críticas. Milá fue una de las grandes constantes del concurso, presentándolo casi sin faltar (hubo alguna edición en la que no), durante quince años.
Gran bombazo
Fue todo un bombazo. Todo un fenómeno con audiencias que prácticamente solo generaban hasta el momento la selección española de fútbol o cuando solo había dos canales. El primer programa, ese 23 de abril, tuvo 7,7 millones de espectadores y un 51,2% de cuota de pantalla. Poco a poco, semana a semana, eso fue creciendo. La final vio a más de 9 millones de personas (70,8% de cuota) presenciando a Ismael Beiro proclamándose ganador tras 89 días de convivencia.
Tres meses en los que no se hablaba de otra cosa. Sin que el mundo lo esperase, 'Gran Hermano' se había convertido en LA conversación. Ese "quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza", se convirtió en la mayor muestra de lo viral antes de lo viral; el concurso era la comidilla de las conversaciones en bares y las máquinas de café de la oficina. Todo el mundo o lo veía o había oído hablar del reality.
El fenómeno fue tal que a partir de aquí surgieron no solo nuevas ediciones sino otros realities de convivencia como 'El bus' (septiembre de 2000). También causó que, apenas unos meses después del final de la primera edición, se grabase 'Gran marciano', una glorificada broma de cámara oculta que, por suerte o por desgracia, se la dio de morros en la taquilla en 2001.
3100 días de erosión

Esto no quitó que tuviéramos ración anual de 'Gran hermano'. Con sus más y sus menos, polémicas y episodios muy turbios, hemos tenido nada menos que 32 ediciones. Un total de 3100 días de convivencia (ocho años y medio) seguidos con más o menos interés por generaciones.
Eso sí, actualmente el reality de Telecinco queda algo lejos de sus mejores momentos. Tanto de viralidad como de audiencia. Para muestra, la última edición de 'Gran hermano' "normal" (el de anónimos) apenas llegó al millón de espectadores de media; la última edición, la 'Dúo 3' congregó a menos de novecientos mil espectadores.
Las razones pueden ser varias. Por un lado, está el tema de que, excepto un tiempo en el que Telecinco dejó 'Gran hermano' en barbecho, llevamos un desgaste de un cuarto de siglo. Que se dice pronto. Los productores lo saben y han intentado innovar cada año con nuevas dinámicas y giros a lo habitual. Por otro, la tendencia del usar el "star system" de Mediaset (tronistas, tentadores, etc.) para alimentar de concursantes este y otros realities es relativamente contraproducente. Sí, en estos últimos tiempos ha vuelto el tema anónimos pero creo que el daño ya está hecho.
También está el que es un formato sobreexplotado y sobreexpuesto: durante tres meses todos los programas de la cadena se dedican al reality de turno y eso y el que estemos viendo la vida "en directo" hacer que estemos viendo día a día los mismos momentos destacados, dando la sensación de falta de novedad. O al menos, de que con ponerte un resumen de vez en cuando te vale para estar enterado.
Soluciones a estos problemas hay, pero algunas pasan incluso por "traicionar" la esencia del programa al menos tal y como lo hemos vivido hasta ahora. Ahí tenemos a los estadounidenses que, como maestros del showtime, decidieron imitar lo que ya hacían en 'Survivor', es decir, lanzarse a hacer un concurso pregrabado para fomentar así el factor concurso, valga la redundancia, muchas veces ignorado por los concursantes en las versiones "en directo".
De esta manera prima la estrategia y el juego social y se evitan esa sensación de "una docena de muebles con boca". Y es que no es lo mismo ver a una docena de personas conviviendo, pasando los días y de vez en cuando haciendo pruebas y juegos que a un grupo de personas compitiendo. Pero claro, ¿seguiría siendo "nuestro Gran Hermano"?
En Espinof | Así era 'El show de Cándido', una mezcla entre Gran hermano y Truman Burbank
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Hace 25 años un programa paralizó España. Ahora, 'Gran Hermano' solo interesa a cuatro gatos
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Espinof
por
Albertini
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