Escuchando el barrio
Un grupo de jóvenes diletantes se mueve en un entorno en el que la felicidad y el éxito son las únicas señas de identidad. Y es que esta novela dibuja una forma de vida en apariencia superficial que, en cierta medida, recuerda a la descrita por Truman Capote en Desayuno con diamantes. En este making... Leer más La entrada Escuchando el barrio aparece primero en Zenda.

Un grupo de jóvenes diletantes se mueve en un entorno en el que la felicidad y el éxito son las únicas señas de identidad. Y es que esta novela dibuja una forma de vida en apariencia superficial que, en cierta medida, recuerda a la descrita por Truman Capote en Desayuno con diamantes.
En este making of Santiago Isla explica los orígenes de El hombre de mi vida (Círculo de tiza).
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Ser escritor tiene mucho que ver con tener oído. Jacobo Bergareche me dijo una vez que si uno era el mejor de su clase jugando al fútbol era imposible que acabase escribiendo, porque para qué iba a querer uno convertirse en observador de la realidad cuando ya era su verdadero protagonista. Escribir es ser la mosca en la pared. Es poner la oreja.
Escuchaba a los chicos gays, guapos a rabiar, ser profundos y superficiales, tímidos y elocuentes, dulces y amargos. Tenían puestas sobre sí todas las flores de la moda, eran cariñosos conmigo, entre sí, amaban el mundo y a la vez desconfiaban terriblemente de él.
Y todos hablaban de amor. Todo el rato. Ellas y ellos, obsesionados con encontrar al hombre de su vida, poniendo en el amor todo el peso mítico del pensamiento mágico, un hechizo que vendría a solucionar cualquiera de sus problemas y colgarlos de una nube para siempre.
A quien no escuchaba era a los hombres heterosexuales. El objeto un poco inexplicable de tanto amor. ¿Por qué siempre, de alguna forma, acababan decepcionando? ¿Por qué se invertía tanto tiempo en hablar de ellos? ¿En imaginarlos? Pensé, con alivio, que esta vez serían (seríamos) personajes secundarios. Porque no pintábamos nada en este barrio, éramos meros objetos de conversación. La clave me la dio precisamente Paco Pintón, un amigo diseñador, un día de manera involuntaria.
Fue hace por lo menos dos años. Yo lo había dejado con una novia que tenía entonces y a él llevaba mucho tiempo sin verlo. Le conté las novedades.
—¿Qué dices? ¿Lo has dejado?
—Efectivamente.
Paco me escrutó de arriba abajo con su mirada inteligente y divertida y emitió un veredicto.
—¿Sabes? Creo que ahora mismo eres el único hombre soltero de todo este barrio. De todo Salesas.
¡Eureka! Ahí estaba. Seríamos los novios de, los maridos de, los padres de, pero nada más. Esa era la clave de esta historia. Cuando se hablaba sin parar de encontrar al “hombre de mi vida” lo importante no eran esos hombres, sino quiénes hablaban de esos hombres. Porque detrás de todo eso estaba pasando lo verdaderamente importante: la amistad.
Las parejas son lo que queremos ser. Los amigos lo que verdaderamente somos. Ese es el núcleo de este libro, que es por tanto una comedia romántica al revés. Había que escuchar al barrio, pero de una manera distinta a la que yo pensaba. Lo importante era lo que no se estaba diciendo. Esas chicas y sus mejores amigos gays, detrás de todo ese bla bla bla, detrás del chismorreo, de los enfados, las alegrías y la incertidumbre, se estaban susurrando “te quiero” en esta gran tragicomedia que es la vida. Y encima lo hacían en el barrio más bonito de Madrid.
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Autor: Santiago Isla. Título: El hombre de mi vida. Editorial: Círculo de Tiza. Venta: Todos tus libros.
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