Una marca de refrescos peruana llegó a plantarle cara a Coca-Cola en México. Un fallo de estrategia hizo que fracasaran en menos de 10 años
En el mundo de las bebidas gaseosas, donde Coca-Cola reina con puño de hierro y burbujas desde hace más de un siglo, parecía imposible que una marca de bajo perfil pudiera arrebatarle una porción significativa del mercado. Pero a principios de los 2000, una bebida peruana no solo lo intentó: lo logró. Durante unos años, la bebida llamada Big Cola puso a temblar al gigante. La historia comenzó en Lima, donde la empresa AJE Group, fundada por la familia Añaños en plena crisis económica y política de los años 80, comenzó vendiendo refrescos en botellas recicladas en lo que pensaron sería sólo un negocio improvisado que fue, en realidad, el inicio de una expansión meteórica. En Xataka EEUU se las prometía muy felices resucitando su industria nuclear. Ahora se ha creado un problema con los aranceles La clave del éxito de Big Cola ante su lanzamiento fue ofrecer más bebida por menos dinero: Mientras Coca-Cola vendía sus botellas de 1.5 litros, Big Cola ofrecía 2.2 litros a un precio sensiblemente menor. El mensaje era claro: no te ofrecían el estatus de una "marca", te daban más refresco. El sabor, aunque distinto, era lo suficientemente cercano para millones de consumidores en América Latina, sobre todo en México, una de las naciones que más bebidas gaseosas consumen en el mundo, pero su éxito fue más allá al internarse en mercados como India, Tailandia y Nigeria, donde Big Cola no solo entró: se convirtió en una alternativa popular a la de la gran empresa refresquera. La estrategia que la condenó al fracaso En el año 2012 la compañía contaba con 10 plantas distribuidas en México y un portafolio que incluía productos como Big Cola y Big Citrus, con los que se posicionó como referencia dentro del sector de las bebidas gasificadas, posicionándose como un actor destacado del sector. Aunque su crecimiento inicial se apoyó en las tradicionales tienditas de las colonias que cubrían las necesidades de consumo de la mayoría de la población, AJE Group tenía una visión más ambiciosa: apostó por una nueva estrategia centrada en supermercados y tiendas de autoservicio, buscando un mayor alcance regional. Sin embargo, este cambió no favoreció el posicionamiento de la marca ni de los productos de Big Cola, ya que, al salir del mercado de las tiendas de la esquina, sus ingresos cayeron en un 60%, perdiendo un punto de contacto clave con los consumidores, especialmente aquellos que realizaban compras diarias en pequeños comercios. Otro golpe al que se enfrentó la marca fue el de los conflictos legales con Coca-Cola: mientras que el gigante mundial de refrescos invertía miles de millones en campañas de todo tipo, Big Cola permanecía en silencio, incluso a tal grado de que su identidad llegó a perderse debido al parecido del empaque entre sus productos y el de Coca-Cola Actualmente, Big Cola sigue existiendo, pero muy lejos de ese auge que parecía imparable. Ya no planta cara a Coca-Cola: sino que sobrevive en mercados periféricos lejos del consumidor que les dio el éxito. Fotos de segundoasegundo.com | bigcola.mex En DAP | Cómo hacer tortillas de maíz para tacos, receta básica mexicana En DAP | Salsa César original: receta clásica de un aliño ideal, más allá de las ensaladas - La noticia Una marca de refrescos peruana llegó a plantarle cara a Coca-Cola en México. Un fallo de estrategia hizo que fracasaran en menos de 10 años fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Joel Calata .

En el mundo de las bebidas gaseosas, donde Coca-Cola reina con puño de hierro y burbujas desde hace más de un siglo, parecía imposible que una marca de bajo perfil pudiera arrebatarle una porción significativa del mercado. Pero a principios de los 2000, una bebida peruana no solo lo intentó: lo logró. Durante unos años, la bebida llamada Big Cola puso a temblar al gigante.
La historia comenzó en Lima, donde la empresa AJE Group, fundada por la familia Añaños en plena crisis económica y política de los años 80, comenzó vendiendo refrescos en botellas recicladas en lo que pensaron sería sólo un negocio improvisado que fue, en realidad, el inicio de una expansión meteórica.
La clave del éxito de Big Cola ante su lanzamiento fue ofrecer más bebida por menos dinero: Mientras Coca-Cola vendía sus botellas de 1.5 litros, Big Cola ofrecía 2.2 litros a un precio sensiblemente menor. El mensaje era claro: no te ofrecían el estatus de una "marca", te daban más refresco.
El sabor, aunque distinto, era lo suficientemente cercano para millones de consumidores en América Latina, sobre todo en México, una de las naciones que más bebidas gaseosas consumen en el mundo, pero su éxito fue más allá al internarse en mercados como India, Tailandia y Nigeria, donde Big Cola no solo entró: se convirtió en una alternativa popular a la de la gran empresa refresquera.
La estrategia que la condenó al fracaso
En el año 2012 la compañía contaba con 10 plantas distribuidas en México y un portafolio que incluía productos como Big Cola y Big Citrus, con los que se posicionó como referencia dentro del sector de las bebidas gasificadas, posicionándose como un actor destacado del sector.
Aunque su crecimiento inicial se apoyó en las tradicionales tienditas de las colonias que cubrían las necesidades de consumo de la mayoría de la población, AJE Group tenía una visión más ambiciosa: apostó por una nueva estrategia centrada en supermercados y tiendas de autoservicio, buscando un mayor alcance regional.

Sin embargo, este cambió no favoreció el posicionamiento de la marca ni de los productos de Big Cola, ya que, al salir del mercado de las tiendas de la esquina, sus ingresos cayeron en un 60%, perdiendo un punto de contacto clave con los consumidores, especialmente aquellos que realizaban compras diarias en pequeños comercios.
Otro golpe al que se enfrentó la marca fue el de los conflictos legales con Coca-Cola: mientras que el gigante mundial de refrescos invertía miles de millones en campañas de todo tipo, Big Cola permanecía en silencio, incluso a tal grado de que su identidad llegó a perderse debido al parecido del empaque entre sus productos y el de Coca-Cola
Actualmente, Big Cola sigue existiendo, pero muy lejos de ese auge que parecía imparable. Ya no planta cara a Coca-Cola: sino que sobrevive en mercados periféricos lejos del consumidor que les dio el éxito.
Fotos de segundoasegundo.com | bigcola.mex
En DAP | Cómo hacer tortillas de maíz para tacos, receta básica mexicana
En DAP | Salsa César original: receta clásica de un aliño ideal, más allá de las ensaladas
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Una marca de refrescos peruana llegó a plantarle cara a Coca-Cola en México. Un fallo de estrategia hizo que fracasaran en menos de 10 años
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Joel Calata
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