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El guiso de patatas más particular de Semana Santa también es el más barato y reconfortante
Apelar a las recetas de Semana Santa no significa renunciar al sabor. La realidad sobre estas elaboraciones tan tradicionales en las que se prescindía de la carne es la de una cocina humilde y sustanciosa que, con algunos trucos, permitía dar sabor a unas buenas patatas. Como vemos, no hacen falta grandes dispendios para currarse un buen plato de cuchara que, además, no haga temblar nuestra cartera. Algo que nunca está de más, viendo cómo la inflación deja tiritando nuestro monedero. Por eso, aunque sea una receta eminentemente cuaresmal, la realidad de estas patatas viudas es que podemos prepararlas en cualquier momento del año y lo único que exigen es un poco de cariño pero veréis que no necesitan ni tiempo ni muchas horas. La base son patatas a las que le daremos algo de gracia con un sofrito de cebolla y ajo y algunas especias como pimentón, azafrán, pimienta, laurel y un buen caldo. Puede ser un caldo de pollo, aunque en este caso dejará de ser una receta vegana, pero podéis hacerla con un caldo de verduras. También con agua, pero van a quedar un poco más tristes, pero aún así las patatas viudas os van a dar confort y sabor sin complicaros la vida. Todo parte de un sofrito con la cebolla bien picada con el ajo, donde añadiremos las patatas cascadas cuando ya esté listo. Dejamos que se rehoguen y añadimos pimentón, cubrimos de caldo, salamos y ya metemos la pimienta, el laurel, las hebras de azafrán y dejamos que todo se cueza durante unos 25 minutos a fuego medio. La gracia es que las patatas se rompan un poco, pero no todas, así que prestemos atención a que queden tiernas aunque no desmenuzadas. Imágenes | DAP En DAP | Potaje de vigilia En DAP | Garbanzos con espinacas - La noticia El guiso de patatas más particular de Semana Santa también es el más barato y reconfortante fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Jaime de las Heras .
Apelar a las recetas de Semana Santa no significa renunciar al sabor. La realidad sobre estas elaboraciones tan tradicionales en las que se prescindía de la carne es la de una cocina humilde y sustanciosa que, con algunos trucos, permitía dar sabor a unas buenas patatas.
Como vemos, no hacen falta grandes dispendios para currarse un buen plato de cuchara que, además, no haga temblar nuestra cartera. Algo que nunca está de más, viendo cómo la inflación deja tiritando nuestro monedero.
Por eso, aunque sea una receta eminentemente cuaresmal, la realidad de estas patatas viudas es que podemos prepararlas en cualquier momento del año y lo único que exigen es un poco de cariño pero veréis que no necesitan ni tiempo ni muchas horas.
La base son patatas a las que le daremos algo de gracia con un sofrito de cebolla y ajo y algunas especias como pimentón, azafrán, pimienta, laurel y un buen caldo. Puede ser un caldo de pollo, aunque en este caso dejará de ser una receta vegana, pero podéis hacerla con un caldo de verduras.
También con agua, pero van a quedar un poco más tristes, pero aún así las patatas viudas os van a dar confort y sabor sin complicaros la vida. Todo parte de un sofrito con la cebolla bien picada con el ajo, donde añadiremos las patatas cascadas cuando ya esté listo.
Dejamos que se rehoguen y añadimos pimentón, cubrimos de caldo, salamos y ya metemos la pimienta, el laurel, las hebras de azafrán y dejamos que todo se cueza durante unos 25 minutos a fuego medio. La gracia es que las patatas se rompan un poco, pero no todas, así que prestemos atención a que queden tiernas aunque no desmenuzadas.
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En DAP | Garbanzos con espinacas
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El guiso de patatas más particular de Semana Santa también es el más barato y reconfortante
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Jaime de las Heras
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