Cierra El Trompicón de Palencia, más conocido como 'El Marrano', "tras años de servicio, grasa y gloria"
El Trompicón, uno de los bares más emblemáticos y populares de Palencia, ha cerrado sus puertas para siempre tras sumar unos 65 años de historia alegrando los estómagos de vecinos y visitantes, y poniendo a prueba las analíticas de sus clientes habituales. Porque si por algo era famoso este ya mítico establecimiento, era por su olor a fritanga, sus bocadillos de torreznos o tortilla y sus raciones donde la grasa era venerada sin pudor ni temor. Conocido popularmente como 'el marrano' o 'el guarro', El Trompicón nunca rehuyó de su condición de bar de barrio de toda la vida, sin más pretensiones que dar de comer con raciones generosas a su clientela, a precios contenidos y manteniendo una carta prácticamente inamovible durante más de medio siglo. Su fama traspasó las fronteras palentinas en los últimos años gracias a las redes sociales, y no son pocos los bocadillos del lugar que desfilan por Instagram, bien reconocibles casi todos con su chorreo de grasa, marca de la casa. En Directo al Paladar 48 horas en el Cerrato Palentino: qué ver y comer en esta desconocida zona de Castilla, repleta de naturaleza (y bodegas) Terminada la Semana Santa, El Trompicón colgaba el cartel de "Cerrado por vacaciones", pero, como confirman en medios locales como El Norte de Castilla, las puertas del bar cerraban en realidad para siempre. El motivo es el mismo que lleva a echar la persiana a tantos locales con solera de pueblos y ciudades, la jubilación de su propietario por motivos de salud y la falta de relevo generacional. Abierto hacia el año 1960 en la Calle Mayor Antigua, 'el marrano' de Palencia se convirtió en un lugar de peregrinaje de jóvenes y mayores, donde tomar el bocata del recreo o reponer las fuerzas de la jornada laboral, parada obligatoria en días festivos a la hora del tapeo o ese sitio al que volver siempre cuando los palentinos expatriados regresaban al hogar. Pese a que algunos comentarios en webs de reseñas lamentaban que el lugar había bajado el nivel respecto a otras épocas, pocos clientes han protestado nunca por la ligereza de limpieza o el ambiente de fritanga que imperaba en el pequeño local. Tampoco parecía molestar mucho que su plato estrella, los torreznos, fuera un bocata más bien de gruesa panceta cocinada a la plancha. Una plancha que, bromeaban a menudo los clientes, pasaba el sabor de los chicharros del martes al resto de preparaciones. Calamares rebozados, tortilla de champiñones, callos, pinchos morunos, oreja, riñones, pepitos de toda la vida, bocadillos de lomo, con huevo frito, chorizo, morcilla... una oferta clásica de barra de bar donde también se ofertaba una genérica ensalada, eso sí, poco demandada entre su clientela habitual. Por algo sería. Imágenes | Google Maps - @esmerepost_ - @lasruiferpalencia En DAP | La iglesia más antigua y mejor conservada de España está en un pueblo de Palencia y es una joya que todo el mundo debería visitar En DAP | Esta remota aldea de Palencia tiene uno de los mejores atardeceres de Castilla y León - La noticia Cierra El Trompicón de Palencia, más conocido como 'El Marrano', "tras años de servicio, grasa y gloria" fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Liliana Fuchs .

El Trompicón, uno de los bares más emblemáticos y populares de Palencia, ha cerrado sus puertas para siempre tras sumar unos 65 años de historia alegrando los estómagos de vecinos y visitantes, y poniendo a prueba las analíticas de sus clientes habituales. Porque si por algo era famoso este ya mítico establecimiento, era por su olor a fritanga, sus bocadillos de torreznos o tortilla y sus raciones donde la grasa era venerada sin pudor ni temor.
Conocido popularmente como 'el marrano' o 'el guarro', El Trompicón nunca rehuyó de su condición de bar de barrio de toda la vida, sin más pretensiones que dar de comer con raciones generosas a su clientela, a precios contenidos y manteniendo una carta prácticamente inamovible durante más de medio siglo. Su fama traspasó las fronteras palentinas en los últimos años gracias a las redes sociales, y no son pocos los bocadillos del lugar que desfilan por Instagram, bien reconocibles casi todos con su chorreo de grasa, marca de la casa.
Terminada la Semana Santa, El Trompicón colgaba el cartel de "Cerrado por vacaciones", pero, como confirman en medios locales como El Norte de Castilla, las puertas del bar cerraban en realidad para siempre. El motivo es el mismo que lleva a echar la persiana a tantos locales con solera de pueblos y ciudades, la jubilación de su propietario por motivos de salud y la falta de relevo generacional.
Abierto hacia el año 1960 en la Calle Mayor Antigua, 'el marrano' de Palencia se convirtió en un lugar de peregrinaje de jóvenes y mayores, donde tomar el bocata del recreo o reponer las fuerzas de la jornada laboral, parada obligatoria en días festivos a la hora del tapeo o ese sitio al que volver siempre cuando los palentinos expatriados regresaban al hogar.

Pese a que algunos comentarios en webs de reseñas lamentaban que el lugar había bajado el nivel respecto a otras épocas, pocos clientes han protestado nunca por la ligereza de limpieza o el ambiente de fritanga que imperaba en el pequeño local. Tampoco parecía molestar mucho que su plato estrella, los torreznos, fuera un bocata más bien de gruesa panceta cocinada a la plancha. Una plancha que, bromeaban a menudo los clientes, pasaba el sabor de los chicharros del martes al resto de preparaciones.
Calamares rebozados, tortilla de champiñones, callos, pinchos morunos, oreja, riñones, pepitos de toda la vida, bocadillos de lomo, con huevo frito, chorizo, morcilla... una oferta clásica de barra de bar donde también se ofertaba una genérica ensalada, eso sí, poco demandada entre su clientela habitual. Por algo sería.
Imágenes | Google Maps - @esmerepost_ - @lasruiferpalencia
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Cierra El Trompicón de Palencia, más conocido como 'El Marrano', "tras años de servicio, grasa y gloria"
fue publicada originalmente en
Directo al Paladar
por
Liliana Fuchs
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