Siempre es maravilloso descubrir a un autor que te sorprende, te fascina y te hace desear leer todos sus libros. Recuerdo cuando descubrí ‘Stoner’, ese prodigio escrito por John Williams, que en su momento de publicación (1965) fue recibido tibiamente, con solo dos mil ejemplares vendidos, pero que tuvo un éxito inusitado —y apabullante— no hace tanto, muchos años después de la muerte del escritor, cuando un editor la redescubre. A veces la vida puede ser injusta a la hora de los reconocimientos, como en el caso de John Keneddy Toole , el escritor norteamericano autor de ‘La conjura de los necios’, que tras inútiles esfuerzos por publicarla se suicidó en 1969. Tantas puertas tocó su madre, que en 1980...
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