No me gusta utilizar la palabra cómic y tampoco novela gráfica, porque no considero que los tebeos, como los he llamado siempre, necesiten ser dignificados mediante una denominación que suene a algo serio, que permita a adultos leerlos sin sentir que andan perdiendo el tiempo con chiquillerías. Que haga de su afición algo respetable. Tebeo, además, es una palabra preciosa. Y muy nuestra. ¿Por qué no utilizarla? Se adoptó para designar las historias contadas con dibujos y mediante secuencias de viñetas gracias a la revista ‘TBO’, cuyo primer número fue publicado el 11 de marzo de 1917. ¿A qué se debía tan enigmático nombre? Durante algún tiempo se apuntó a que sería el acrónimo del nombre y los apellidos del...
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