Es fácil cruzarse estos días en Nueva York con conversaciones en las que alguien dice: «Ya se pueden cuestionar cosas sobre racismo, agenda LGBTQ o feminismo. Ahora con Trump se puede, no pasa nada». No importa que quien lo diga sienta indignación, guasa o alivio. La realidad es que la guerra cultural que vive EE.UU. desde hace décadas ha llegado a una nueva fase: el combate de la ideología 'woke' desde el propio Gobierno. Y con la misma fiereza con la que se impusieron el ' wokismo ' y sus aledaños en el discurso público de la primera potencia mundial , desparramados después al resto del mundo. Un peso pesado de la industria bancaria explicaba el clima de forma anónima...
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