El término 'woke', convertido en arma arrojadiza contra la izquierda por parte de los sectores conservadores, se está convirtiendo en bumerán. Aparecen acusaciones contra Donald Trump de que su agenda radical para algunos - él la califica de «sentido común» - es una nueva forma de 'wokismo'. Algunas son forzadas, como la reciente de Thomas Friedman , el columnista de 'The New York Times', en la que defiende que el «wokismo de derechas» de la política energética de Trump está «tan desprovisto de sentido común y tan alejado del interés nacional como cualquier 'wokismo' cultural de la izquierda». Y que, como ha ocurrido con los demócratas y su abandono de su electorado tradicional de clase trabajadora, esa política energética, que...
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