La falla quesera dedicada a los pastores

«Es una historia de amor». Así define Michele Buster el recorrido que le ha llevado en la actualidad hasta la céntrica avenida del Oeste, en el corazón de Valencia, para plantar una falla que significa mucho para ella. Tanto, que se ha hecho cargo de su financiación. Originaria de Estados Unidos, tras estudiar letras en la Universidad de Virginia, tomó la decisión de adherirse al programa internacional de la facultad y marchar hacía España para aprender el idioma. Aterrizó en Valencia y, como relata Michele, enseguida la ciudad y su gente le cautivaron. «Aquí me cambió la vida porque la gente era muy buena», recuerda. «Cuando me preguntaban por Valencia eso de qué tal estás, es que la gente realmente quería saber la respuesta y eso me sorprendió muchísimo, no era así en los Estados Unidos: en mi vida nadie me había preguntado eso», explica. Y añade: «Todo eso me marcó y me cambió y desde entonces Valencia ha tenido un hueco especial en mi corazón».

Años después, Michele comenzó su actividad laboral en el sector del deporte, organizando torneos de tenis y de golf e incluso trabajando en los Juegos de Barcelona 92. Vivió en diferentes partes de España, agrandando su amor por el país conforme el tiempo pasaba, y en otros países de Europa, aunque fue en Italia cuando su vida dio un giro inesperado.

Conoció al que sería su socio hasta el día de hoy, Pierluigi Sini, un italiano natural de la región de Lacio, y juntos se mudaron a Nueva York para expandir la empresa familiar de quesos de Pierluigi. Después de un tiempo y algún que otro bache, la estadounidense y el italiano decidieron cofundar su propia empresa de importación de quesos de Europa a los Estados Unidos de América.

Nace entonces Forever Cheese, la empresa que patrocina la falla que se planta este año en la céntrica Avenida del Oeste. Desde su fundación en 1998, la empresa de Michele Buster se ha convertido en una de las empresas más importantes de importación de quesos artesanales de Europa, importando toda clase de quesos al mercado norteamericano procedentes de Portugal, Croacia, Italia y Suiza, aunque son los españoles los que le han traído el éxito del que hoy goza.

Y es que los quesos españoles siempre han sido la pasión de Michele, en especial el manchego; por ello, cuando se lanzó junto a su socio en el ambicioso proyecto que tenían, solo le puso una condición: «Yo le dije: ‘Mira, a mí me encanta Italia, me encantan los quesos de tu familia, pero lo que no puedo aguantar es que aquí, en mi país, no haya un buen manchego’. Entonces hicimos un trato: si tenemos éxito con  los quesos de tu familia, me tienes que dejar ir a España a buscar un buen queso manchego.»

Y así fue. Hoy en día, la empresa con sede en Nueva York importa queso manchego, queso majorero de la isla de Fuerteventura, Cabrales de Asturias, Jumilla de Murcia y muchos otros que comercializa con nombres diferentes e innovadores para que resuenen con más fuerza y se queden en el paladar de los ciudadanos estadounidenses que los encuentren en sus tiendas y supermercados.

La actividad de la compañía no se limita a los quesos: también importa aceite de oliva, charcutería y lo que sería otro de los amores que surgieron en la vida de Michele tras su paso por España, la almendra de la variedad marcona: «Durante diez años estuve buscándola, no sabía cómo se llamaba esa almendra tan seductiva, tan buena, tan dulce y tan floral, nadie sabía decirme su nombre o dónde encontrarla», rememora, «pero en 1997 el dueño de la Central Quesera Montesinos me ayudó a organizar una misión inversa con el Gobierno de Murcia para traer diferentes compradores, fuimos  a visitar una fábrica y allí aprendí que se llamaba marcona, que se ha convertido en uno de nuestros productos estrella».

Quesos, aceites, almendras y… Nubarrones en su historia de amor con España y sus productos. Desde hace años, a Michele le preocupan los problemas a los que se enfrenta el sector primario español. La escasez de la almendra, la escasez de leche, la despoblación rural, la falta de relevo generacional y la carencia de ayudas la han empujado a lanzar un proyecto que ha llamado ‘Salvarpastores’, centrada en redes sociales, que tiene como objetivo darle voz  a pastores y ganaderos: «Quiero mostrar su día a día, resaltar su relevancia en nuestras vidas y cambiar esa imagen errónea y negativa que tiene la sociedad sobre la gente que trabaja en el campo», afirma.  Divulgar en definitiva la faceta más moderna y tecnológica de la profesión y movilizarse ante las administraciones para conseguir más apoyos para el campo. «Muchas veces las ayudas están ahí pero el ganadero, el agricultor o el pastor, entregados a una labor tan exigente y sacrificada, no tienen el tiempo o la capacidad de acceder a ellas», dice.

Todos esas reflexiones han desembocado en el final feliz de esta historia de amor de Michele con España, Valencia y la vida en el medio rural. ¿Cómo? En forma de falla. La falla que se planta este sábado y tendrá la misma temática que la iniciativa de ‘Salvarpastores’ y se plantará en la comisión Avenida del Oeste-Els Velluters con la firma del gran artista Paco Torres, en su cuarto año consecutivo trabajando con la comisión tras cosechar dos primeros premios de sección en la categoría 1ºB en 2022 y 2023 y un segundo premio en 2024. La comisión está por cierto de enhorabuena, ya que tras celebrar su 75 aniversario el año pasado también pudo conmemorar este año su ascenso a la categoría de plata y competirá este año junto a las comisiones de la 1ºA con el tercer presupuesto más alto de la división. El diseño de este monumento es obra de Ramón Plà, el modelado viene a cargo de Manuel Valera y la autoría del guion es de Olga García Salguero.

El lema de la falla, ‘Es la leche’, hace referencia, como señala Michele, a «lo cool», es decir, «los ganaderos, los pastores y sus vacas». En efecto, un gran ninot de una vaca es la pieza central de la obra, aunque no será el único animal presente, ya que el monumento tiene ovejas, cabras y perros pastores. El ninot expuesto en la exposición del Museo de Las Ciencias Príncipe Felipe, con la vista puesta en el indulto y que resume la temática del monumento, escenifica a ‘La Familia Pastor’, una saga de pastores disfrutando del esfuerzo de su trabajo y que rechaza los estereotipos generalmente asociados a la gente que trabaja en el campo, enseñando su faceta más moderna.

La obra contará con ninots en los que pastores y ganaderos se convertirán en superhéroes para resaltar  el esfuerzo, dedicación y trabajo de unas personas que son absolutamente imprescindibles en nuestras vidas, algo que no se suele tener en cuenta. Un ‘Super Ganadero’, encargado de gestionar y hacer crecer y prosperar su granja, ‘Wonder-Pastora’, protectora de cada animal del rebaño y un ‘Spider-Cabrero’ capaz de llevar la leche a todos los rincones. La finalidad es mostrar un sector que invierte en I+D, que se adapta a los tiempos y que, a la vez, conserva su esencia. Pero, como todas las fallas, la crítica siempre debe estar presente: también habrá una representación de cómo sería un mundo sin leche. Figuran un monstruo se la ha tomado entera y un niño que no puede celebrar su cumpleaños porque no tiene tarta… Michele espera que la gente que pase por este monumento, que nace de su amor y pasión por los quesos, por nuestro país y por las personas con las que trabaja, se pueda concienciar de que hay que cuidar a nuestro campo y a los que lo trabajan y le dan valor: «Yo quiero medallas para los ganaderos y pastores. Premiar la calidad de la leche, premiar su trabajo. Y la falla para mí es un modo de comunicar».

Ayudar a los jóvenes

«Yo no soy experta en ser pastor, ni en fallas, pero siempre he hecho cosas que me apasionan. Yo digo que tengo una familia muy grande, mis productores y no los considero solo clientes. Trabajamos juntos. Lo que va bien para mí, va bien para ellos. Tenemos que tener éxito uno como el otro. Y los quiero y me quieren. Con estas palabras, Michele Buster explica cómo se involucra en fomentar la formación de futuros profesionales de la gastronomía y de la industria agroalimentaria a través de la beca de un máster que financia para el Madrid Culinary Campus (MACC), en la Universidad Pontificia de Comillas, un centro universitario de formación, creación e intercambio gastronómico organizado por Vocento. Una beca con un gran valor sentimental para la estadounidense, puesto que gran parte de su interés en involucrarse en el mundo de la gastronomía ha sido en homenaje a su pareja Mikel de Luis, cocinero que falleció el año pasado.

Fotos de José Luis Bort

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