Cuba: un país en ruinas que ha salido del mapa turístico
Cuba es un país en ruinas que ha desaparecido prácticamente del mapa turístico. Con unos hoteles cuya ocupación apenas superan el 25 por ciento, la isla está viviendo una decadencia política y social que también se ve reflejada en la actividad turística. Los expertos avisan que el turismo no saldrá de su actual decadencia hasta […]

Cuba es un país en ruinas que ha desaparecido prácticamente del mapa turístico. Con unos hoteles cuya ocupación apenas superan el 25 por ciento, la isla está viviendo una decadencia política y social que también se ve reflejada en la actividad turística. Los expertos avisan que el turismo no saldrá de su actual decadencia hasta el año 2030.
Los datos oficiales reflejan una situación cruel en un país hundido por una dictadura comunista que no consigue ni siquiera maquillar la economía con unos buenos datos turísticos. Las cifras son demoledoras. Cuba recibió en 2024 un total de 2,2 millones de viajeros internacionales, casi un 10 por ciento menos que el año anterior y la peor cifra en 17 años. La caída ha sido constante desde 2019.
El turismo aportó al país 1.216 millones de dólares, un 61 por ciento menos que antes de la pandemia. La realidad social no favorece precisamente un cambio de ciclo. Cuba es actualmente un país insalubre, con constantes apagones y escasez de agua. En la Habana la basura se acumula por unas calles cada vez más vacías. Los apagones pueden durar hasta 18 horas, lo cual convierte las vacaciones en una pesadilla al no disponer de aire acondicionado durante gran parte del día para soportar el calor y la humedad que hay en Cuba.
Además, un informe elaborado por Cuba Siglo 21 afirma que más de 10.000 trabajadores calificados del sector turístico emigraron en los últimos tres años, afectando la calidad de los servicios. "Cuba se está volviendo cada día más singular por razones equivocadas y, por tanto, menos atractiva como destino turístico", ha dicho Paolo Spadoni, profesor de la Universidad de Augusta, que ha estudiado la realidad turística del país.
“¿Quién va a pagar miles de dólares por un pasaje en avión, y después por la estancia, para ir a ver el infierno? Ese segmento turístico, esa modalidad, no existe en el mundo”, ha lamentado Emilio Morales, presidente de Havana Consulting Group. (Otra aerolínea abandona Cuba)
Desde hace meses las agencias internacionales han dejado de recomendar este destino. En este contexto, Iberojet ha cancelado sus vuelos e Iberia redujo sus frecuencias el pasado año. Y hay otro problema añadido: los turistas que viajan a Cuba no pueden solicitar el ESTA para viajar a Estados Unidos y, por lo tanto, no pueden entrar en el país estadounidense.
Además, los hoteles sufren la escasez de productos: no tienen cloro para las piscinas, falta de comida, y para conseguir recursos deben coordinarse con el Gobierno cubano, lo cual se convierte es un trámite interminable. Ante esta situación, Meliá anunciaba en julio del pasado año la creación de una empresa importadora para sus hoteles en la isla ante la escasez generalizada de suministros y alimentos. Meliá es una las cadenas españolas que sigue apostando por Cuba a pesar de las grandes dificultades que existen en el país caribeño.
A pesar de la decadencia del sector turístico, el régimen cubano sigue invirtiendo en lo que considera todavía como la locomotora de la economía del país. En los primeros seis meses del año pasado Cuba destinó el 40 por ciento de sus inversiones a actividades vinculadas al turismo como hoteles, restaurantes y activos inmobiliarios. Cuba invirtió 4,6 veces más en la construcción de habitaciones de hoteles que en educación, salud o agricultura.