La tabla de cortar el jamón, con sus tacos bien hermosos, desfilaba por la contrabarrera del 4. Lloviznaba, pero a los de la peña jamonera poco les importaba. Como a la mayoría del público , aunque muchos se subieron a la zona cubierta para no mojarse, que por momentos el cielo apretaba. Se celebraba la matinal de rejones y el tiempo no acompañó lo suficiente, lo que restó afluencia en los tendidos, cubiertos en algo más de su mitad. Poco para la presencia de la máxima figura del toreo a caballo (pero una entrada que hubiesen firmado más de una figura a pie de las que llevan años y años), que lo demostraría nuevamente en el ruedo regalando las faenas...
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