Simon Hanselmann, el dibujante indie que disfruta "mucho de la vida" estando "miserablemente deprimido y ansioso"
Fulgencio Pimentel publica 'Café Romántica', una sucesión de situaciones alocadas y humor grotesco que recopila rarezas y fanzines del autor australiano asentado en California'No digas nada' de Astrid Gil-Casares, literatura para sanar las heridas que no podemos perdonarles a nuestras madres Los cómics de Simon Hanselmann (Launceston, Tasmania, 1982) tienen algo especial. No son exactamente comedias, aunque el humor, casi siempre grotesco, esté presente. En cierta forma, puede considerarse heredero de la tradición underground, y una actualización del slice of life de los años 90. El referente de Peter Bagge y su Odio parece inevitable cuando hablamos de una obra que refleja las andanzas de un grupo de amigos —más o menos— sin oficio ni beneficio, que pasan los días tirados en el sofá, viendo la tele y consumiendo todo tipo de drogas. Pero las historias de Hanselmann se mueven en un terreno diferente, y el lector se da cuenta de inmediato, cuando descubre que están protagonizadas por Megg, una bruja de piel verde; Mogg, un gato que es su pareja; Búho, un búho antropomórfico, y Werewolf Jones, un hombre lobo absolutamente desquiciado. Hanselmann tiene una habilidad especial para mezclar tonos y para reflejar la apatía, la depresión y el vacío vital de sus personajes sin caer en el melodrama y sin renunciar nunca a mostrar el esperpento de sus vidas. Pero también es capaz de pasar de lo cómico a lo descarnadamente emocional de una viñeta a otra. Tal y como él mismo explica en conversaciones con este periódico: “Mis cómics son una expresión de la existencia diaria. La comedia y el horror de la vida. Simplemente intento escribir de manera honesta y directa. Disfruto mucho de la vida y encuentro mucho humor en las cosas, al tiempo que estoy miserablemente deprimido y ansioso”. Tras siete libros publicados por la editorial Fulgencio Pimentel, llega a las librerías estos días Café Romántica, una recopilación de fanzines, colaboraciones, historias cortas y rarezas relacionadas con la serie. “Es la versión española de Seeds and Stems, que salió en inglés en 2020”, aclara el autor. “Puede considerarse una recopilación de caras B y rarezas de la serie, el material raro que se queda fuera de los álbumes. Aunque muchas veces las caras B son las mejores canciones, así que probablemente este sea mi libro favorito de todos”, añade. En el trabajo de selección, ha sido clave la labor de los editores de Fulgencio Pimentel, César Sánchez y Alberto García Marcos, que han dado un toque especial al libro, como explica el propio Hanselmann: “Jugaron con el orden de las historias, pusieron algunas y quitaron otras. Confío en ellos y les dejo hacer lo que quieran, así que hay cosas muy raras en esta edición, ¡es mucho más extraña que la americana!”. Tras una elegante portada en la que el personaje de Búho emula a Bryan Ferry en la cubierta de Another Time, Another Place (1974), se halla una colección de situación alocadas, malas experiencias con drogas, intentos de sexo sado que terminan en bajón y alguna pirueta narrativa, como la que se encuentra “XMP-165”, una historia que incluye en sus páginas la película inventada que ven los personajes en el cine. Las diferentes piezas incluidas en el libro provienen de fuentes tan variadas como Kramers Ergot, una antología de cómic coordinada por Sammy Harkham, múltiples fanzines autoeditados por Hanselmann y hasta una colaboración para la revista Playboy. El dibujante pone en juego diferentes técnicas y papeles de colores variados en esta colección, pero mantiene una constante: todas las historias están hechas únicamente por Simon Hanselmann. “Generalmente me gusta trabajar solo —aclara—. Hace poco di una charla en el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles y me preguntaron por cuál sería mi colaboración soñada. Mi respuesta fue que ninguna”. A pesar de ello, el dibujante ha tenido que adaptarse al trabajo en equipo: “Estoy haciendo un puñado de guiones para televisión, así que me he acostumbrado a las notas infinitas y a tener que hacer concesiones y descartar cosas que me gustan. Pero lo que prefiero es estar solo, con total autonomía y control completo. Por eso los cómics son mi medio favorito, porque es simple y directo. Monástico”.

Fulgencio Pimentel publica 'Café Romántica', una sucesión de situaciones alocadas y humor grotesco que recopila rarezas y fanzines del autor australiano asentado en California
'No digas nada' de Astrid Gil-Casares, literatura para sanar las heridas que no podemos perdonarles a nuestras madres
Los cómics de Simon Hanselmann (Launceston, Tasmania, 1982) tienen algo especial. No son exactamente comedias, aunque el humor, casi siempre grotesco, esté presente. En cierta forma, puede considerarse heredero de la tradición underground, y una actualización del slice of life de los años 90. El referente de Peter Bagge y su Odio parece inevitable cuando hablamos de una obra que refleja las andanzas de un grupo de amigos —más o menos— sin oficio ni beneficio, que pasan los días tirados en el sofá, viendo la tele y consumiendo todo tipo de drogas. Pero las historias de Hanselmann se mueven en un terreno diferente, y el lector se da cuenta de inmediato, cuando descubre que están protagonizadas por Megg, una bruja de piel verde; Mogg, un gato que es su pareja; Búho, un búho antropomórfico, y Werewolf Jones, un hombre lobo absolutamente desquiciado.
Hanselmann tiene una habilidad especial para mezclar tonos y para reflejar la apatía, la depresión y el vacío vital de sus personajes sin caer en el melodrama y sin renunciar nunca a mostrar el esperpento de sus vidas. Pero también es capaz de pasar de lo cómico a lo descarnadamente emocional de una viñeta a otra. Tal y como él mismo explica en conversaciones con este periódico: “Mis cómics son una expresión de la existencia diaria. La comedia y el horror de la vida. Simplemente intento escribir de manera honesta y directa. Disfruto mucho de la vida y encuentro mucho humor en las cosas, al tiempo que estoy miserablemente deprimido y ansioso”.
Tras siete libros publicados por la editorial Fulgencio Pimentel, llega a las librerías estos días Café Romántica, una recopilación de fanzines, colaboraciones, historias cortas y rarezas relacionadas con la serie. “Es la versión española de Seeds and Stems, que salió en inglés en 2020”, aclara el autor. “Puede considerarse una recopilación de caras B y rarezas de la serie, el material raro que se queda fuera de los álbumes. Aunque muchas veces las caras B son las mejores canciones, así que probablemente este sea mi libro favorito de todos”, añade. En el trabajo de selección, ha sido clave la labor de los editores de Fulgencio Pimentel, César Sánchez y Alberto García Marcos, que han dado un toque especial al libro, como explica el propio Hanselmann: “Jugaron con el orden de las historias, pusieron algunas y quitaron otras. Confío en ellos y les dejo hacer lo que quieran, así que hay cosas muy raras en esta edición, ¡es mucho más extraña que la americana!”.
Tras una elegante portada en la que el personaje de Búho emula a Bryan Ferry en la cubierta de Another Time, Another Place (1974), se halla una colección de situación alocadas, malas experiencias con drogas, intentos de sexo sado que terminan en bajón y alguna pirueta narrativa, como la que se encuentra “XMP-165”, una historia que incluye en sus páginas la película inventada que ven los personajes en el cine. Las diferentes piezas incluidas en el libro provienen de fuentes tan variadas como Kramers Ergot, una antología de cómic coordinada por Sammy Harkham, múltiples fanzines autoeditados por Hanselmann y hasta una colaboración para la revista Playboy.
El dibujante pone en juego diferentes técnicas y papeles de colores variados en esta colección, pero mantiene una constante: todas las historias están hechas únicamente por Simon Hanselmann. “Generalmente me gusta trabajar solo —aclara—. Hace poco di una charla en el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles y me preguntaron por cuál sería mi colaboración soñada. Mi respuesta fue que ninguna”. A pesar de ello, el dibujante ha tenido que adaptarse al trabajo en equipo: “Estoy haciendo un puñado de guiones para televisión, así que me he acostumbrado a las notas infinitas y a tener que hacer concesiones y descartar cosas que me gustan. Pero lo que prefiero es estar solo, con total autonomía y control completo. Por eso los cómics son mi medio favorito, porque es simple y directo. Monástico”.
El alocado reparto de personajes de la serie, que lleva el título genérico de Megg, Moog y Búho, es la clave de su éxito, no solo por las relaciones que establecen entre ellos, sino porque juntos cubren todo el abanico de los estados de ánimo. “Yo veo a Búho como el hombre recto, el ”hombre normal“ que sufre —desarrolla Hanselmann—, Werewolf Jones es el ”ello“ sin restricciones, el hombre salvaje; Megg simplemente no vale para nada y está deprimida, y Mogg es un gilipollas”, remata.
Los hemos visto en todo tipo de situaciones, aunque no siempre es fácil establecer una continuidad entre los diferentes volúmenes de la serie. “Se ha liado todo mucho, con diferentes líneas temporales por todas partes”, reconoce Hanselmann. “La pandemia de 2020 me desbarató por completo, y, en lugar de seguir con la historia principal de Megg teniendo que lidiar con su madre yonqui y las consecuencias de la mudanza de Búho, acabé haciendo una línea alternativa, un ‘webcómic pandémico’ (Zona Crítica, 2022)”. Tras dos libros “extraños y agresivos, que no parecieron gustarle a nadie”, Hanselmann se ha autopublicado una obra en la que Megg y Mogg se enfrentan al fin del mundo, que el autor también considera una historia alternativa.
A pesar de todo, Simon Hanselmann reconoce que necesita continuar la historia principal, aunque sus circunstancias actuales no se lo ponen fácil. “Francamente, ahora mismo no puedo enfrentarme a ello, porque es todo autobiográfico, acerca de mi madre, que está perdiendo la cabeza, probablemente muriéndose… Es demasiado. Así que estoy dibujando un cómic tontorrón de zombies, y estoy a punto de empezar un fanzine seriado en tono de comedia. No me siento capaz de lidiar con mis demonios, solo quiero algo de escapismo”, afirma el autor australiano, actualmente afincado en Los Ángeles.
A ello hay que sumarle otra circunstancia, en este caso más feliz: “Ahora tengo una hija, que es el foco de mi vida, mi fuente principal de alegría. Así que estoy trabajando más lentamente que antes. ¡Soy un workalcóholico en recuperación! Cuando puedo, me pongo a trabajar a tope: salen dos cómics nuevos el mes que viene, trabajo en las cosas de la tele, y tengo proyectados varios libros. ¡Werewolf Jones seguirá muriendo en múltiples líneas temporales, para deleite y confusión de los lectores!”.