Por culpa del puto libro
Este thriller tiene como protagonista a un director de documentales que, tras su caída en desgracia por un escándalo, inicia la grabación de un true crime sobre una secta de la Alpujarra granadina que tuvo, allá en los 90s, un final sangriento. Durante el proceso de documentación, sin embargo, los entrevistados empezarán a desaparecer. En... Leer más La entrada Por culpa del puto libro aparece primero en Zenda.

Este thriller tiene como protagonista a un director de documentales que, tras su caída en desgracia por un escándalo, inicia la grabación de un true crime sobre una secta de la Alpujarra granadina que tuvo, allá en los 90s, un final sangriento. Durante el proceso de documentación, sin embargo, los entrevistados empezarán a desaparecer.
En este Making Of, Jesús Cañadas cuenta el origen de Fundido a negro (NdNovela).
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Todo por culpa del puto libro, por supuesto. Si no, de qué. Si no, de qué me iba a despertar yo de madrugada con una taquicardia que creía que me moría. Taquicardia, te digo. Con el corazón a mil por hora. Y lo peor, lo otro. Lo peor, lo que no era la taquicardia. Lo peor, despertarme con esas dos frases que me martilleaban el coco:
Vienen a por ti.
Y todo había sido por culpa del puto libro. Un true crime, ni más ni menos: dos niñatos pijos que un día de 2016 se pusieron de coca hasta arriba, contrataron a un chaval que se prostituía, lo torturaron y lo mataron en un piso alquilado en el corazón de Roma. Uno de los libros más violentos que he leído, aunque en realidad tenga poquísimas escenas de violencia explícita. Lo que sí tienes es un aura malsana. El libro te provoca una sensación de desasosiego constante, una gota malaya que no te deja en paz y que te termina provocando una puta taquicardia en mitad de la noche.
Siempre he querido escribirle al autor para acordarme de su puñetera madre. Y no es un insulto, es un cumplido. Porque, aunque a nuestras madres no les haga gracia, los autores de thriller disfrutamos cada vez que un lector o una lectora nos escribe para decirnos que no han dormido bien por nuestra culpa, que han tenido que encender varias luces después de leer ese capítulo en concreto de nuestra novela, que se han levantado con mal cuerpo al recordar ese momento en concreto.
Por eso me gustaría encontrarme algún día al autor y acordarme de su puñetera madre, pero también darle las gracias, porque gracias a esa sensación nació la Fundido a negro.
Después de la taquicardia, me pasé bastante tiempo dándole vueltas a lo que me había pasado, a cómo me había hecho sentir aquel libro, a qué teclas me había tocado por dentro. Y decidí hacer lo que hacemos los más torpes de la clase: copiarnos del listo. Empecé a plantearme si sería capaz de escribir una historia así, una novela en la que imperase esa sensación de desasosiego constante, ese «aquí se va a liar gorda». Pero yo no sé nada de hacer true crimes. Lo que sí sé es hacer ficción. Ahí tomé la decisión: una ficción vestida de true crime. Un true crime vestido de ficción. Una novela que narrase cómo se hace un true crime, cómo se realizan las entrevistas, cómo se indaga, se investiga, se llega a callejones sin salida, se desentraña la verdad de un caso que ya está más que muerto, enterrado y descompuesto.
Por eso elegí carne pura de true crime: una secta. Una secta mariana, perdida en mitad de un paraje vacío. Aislado. Con trazos de Wild wild country, de El culto Love has won, de Waco, de Jim Jones… y de todos esos grupos de iluminados que terminan con una explosión de sangre, vísceras, veneno y disparos. Pero allí, no. Aquí. Aquí mismo, al lado de tu casa. En la Alpujarra granadina. Thriller de proximidad. Truculencia de kilómetro cero. Pólvora de Puerto Hurraco. Puñaladas con acento.
Sin embargo, decidí subir la apuesta. ¿Y si el true crime que iba a contar no estaba tan muerto como parecía? ¿Y si los supervivientes empezasen a desaparecer después de que los entrevistasen para el documental?
Así empezó a desarrollarse la trama de Fundido a negro. Luego me compliqué la vida, por supuesto. La novela se convirtió en el propio documental. Aparecieron capítulos en forma de vídeos antiguos, otros con cámaras ocultas, glitches, grabaciones simultáneas. Resultó que su protagonista era un director cancelado. La misma novela física se transformó en una cinta VHS. Echadle un ojo en una librería si no me creéis. Ahora es un bloque negro, negro como el fondo de un pozo donde podría caerse una niña… y donde podría aparecer la Virgen.
Y todo por una puta taquicardia. Todo por un puto libro. Por esas dos frases que se me clavaron tan hondo que las acabé metiendo en la novela.
Están aquí.
Vienen a por ti.
Dos frases que, espero, os acaben despertando en mitad de la noche con taquicardia. Os podéis cagar en mi puñetera madre, no pasa nada. Os lo agradeceré.
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Autor: Jesús Cañadas. Título: Fundido a negro. Editorial: NdeNovela. Venta: Todos tus libros.
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