Pitu Roca, en la defensa del vino mediterráneo: "Si quitamos el alcohol al vino, quitamos vida, alma e historia"

Subido en el escenario de la ponencia inaugural del Simposio de Vinos Mediterráneos, organizado en la bodega Perelada, en el Empordà, Josep 'Pitu' Roca, sumiller de Celler de Can Roca sentó cátedra sobre cultura del vino, sobre moderación, sobre no ser todos iguales y sobre defender la identidad a todos los niveles, desde la copa a la manera de vivir. Convertido en un ambicioso congreso aunque recién nacido, el Simposio se extendió durante todo un día para intentar perfilar esas realidades mediterráneas del vino que, más allá de países, pueden unir a bodegas y viticultores en la defensa de un territorio y de una forma de vida enraizada en la cultura. Y eso, precisamente, es lo que defendió Pitu Roca a una sala abarrotada en la que advirtió la importancia de proteger al vino, pero desde la vida, no desde meterlo en libros o museos. Tampoco en estandarizarlo ni clasificarlo. O en hacerlo demasiado técnico o, incluso, en tener que comulgar con ruedas de molino y pasarlo por el filtro del vino desalcoholizado, una tendencia que pretende ganar fuerza en favor de un mundo más saludable, pero que también hace aguas. Josep 'Pitu' Roca durante su ponencia. "En 2006 usamos un vino desalcoholizado en Celler de Can Roca para servirlo con unos ñoquis de mantequilla", explicaba. "En 2017 estuve a punto de sacar una patente para seis botellas en las que reducir el alcohol a 11, 6 y 4 grados. Me reuní con inversores, no pude dormir en tres días y al final renuncié al contrato", indicaba desde el estrado. "No me gusta el vino desalcoholizado y no creo en él", incidía. "No hace falta quitarle el alcohol, para eso quizá sea mejor no beber vino", sostenía al recordar que "tenemos que aceptar la moderación, pero la cultura es entera; si quitamos el alcohol al vino, quitamos vida, alma e historia. Lo acercamos al mundo healthy, pero podemos tener salud también bebiendo menos vino", explicaba. "Tenemos que aceptar la moderación, pero la cultura es entera; si quitamos el alcohol al vino, quitamos vida, alma e historia". Muy crítico también con la enseñanza reglada, Pitu Roca rompió una lanza a favor de la diversidad del vino, de su diversión, del carácter histórico y cultural y su arraigo a una forma de beberlo y de entenderlo que no está en los libros. "En este momento acelerado y monolenguaje donde el inglés lo domina todo, donde todo lo anglosajón domina, reivindico las raíces de las lenguas del Mediterráneo", añadía. "La mirada, el instinto, más que lo calculable; la creatividad y la inspiración pura y que no todo esté encorsetado en cajas. Creo que el vino no solo se puede ver desde la perspectiva del Master of Wine o del Master Sommelier. Tiene que estar vinculado a sentir la tierra y a comprender la realidad del mundo del vino, que está vivo. No puede ser la única aspiración estudiar esos bloques y esos libros que, cuando se escriben, se convierten en pasado", catalogó. En 2006, Pitu Roca presentaba alternativas de vinos desalcoholizados. Hoy rechaza que el futuro del vino vaya por ese camino. Ante ello, recomienda "visitar bodegas y escuchar a las personas de campo, de las bodegas" lo cual considera "más importante, inspirador y lleno de plenitud hoy donde parece que la sensación del título está por encima de la experiencia". Una realidad a la que no es ajena. "Llevo 25 años dando clases y veo una excesiva obsesión por los títulos. Hay que vivir la vida del vino y escuchar a la gente, no a la tecnocracia", relativizada. Pitu Roca cree que con la nueva tendencia del vino "perdemos el mensaje de la luz, del sol, del color, de la madurez". Y, ante ello, cultura. Mediterránea y del vino. En este Mare Nostrum, el vino ha impregnado todo desde hace milenios. Existe una tradición arraigada al vino, a comprenderlo, a beberlo, a amarlo, a haberlo heredado. Elementos que, por ejemplo, no sucede en países como Australia o Nueva Zelanda, donde es una bebida, no un elemento cultural. También, ante eso, se rebela Pitu Roca y sobre la estandarización que el mundo del vino vive hoy donde el Mediterráneo, a priori, pierde posiciones dentro de esta nueva ola. "En ese punto de buscar frescura, ligereza, la parte sutil y más resbaladiza del vino en el paladar, también perdemos el mensaje de la luz, del sol, del color, de la madurez", alegaba en esa tendencia actual de hacer vinos muy etéreos, un mundo en el que lo Mediterráneo no se puede calcar. Pitu Roca, delante del Castell Perelada. "Un elaborador me vino con una garnacha tintotera de Jumilla con diez grados y me dijo 'Como a ti, que te gustan tanto los vinos del Jura, de Auvernia y del Loira, este te va a encantar' y cuando me preguntó qué sentía, le respondí que sentía tristeza", confesaba el sumiller de Celler de Can Roca. "Sentí tristeza y que no tenía sentido porque no todo

Mar 26, 2025 - 19:31
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Pitu Roca, en la defensa del vino mediterráneo: "Si quitamos el alcohol al vino, quitamos vida, alma e historia"

Pitu Roca, en la defensa del vino mediterráneo: "Si quitamos el alcohol al vino, quitamos vida, alma e historia"

Subido en el escenario de la ponencia inaugural del Simposio de Vinos Mediterráneos, organizado en la bodega Perelada, en el Empordà, Josep 'Pitu' Roca, sumiller de Celler de Can Roca sentó cátedra sobre cultura del vino, sobre moderación, sobre no ser todos iguales y sobre defender la identidad a todos los niveles, desde la copa a la manera de vivir.

Convertido en un ambicioso congreso aunque recién nacido, el Simposio se extendió durante todo un día para intentar perfilar esas realidades mediterráneas del vino que, más allá de países, pueden unir a bodegas y viticultores en la defensa de un territorio y de una forma de vida enraizada en la cultura.

Y eso, precisamente, es lo que defendió Pitu Roca a una sala abarrotada en la que advirtió la importancia de proteger al vino, pero desde la vida, no desde meterlo en libros o museos. Tampoco en estandarizarlo ni clasificarlo. O en hacerlo demasiado técnico o, incluso, en tener que comulgar con ruedas de molino y pasarlo por el filtro del vino desalcoholizado, una tendencia que pretende ganar fuerza en favor de un mundo más saludable, pero que también hace aguas.

Img 8811 Josep 'Pitu' Roca durante su ponencia.

"En 2006 usamos un vino desalcoholizado en Celler de Can Roca para servirlo con unos ñoquis de mantequilla", explicaba. "En 2017 estuve a punto de sacar una patente para seis botellas en las que reducir el alcohol a 11, 6 y 4 grados. Me reuní con inversores, no pude dormir en tres días y al final renuncié al contrato", indicaba desde el estrado.

"No me gusta el vino desalcoholizado y no creo en él", incidía. "No hace falta quitarle el alcohol, para eso quizá sea mejor no beber vino", sostenía al recordar que "tenemos que aceptar la moderación, pero la cultura es entera; si quitamos el alcohol al vino, quitamos vida, alma e historia. Lo acercamos al mundo healthy, pero podemos tener salud también bebiendo menos vino", explicaba.

"Tenemos que aceptar la moderación, pero la cultura es entera; si quitamos el alcohol al vino, quitamos vida, alma e historia".

Muy crítico también con la enseñanza reglada, Pitu Roca rompió una lanza a favor de la diversidad del vino, de su diversión, del carácter histórico y cultural y su arraigo a una forma de beberlo y de entenderlo que no está en los libros.

"En este momento acelerado y monolenguaje donde el inglés lo domina todo, donde todo lo anglosajón domina, reivindico las raíces de las lenguas del Mediterráneo", añadía.

"La mirada, el instinto, más que lo calculable; la creatividad y la inspiración pura y que no todo esté encorsetado en cajas. Creo que el vino no solo se puede ver desde la perspectiva del Master of Wine o del Master Sommelier. Tiene que estar vinculado a sentir la tierra y a comprender la realidad del mundo del vino, que está vivo. No puede ser la única aspiración estudiar esos bloques y esos libros que, cuando se escriben, se convierten en pasado", catalogó.

Img 8828 En 2006, Pitu Roca presentaba alternativas de vinos desalcoholizados. Hoy rechaza que el futuro del vino vaya por ese camino.

Ante ello, recomienda "visitar bodegas y escuchar a las personas de campo, de las bodegas" lo cual considera "más importante, inspirador y lleno de plenitud hoy donde parece que la sensación del título está por encima de la experiencia".

Una realidad a la que no es ajena. "Llevo 25 años dando clases y veo una excesiva obsesión por los títulos. Hay que vivir la vida del vino y escuchar a la gente, no a la tecnocracia", relativizada.

Pitu Roca cree que con la nueva tendencia del vino "perdemos el mensaje de la luz, del sol, del color, de la madurez".

Y, ante ello, cultura. Mediterránea y del vino. En este Mare Nostrum, el vino ha impregnado todo desde hace milenios. Existe una tradición arraigada al vino, a comprenderlo, a beberlo, a amarlo, a haberlo heredado. Elementos que, por ejemplo, no sucede en países como Australia o Nueva Zelanda, donde es una bebida, no un elemento cultural.

También, ante eso, se rebela Pitu Roca y sobre la estandarización que el mundo del vino vive hoy donde el Mediterráneo, a priori, pierde posiciones dentro de esta nueva ola.

"En ese punto de buscar frescura, ligereza, la parte sutil y más resbaladiza del vino en el paladar, también perdemos el mensaje de la luz, del sol, del color, de la madurez", alegaba en esa tendencia actual de hacer vinos muy etéreos, un mundo en el que lo Mediterráneo no se puede calcar.

Img 8828 Pitu Roca, delante del Castell Perelada.

"Un elaborador me vino con una garnacha tintotera de Jumilla con diez grados y me dijo 'Como a ti, que te gustan tanto los vinos del Jura, de Auvernia y del Loira, este te va a encantar' y cuando me preguntó qué sentía, le respondí que sentía tristeza", confesaba el sumiller de Celler de Can Roca.

"Sentí tristeza y que no tenía sentido porque no todo vale, porque ese vino tenía que representar una luz. Era un vino natural, pero estaba desnaturalizado desde el gesto prematuro de no dejar vivir la uva", explicaba.

Img 8814 Josep 'Pitu' Roca en el escenario del Simposio de Vinos Mediterráneos.

"Desde un punto de vista de una fruta, necesita un espacio, un tiempo y una sazón, y cuando provocamos excesivamente con esa recolección temprana estamos interviniendo más que si ponemos todos los elementos de ayuda en la vinificación", aclaraba.

Para él, "el Mediterráneo es sol, calor, color e identidad" y lamentaba que "desde la estricta idea de búsqueda de parecerse a algo" se esté perdiendo intensidad. Una visión en la que defiende a ese Mediterráneo bien entendido: "no la uva atrofiada y no tensa, pero sí tersa. No inmadura, ni verde, sino en su punto exacto".

Imágenes | Jaime de las Heras

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La noticia Pitu Roca, en la defensa del vino mediterráneo: "Si quitamos el alcohol al vino, quitamos vida, alma e historia" fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Jaime de las Heras .