Hacia el este, siempre hacia el este

El grupo emprende un itinerario que «tal vez sea triste a la par que hermoso», durante el cual cada uno de ellos, y muy especialmente el protagonista que lleva por nombre H.H., espera crecer. Pero existe un riesgo patente en cualquier itinerario, que es que algo ajeno a uno mismo le obligue a abandonar. En... Leer más La entrada Hacia el este, siempre hacia el este aparece primero en Zenda.

Feb 18, 2025 - 07:47
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Hacia el este, siempre hacia el este

Que Oriente ha sido y será un lugar mágico, el sitio desde el que llegaron mil noches y una noche o la espiritualidad del budismo, no lo pone nadie en duda, y mucho menos Hermann Hesse (Calw, 1877 – Montagnola, 1962). Ahí está su Siddhartha, por ejemplo, para demostrarlo, aunque las intenciones de explorar cómo mejorar en alma humana, con influencia de la cultura oriental, se pueden buscar en otros títulos, como El lobo estepario o El juego de los abalorios. El título de este relato, escrito en 1932, en el oscuro periodo de entreguerras, es una confesión en ese sentido: hay que intentar llegar a los lugares donde se encuentra la sabiduría, porque en la región en la que vivimos sólo hay tintes negros. Pero Hesse era muy consciente de que el alma, como el viaje, es interior. De ahí la ingenuidad que caracteriza a los miembros del grupo que emprende este viaje, esta búsqueda, en la que cada loco carga con su tema: «la cuestión era que nuestro Oriente no solo era una tierra, un punto geográfico, sino que era el hogar y juventud del alma, estaba por todas partes y en ninguna, era la unión de todos los tiempos».

"Del viaje, la compañía, la pérdida, la comunidad o el aprendizaje que nos muestra Hesse podría extraerse una lectura metafórica"

El grupo emprende un itinerario que «tal vez sea triste a la par que hermoso», durante el cual cada uno de ellos, y muy especialmente el protagonista que lleva por nombre H.H., espera crecer. Pero existe un riesgo patente en cualquier itinerario, que es que algo ajeno a uno mismo le obligue a abandonar. En la ruta que va desde la civilización a la pureza no cesarán de surgir escollos. Y estos pueden llegar al límite cuando suponen la desaparición de uno de nosotros, que puede ser el más querido, algo así como el hermano pequeño cuya inocencia nos gustaría ser capaces de reproducir. Hay situaciones en las que nos enfrentamos con lo que somos, cuando estamos llevando a cabo un proyecto en el que la bandera es lo que deberíamos ser. H.H. regresa a casa con la duda de si su acto puede considerarse una traición, y para resolverlo pone en marcha la memoria y así comienza a relatar. Pero el relato no es tan sencillo: «Y esa duda no solo formula la siguiente pregunta: “¿Tu historia se puede contar?”. Sino también la de “¿Era vivible?”».

"Y es que uno de los temas que subyacen al relato es la vida que hay en los personajes de ficción, que en ocasiones es más voluminosa que la que poseen los creadores"

Del viaje, la compañía, la pérdida, la comunidad o el aprendizaje que nos muestra Hesse podría extraerse una lectura metafórica, que se carga de sentido cuando apunta que «En ningún sitio hay una unidad, un centro, un eje sobre el que la rueda pueda girar». Pero Hesse no se limitará a un relato de corte espiritual, pues siendo, como es, un gran narrador, necesita que la rueda de la imaginación gire y recurre a algo con cierto corte gótico: un encuentro sorprendente con el desaparecido, una suerte de secta con sus jueces y jurados, la posibilidad de la condena del alma, el juicio. Y el narrador involucrado en ello con cierto fanatismo: «Y lo haré, mientras siga siendo posible, teniendo presente el primer fundamento de nuestra gran época: nunca confiar, nunca dejarme engañar por los principios de mi razón, siempre creer con más fervor en la fe que en la supuesta realidad». Supuesta realidad, es decir, posible ficción. Y es que uno de los temas que subyacen al relato es la vida que hay en los personajes de ficción, que en ocasiones es más voluminosa que la que poseen los creadores. En cualquier caso, como nos viene a recordar Hesse, durante la lectura estos son reales. De ahí que nos intrigue su suerte, que nos importen las sorpresas que les va deparando el destino, aunque detrás de este esté un autor. Como siempre, Hesse nos invita a reflexionar.

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Autor: Hermann Hesse. Título: Viaje al Oriente. Traducción: Nuria Molines Galarza. Editorial: WunderKammer. Venta: Todos tus libros.

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